Capítulo 6

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Rose

La luz del sol entra por la gran ventana que está a un lado de mi cama, me da en los ojos y arde. Comienzo a abrirlos pero los cierro de golpe.

Me revuelvo en la cama y masajeo mi frente con mis dedos. Intento respirar pero no puedo, tengo la nariz tapada de tanto llorar. Me incorporo y aprieto los ojos con fuerza. Observo mi ropa. No me cambié.

Anoche después de esa cena del infierno regresamos a casa en silencio, no hablé con nadie tan sólo azoté la puerta de mi habitación y me dediqué a llorar. Al parecer me quede dormida.

Giro y me inclino para quitarme los tacones. Una vez fuera, los aviento a la pared; estos hacen un ruido por el impacto. Bufo y me levanto de la cama. Estoy frente a mi tocador y me veo fatalmente asquerosa.

Todo el rímel está corrido sobre mis mejillas, mi labial rojo está corrido y tengo un poco en el dorso de mi mano, estoy despeinada y un tirante del vestido desapareció. Sin mencionar que tengo los ojos hinchados.

Me dispongo a desmaquillarme y a darme una baño que toma más de una hora. Pues me quedo en la bañera la mayor parte del tiempo, con la mente en blanco.

No me voy a casar con Jason, eso lo puedo jurar.

Suspiro mientras mi mente busca una solución.

No me pueden casar si no estoy aquí. ¡Eso es!
¿Pero que hago?

La idea me golpea de la nada y sonrío.

Escapar. Voy a escapar.

...

Le doy un último vistazo a mi maleta. Llevo ropa suficiente para 1 semana. Todavía no sé a dónde iré ni por cuánto tiempo me iré. Supongo que regresaré cuando se me acabe el dinero. O no.

Sonrío y bajo las escaleras con dificultad. Las ruedas de la maleta suenan por la escalera. Mis padres no están, estoy segura. Ellos nunca están.

—¿Adam?- llamo al chofer.

-¿Si, srta. Rose?- dice seriamente.

-Necesito las llaves del carro, el rojo- me pongo mis lentes negros -Por favor.

-Su padre dijo que no tiene permitido salir sola- dice con preocupación.

Maldición

-Bueno... entonces, ¿me puedes llevar al banco?- invento rápidamente.

Lo piensa un poco pero al final acepta. Me ayuda a subir la maleta al carro, me pregunta para qué es y le digo que es para la caridad. Me cree.

Veo las calles de Toronto a través del cristal y suspiro. Tengo miedo pero ni loca me voy a casar. Cuando llegamos al banco, Adam baja la maleta y le digo que me espere, que no tardo.

Entró al banco con mi maleta y checo cuánto dinero hay en mi cuenta.

$1,500,800 dólares

Alzo las cejas sorprendida. No me han depositado todavía, es el dinero que queda de este mes. Por supuesto que va a alcanzar, tal vez ni vuelva con tanto dinero.

Pero cuando se enteren que me fui, congelarán mi dinero para obligarme a volver. Decido sacar $600 dólares por precaución. Salgo del banco y para mi suerte Adam está de espaldas.

Corre, perra.

Corro por la banqueta mientras busco alejarme lo más posible de Adam. Entro al centro comercial y empiezo a caminar sin rumbo. Salgo del centro comercial pero mis pies ya se cansaron así que me siento en una banca de madera que está a unos metros de la segunda entrada del centro comercial. No hay gente cerca. Suspiro y guardo mis lentes.

Siento la adrenalina correr por mis venas. No puedo creer que vaya a escapar. Una mano en mi hombro me saca de mis pensamientos.

-Hola, preciosa- dice un hombre con una sonrisa burlona, está ebrio.

-Por favor, no moleste- digo y quito su mano de mi hombro.

-¿Estás sola?- no contesto y toma lugar a mi lado -¿Tienes novio, mi amor?- de inclina hacia mi y percibo su aliento a animal podrido. Hago una mueca de asco.

-No es de tu incumbencia- me levanto pero su mano agarra mi muñeca. Intento zafarme pero es fuerte. Mi respiración empieza a acelerarse.

-Mira, primor- sonríe y el miedo crece dentro de mi -aquí cerca a unas cuadras hay un motel, me preguntaba si quieres acompañarme.

-No qui-quiero- mi voz se quiebra -Por favor, dé-dé-déjeme en paz.

-¿Por qué si la vamos a pasar bien?- se levanta y siento su mano en mi nuca haciendo presión, me revuelvo entre sus brazos. Empiezo a sollozar y murmurar repetidos "No, por favor" "No quiero" pero no se inmuta y me pega a su cuerpo.

-Ella dijo que no- dice una voz masculina. Ambos volteamos a ver al dueño de la voz. Shawn -Así que déjala en paz.

-¿O si no qué?- gruñe el hombre y me pega más a él -Lárgate que esto no es de tu incumbencia, estúpido.

-Si es de mi incumbencia, imbécil- Los músculos de su cara se tensan -Suéltala, ahora.

El hombre ríe y yo lanzo un grito cuando siento su mano apretar mi trasero.

-¡Dije que la dejes!- el puño de Shawn se estampa contra la cara del hombre. El hombre me suelta y yo me pego a la pared. Este se intenta defender pero Shawn lo golpea en el estómago repetidas veces. El hombre maldice a Shawn y sale corriendo.

-¿Estás bien, Rose?- pregunta Shawn con preocupación. Con suma delicadeza toma mi cara entre sus manos y la examina. No puedo creer que me esté hablando... a mi -¿Te hizo daño?- niego lentamente -Lamento no haberlo golpeado más duro por tocar tu trasero- limpia unas lágrimas de mis mejillas con sus dedos -A todo esto ¿qué haces por estos rumbos, Rose?

Me suelto de su agarre y acomodo mi ropa.

-Eso no te importa- gruño y agarro mi maleta.

-Oh, si me importa- frunce el ceño -Me importa demasiado. Te acabo de salvar de ser violada por un borracho- hago una mueca, tiene razón.

-¿Tú qué haces aquí?- cambio de tema.

-Venía a comprar algo- rasca su nuca -Ya te contesté, ahora dime qué haces aquí- suspiro y empiezo a caminar, él me sigue.

-Me voy, estoy escapando. Escapo de mi compromiso- digo con tristeza.

-Wow, que osada- dice con las cejas alzadas -¿Y se puede saber a dónde vas?

-No se, pero me voy- me pongo mis lentes negros otra vez.

-Voy contigo.

-No, no vas- volteo a verle.

-Si voy, me necesitas Rose- sonríe y me guiña un ojo -Te tengo que cuidar- lo miro confundida -Eres la prometida de mi hermano, te tengo que cuidar de ser secuestrada, violada o asesinada. Así que no discutas y dime a dónde iremos.

Suspiro, pues tiene razón.

-No sé, tú dime- coloco una mano en mi cintura -Recomiéndame un lugar.

Su ceño se frunce mientras piensa. Su rostro se ilumina y me da una sonrisa.

-¡Ya se!- alzo las cejas esperando la respuesta -pero tienes que confiar en mi.

-De acuerdo- suelto rendida.

-Vamos, Rose- toma mi mano con su mano izquierda, me estremezco, pero lo dejo hacerlo. Me ayuda a llevar la maleta con la otra mano. Caminamos por la banqueta -Vamos a descubrir el mundo.

Please, Rose |S.M|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora