Hace mucho tiempo existia un príncipe que vivia en un gran castillo, era incomprendido por el mundo que lo vio crecer. Su padre no lo valorada suficiente y su hermano sin darse cuenta le abandono por su novia y sus amigos, quienes le tenian recelo.
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"Siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, ya sea en el medio del desierto o en medio de una gran ciudad. Y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierden completamente su importancia y solo existe aquel momento."
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Los días pasaron.
Los meses pasaron.
Los años pasaron.
Y el dolor se mantenía latente en el corazón del príncipe de Asgard.
La sensación que le hacía hundirse persistía dentro de él, sin poder evitar aquella tristeza desgarradora.El sufrimiento embargaba su ser a cada instante sin desvanecerse y parecía consumirlo por completo.
Podía fingir estar bien con una falsa sonrisa dentro del palacio, pero aquella amargura nunca se iba. Tenía una herida imposible de remediar, la herida de perder a un ser querido.
Los guerreros no lloran decía su padre cuando el tronador apenas era un pequeño niño, los guerreros no lloran y sin embargo las lágrimas caían sin poder detenerse. Lloraba porque poco le importaba ser un guerrero, si no era capaz de proteger lo que amaba.
El príncipe de Asgard se encontraba demacrado, no había ni sombra de lo que fue. Desarreglado, descuidando su condición física, parecía roto sin ánimos de seguir luchando.
Su habitación era un desastre todo lo destruyo por la ira de no poder hacer nada para salvar a su pequeño hermano menor. Y se quedó acostado en el cuarto de Loki sufriendo hasta que no podía soportar aquel el dolor que le hacía tanto daño y lo consumía.
Su madre preocupada por aquel estado de depresión, decidió enviarlo a Midgard con los vengadores para ver si podía mejorar o al menos saliera de la habitación de su hermano y se alimentara mejor.
Pero incluso al príncipe del trueno Midgard le recordaba lo que perdió para siempre.
La esperanza de creer en los milagros
Había caído la noche en Midgard, la luna llena brillaba en su máximo esplendor haciendo que todo se viese tan claro como si fuera de día, las estrellas palpitaban en el cielo, el viento soplaba de forma fuerte tanto que sacudía los árboles.
Solo se podía escuchar el sonido del metal golpeando los vengadores mientras que estos peleaban contra un robot llamado Ultron, que quería destruir la humanidad; los vengadores estaban perdiendo en ese instante fatal tratando de disparar y ganar la batalla contra los robots, Hulk aplastaba, Iron man iba volando y disparando. Clint y Natacha peleando con los demás enemigos, el capitán América con su escudo golpeándolos y Thor aun con su crisis emocional obligado a salir después de horas en su habitación lamentándose, luchaba también con todas sus fuerzas. Ya estaban cansados y no lograban ni siquiera rayar a su enemigo. Mientras lo golpeaban con todo su poder, no había forma de vencerlo, pero no cederían ante el mal.
