La revolución.

Secuelas

- ¿Qué?

- No te hagas la tonta... me has entendido perfectamente - sonreí

- Pero Ana... - dijo paralizada - ¿me estás diciendo que me venga a vivir contigo?

Asentí ilusionada y ella se sentó en el sofá.

- Mi amor... - me acarició seria - me parece un detalle precioso que me pidas algo así pero me parece un poco pronto...

- Tienes razón, perdona... - dije avergonzada - me he venido arriba, creo que estoy un poco borracha todavía - forcé una sonrisa pero estoy segura de que se me pudo notar la decepción en la cara.

- Eh... - me levantó la cara agarrándome el mentón - que si tú quieres de verdad, me voy a por las maletas ahora mismo...

- No, déjalo Mimi de verdad ha sido una tontería
Le volví a sonreir desganada y me eché en el sofá después de alcanzar la manta y taparme. No quería que se diera cuenta pero estaba realmente irritada.

- Ana... - se acercó a mí y me rodeó con sus brazos para taparse ella también - mírame - esperó a que abriera los ojos - vamos a pasar todas las noches juntas, aquí o en mi casa, no me voy a separar de tí...

- Mimi para ya - le interrumpí - ya está de verdad, necesito dormir - acomodé mi cabeza y cerré los ojos de nuevo, sentía que el nudo que tenía en la garganta crecía por segundos y no tardaría en explotar.

- Ahora me haces sentir mal - se volvió a sentar y se cruzó de brazos

- ¿Y como crees que me siento yo? - me senté también - tú no tuviste ningún problema en meter a Alba en tu casa mientras estaba yo, y además aquel día que llegué de no se dónde también estaba ella allí entrando con tus llaves y cuidándote del resfriado, sin embargo ahora te cagas de miedo cuando yo te pido que vivamos juntas - suspiré y me recogí el pelo - mira Mimi, antes estabas destrozada y no he querido remover la mierda de los cuernos pero joder, es muy duro y necesito ver algo de interés por tu parte, no sé, algo de compromiso para asegurarme de que las dos queremos lo mismo...

- ¿Compromiso? - preguntó temblorosa

- Mírate - la señalé - te has puesto amarilla solo pronunciando la palabra - me levanté

- Ana dame tiempo, joder... estoy asustada y quiero hacer las cosas despacio y bien

- Mimi no te estoy pidiendo matrimonio... - negué mirándola - solo quiero aprovechar el tiempo contigo. Llegar de algún viaje y saber que estaremos aquí esperándonos la una a la otra siempre. - me froté los ojos - llámame idiota pero me hacía ilusión - le sonreí triste - sé que eres una tía muy independiente y muy libre y te aseguro que eso lo respetaría siempre pero...

- ¿Qué? Ana... ¿Todo esto es porque te he dicho que es muy pronto para vivir juntas o es por haberme acostado con Alba? - estaba desconcertada y algo enfadada - porque la que no entiende una mierda ahora soy yo, hace un momento todo estaba bien...

- Es por todo Mimi, creo que tú libertad y tú miedo me vienen un poco grandes - la miré a punto de llorar - y perdóname pero no me creo que aquella noche no sintieras nada - tragué saliva

- ¿Perdona? - había conseguido enfadarla - estoy flipando de verdad...

- Vale que montaras el teatrito para que yo os pillara pero oye... el polvo lo echaste y no me digas que no lo disfrutaste porque no me creo nada

- Madre mía Ana, es que no sabes cómo te equivocas... - se levantó - estamos teniendo una conversación absurda así que es mejor que me vaya a mi casa y hablemos otro día porque me va a petar la cabeza, de verdad...