11. Gwen

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Mientras me cambiaba pude ver una fotografía mía y de Peter en su escritorio. Bueno, no era yo, sino la Gwen que perteneció a este mundo. Yo había sido mordida por una araña radioactiva que terminó muerta y ahora era una especie de Spider-Woman. Decidí guardar mi traje en una pequeña mochila negra por si lo necesitaba.

Yo sabía que me había esfumado aquí, no sabía muy bien lo que había sucedido,  pero no estaba segura de que fuera algo bueno. Menos sabiendo que en mi mundo, Peter desapareció al morir.

Observé la foto, sabiendo que no importaba si me tardaba, pues parecía ser que Peter y Porker estaban discutiendo un asunto importante del cual yo no podía ser parte.

Gwen tenía el cabello como yo, pero mucho más largo y lacio, cayendo por ambos lados de su rostro. Una enorme sonrisa, ella era feliz. Llevaba un listón negro como diadema y vestía ropa muy linda.

No era como yo.

Sentí una punzada en el corazón al darme cuenta de ello; Peter estaba enamorado de esa chica, no de quién era yo.

Pero eso significaba que yo estaba enamorada del Peter de mi mundo, no de éste... y si dijera que eso es cierto, estaría mintiendo.

Él era mi Peter y la vida me estaba dando una segunda oportunidad de salvarlo y remediar mi error. Fallé al no hacerlo mi prioridad y esa vez no cometería el mismo error.

—¿Gwen? —habló Peter tomando mi mano, sacándome de mis pensamientos. Lo miré—. ¿Todo bien?

Me tomé unos segundos para pensar en mi respuesta.

—Si, sólo estaba pensando —apreté su mano pero no pude evitar contener la respiración cuando Peter atrapó mi mano entre la suya y la sostuvo con decisión.

—¿En qué pensabas? —preguntó lleno de curiosidad.

No podía decirle la verdad por qué eso implicaría confesarle que en mi mundo él estaba muerto y aún no era el momento de decírselo. Tal vez lo ahuyentaría de mi al hacerlo, tal vez me pediría a gritos que me alejara de el. Yo lo comprendería, pues alguien que sólo trae desgracias no es alguien que querrías mantener en tu vida.

—No sé qué te habrá dicho Porker pero a mi me da algo de desconfianza el no saber con quién iremos —no era la verdad pero tampoco era una mentira.

Íbamos caminando por las calles de la ciudad siguiendo al cerdo araña que iba en las paredes de los edificios y locales para pasar desapercibido. Lo único que sabíamos sobre la persona que veríamos era que su padre era un oficial de policía.

—Tienes razón pero yo confío en Porker —dijo encogiéndose de hombros—. Creo que de verdad está aquí para ayudarnos con lo que sea que esté por venir.

Observé las expresiones de su rostro y me di cuenta de que el tampoco sabía  mucho sobre el peligro del que tanto nos advertía Porker. Tal vez si sabía un poco más que yo, pero lo que me pudiera decir no nos habría ayudado mucho.

—¿Estamos en peligro? —me animé a preguntar. La verdad era que necesitaba saber algo, al menos un pequeño detalle. El hecho de que Porker hablara con Peter excluyéndome a mi de la conversación me daba una mala espina y una incomodidad gigantesca.

Peter volvió a darle otro apretón a mi mano y me miró de reojo. Algo en mi interpretó eso como una mala señal.

—De acuerdo, no te mentiré —se detuvo y entonces me miró fijamente, frente a frente—. Si, estamos en peligro pero no sé por qué ni quién está detrás de ello, pero ya te dije que conmigo no tienes nada que temer.

Sus palabras y la certeza con la que las dijo me hicieron sentir más segura y era una linda sensación. Me sentía protegida con él, como si nada pudiera sucederme siempre y cuando Peter estuviera a mi lado, pero nunca fui de las chicas que dependían de alguien para cuidarse.

—Puedo cuidarme sola, Parker —reí y le di un leve empujón antes de jalar su mano para continuar caminando.

—No tengo ninguna duda de ello, cariño, pero haré lo posible para que tu seguridad este siempre primero —había seriedad en su voz y eso me revolvía el estómago, pero era una sensación que había decidido ignorar.

Doblamos la esquina en un vecindario algo solitario y Porker comenzó a caminar frente a nosotros.

—Es por aquí, síganme —comenzó a caminar por la acera y se detuvo al ver una cerca que daba al patio de una de las casas.

—Pero, ¿qué carajos? —exclamé en cuando Porker saltó y entró al patio trasero, invadiendo la privacidad de la casa.

Peter comenzó a reírse silenciosamente y me volvió a dar un empujón inofensivo.

—Nunca había escuchado a Gwen Stacy decir carajo —me ruboricé y para mi sorpresa, me dio un beso en la mejilla—. Vamos, te ayudo a subir si quieres.

Subimos por la cerca y caímos dentro sobre el verde césped. Porker ya estaba preparado para lanzar su telaraña hacia una de las ventanas en la planta alta de la casa.

Miré a Peter y éste ya se estaba quitando su ropa, revelando el traje de Spider-Man debajo.

—Si me disculpan un momento, me pondré mi traje —avisé y ambos se pusieron de espaldas a mi, lo cual resultó innecesario pues había una bodega en el patio donde me metí a ponerme el traje—. De acuerdo, Spider-Woman, estamos de vuelta.

Salí de ahí y en cuánto Peter me miró, fue como si el mundo se detuviera y solo estuviéramos nosotros dos.

Era extraño verlo así tan atlético y maduro, sin sus lentes y con un traje spandex rojo y azul. Se veía como un chico completamente diferente, y una vez que se puso su máscara, creí que no lo reconocería, pero su hermosa voz me devolvió a la realidad.

—Entonces, ¿Spider-Woman? —preguntó y yo estaba segura de que su mirada estaba sobre todo mi cuerpo.

—Así es, que loco, ¿no? —respondí con una sonrisa mientras me colocaba mi máscara.

—A ver, tórtolos, debemos continuar con esto y llegar a aquella habitación así que menos charla y más acción —interrumpió Porker.

Sin esperar a nadie, corrí hacia atrás para agarrar velocidad, apunté mi telaraña al techo por encima de la ventana y me lancé.

De un momento a otro, ya estábamos los tres en el cuarto y frente a nosotros habla un chico más o menos de unos quince o dieciséis años de piel morena y ojos igual de oscuros. Confusión en su rostro  al vernos a Peter y a mi, pero con Porker parecía ser algo muy normal tenerlo por ahí.

—Peter, Gwen... —dijo el cerda como invitándonos a quitarnos las máscaras, lo cual hicimos rápidamente—. Les presento a Miles Morales, otro Chico Araña.

Miles solo nos miró y levantó la mano para saludar. ¿Cuánto chicos araña había en ese mundo?

Sonreí, intentando mantenerme mi confusión y mi sorpresa a raya. Ese día solo se podía poner más loco.

N/a

Aquí tienen la siguiente parte :) creo que pudo haber salido mejor pero estoy contenta con lo que escribí.

Me siento muy feliz de que me sigan leyendo y de que hayan esperado con tanta ansia por nuevos capítulos; significa muchísimo para mí.

No olviden dejar su estrellita y un comentario, lo apreciaría mucho <3

Besos, Annie.

I couldn't save you || Spider-Gwen x Spider-ManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora