33. Felicia

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Suspiré, caminando a paso apresurado entre los pasillos del edificio. Sabía que mis siguientes movimientos tendrían que ser lo más cautelosos posibles si quería que todo saliera de acuerdo a mi plan.

Me detuve en seco al oír pasos a unos cuantos metros y me recargué en la pared fingiendo analizar mis uñas, luciendo un gesto despreocupado hacia lo que sucedía a mi alrededor.

—Hardy.

Levanté el rostro para mirar a Katie directamente.

—Bishop —respondí en el mismo tono neutral de voz y ella asintió.

—Estuviste a punto de arruinarlo todo, lo sabes ¿cierto? —puse los ojos en blanco ante sus palabras— Tu personalidad inmadura e imprudente no va con la que un agente de este rango debería tener —apreté los puños, tratando de no explotar. Ella hizo una pausa y vi cómo trataba de no sonreír—. Eres una vergüenza para esta organización.

No pude contenerme y levanté mi brazo, estampando mi mano en su mejilla con dureza. Apreté los dientes y la miré con semblante serio mientras ella llevaba su mano a su mejilla y me miraba con coraje y sorpresa.

Acto seguido, ella también levantó su brazo dispuesta a regresarme la cachetada pero tomé su muñeca con fuerza y la miré directamente a los ojos.

—Seré una vergüenza, Katherine —ataqué con enojo—, pero al menos no dejé que jugarán conmigo y me manipularan como tú has hecho —ella mantenía un gesto serio aunque se veía en sus ojos que estaba dando en un punto débil—. Miles Morales estaría decepcionado de ti, y eso si es que aún no se ha dado cuenta de la basura de persona en la que te has convertido.

La solté y me puse en marcha de nuevo, dejándola detrás mío. No planeaba mirar atrás, hasta que escuché un sollozo por lo bajo. Me volví a detener y suspiré, girando un poco mi cabeza para observarla de reojo.

Tenía sus manos sobre las rodillas, mirando al suelo y llorando en silencio. Una imagen que provocaría pena ajena en cualquier persona. La imagen de mi que causó que Gwen Stacy se compadecería de mi ser.

Pero yo no era como ella.

Continúe mi camino y tomé el ascensor que daba al otro piso de celdas no sin antes mirar de nuevo hacia la chica que se rompía a pedazos a unos metros de mi.

—A veces así tienen que ser las cosas —pronuncié con voz neutral antes de que las puertas se cerrarán y me llevaran hacia arriba.

Una vez fuera del alcance de Katie, me permití romper la barrera entre mis emociones y el exterior soltando un enorme suspiró y limpiando la lágrima rebelde que resbalaba por mi mejilla.

El ascensor se abrió y caminé a paso decidido por el largo pasillo, pasando por celdas vacías hasta llegar a donde quería.

Me planté frente a la celda, cruzándome de brazos y mirando hacia el suelo, tratando de evitar ser la primera en interactuar.

—Pensé que no vendrías.

Puse los ojos en blanco y levanté la vista para mirar a Porker, quien se encontraba sentado en el suelo contemplándome con una expresión vacía pero cansada.

—Necesito tu ayuda —solicité, recibiendo una mirada incrédula de su parte—. ¿Qué?

—Felicia, ¿es enserio? —se puso de pie y se acercó, negando con la cabeza y suspirando con pesadez— Me estuviste engañando, manipulando y ahora te dignas a pedirme ayuda... ¿qué te hizo pensar que accedería sin más?

Me mordí el labio y sentí mis mejillas sonrojarse en vergüenza. El cerdo tenía razón, no lo negaría, pero no esperaba que fuera a molestarse tanto.

I couldn't save you || Spider-Gwen x Spider-ManDonde viven las historias. Descúbrelo ahora