I couldn't save you || Spider-Gwen x Spider-Man

17. Miles

—¿Cómo te fue hoy, cariño? —preguntó mamá mientras me servía pasta en mi plato. Me encogí de hombros y sonreí, recordando la visita.

—Bien, fue un buen día —me limité a decir. Mis padres no sabían de mis poderes y prefería que se quedara de esa manera pues no quería ponerlos en peligro—. ¿Cómo estuvo tu día?

—Cansado, no te mentiré —suspiró, tomando asiento junto a mi padre—. Pero debo agradecerle a esa mujer —se pasó las manos por su rostro y sonrió—. May Parker, una de las enfermeras, accedió a tomar turnos extra y eso me da algo de tiempo libre a mi.

—¿May Parker? —preguntó papá y ella asintió, masticando la comida que acababa de echarse a la boca— ¿No es ella la viuda de Ben Parker? Ya sabes, el hombre que murió queriendo detener al ladrón hace unos años.

Al escuchar aquello, tosí, ahogándome con la comida. Ambos voltearon a verme y sonreí, apresurándome a tomar de mi vaso de limonada.

Sabía que hablaban de los tíos de Peter, o sea de Spider-Man, y aún me sentía algo tenso por la situación. Me alegraba que por fin me estaban tomando en cuenta en la comunidad heroica, pues mientras Peter sufría la muerte de Gwen había sido yo quien hacía el trabajo. Sólo se presentaban crímenes menores, pero la ciudad estaba perdida sin Spider-Man. Me había arriesgado demasiado e innumerables veces estuve apunto de ser descubierto por mi padre, quien siendo oficial de policía había acudido a la escena del crimen luego de que yo me encargara del asunto.

—La cena está deliciosa, mamá —dije rascándome la nuca. Ella solo sonrió y movió la cabeza lentamente de un lado a otro.

—Gracias, Miles pero come despacio —volteó a ver a mi padre, quien estaba apunto de echarse una cucharada entera de pasta en la boca. Mamá frunció el ceño—. Tú también come despacio, Jeff.

—De verdad está delicioso, cariño —papá dejó la cuchara en el plato y besó a mamá en la frente.

Me gustaba la relación de mis padres pero me sentía muy culpable. Los había hecho pasar por muchas cosas y aunque ya no lo recordaran eso no hacía disminuir la culpabilidad. Tal vez todo hubiera sido diferente pero las cosas sucedieron y ya no había nada que pudiera devolver todo a como era antes.

Ya no había vuelta atrás.

La cena transcurrió como normalmente era: platicábamos sobre nuestros días, papá contaba los chistes que había leído en el periódico ese día y mamá nos reprimía por nuestra falta de modales, aunque terminaba riendo a carcajadas.

Éramos una familia pequeña, pero a pesar de todo, estábamos juntos y eso era lo único que me importaba. S.H.I.E.L.D había sido de gran ayuda para nosotros y ahora debía estar siempre preparado para cualquier misión.

Incluso una misión dirigida por un cerdo parlante de otro universo.

—Iré a terminar mi tarea —anuncié y subí a mi habitación antes de esperar respuesta. Entré, encendí la luz y cerré la puerta tras de mi. Caminé hacia el escritorio y encendí mi portátil, preparándome para la enorme cantidad de mensajes que tendría acerca de la tarea y abrí mi mochila para sacar lo que fuera a necesitar.

Me detuve en seco al escuchar un ruido y mi sentido arácnido se activó, aunque no estaba preocupado pues sabía lo que estaba sucediendo. Puse los ojos en blanco.

—¿Qué pasó ahora, Porker? —me giré en mi silla y encontré al cerdo de pie sobre mi cama, sosteniendo mi máscara en sus manos. Fruncí el ceño.