Capítulo 3

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Inspiró profundo cuando noto que la lluvia a parado, veo el cielo completamente despejado, no hay rastros de nubes, sólo un cielo completamente estrellado.

Todo el mundo se encuentra metido en sus casas. Volteó a ver los edificio del barrio donde crecí, y noto que han desaparecido varias cuadras atrás.

Llegó a una parada de autobús esperando a que curse el último de esta noche. No hay dudas de que mi plan es imperfecto.

¿Salir de casa, tomar el autobús y después que?

De seguro voy a tener que dormir debajo de un árbol y por la mañana a primera hora buscar algúna pensión, o algun piso barato donde alquilar.

Resoplo.

<<paso por paso, paso por paso>>

Me colocó los auriculares en los oídos, pero al hacerlo el fino cable blanco roza mi cara.

-¡Mierda!- Mascullo apretando mis nudillos contra la banca donde estoy sentado.

El golpe que Robert me había dado dolia como el demonio, antes de salir estaba rojo he hinchado, de seguro mañana se pondrá morado, si es que ya no lo está. Levanto la mirada y veo las estrellas.

<<Todo estará bien>> y me relajo viendo el titiritar de las estrellas.

Me recuesto un poco sobre el banca, con mi equipaje haciendo de almohada y los tobillos cruzados, la cabeza me duele al igual que el abdomen, pero si lo pienso, me siento más fuerte por no haberme desmayado con ese puñetazo, cada vez mi cuerpo se vuelve más resistente.

Poco a poco comienzo a sentirme más adormilado pero me sobresalto cuando unas luces me dan de lleno en el rostro, me incorporo rápidamente.

Solo es el autobus estacionando, las luces de sus enormes faros alumbran la banca, veo bajar personas del transporte público, todos metidos en sus asuntos. Me cuelgo el bolso al hombro y me acomodo la capucha esperando a que nadie noté el golpe en mi cara y si lo ven espero que le resten importancia.

Luego de unos minutos el chofer abre las puertas del camión indicando que saldrá en dirección a la próxima ciudad. Subo deseando poder pagar con tarjeta, pero al pensarlo mejor siento que es una mala idea. Mi tarjeta de estudiante podría ser rastreable y si Robert o mi madre se dignan en buscarme darían rápidamente conmigo,  aunque creo que eso no pasará ni en un millón de años.

-Disculpa- Digo llamando la atención del chofer quien me mira sobre el hombro. La mirada del hombre es cansada y noto las arrugas en su camisa blanca.

-¿Puedo pedir un boleto?- Pregunto con pena, el hombre sólo asiente.

Veo a una mujer cruzar alado mío, y camino hacia ella con timides.

-Hola señora, disculpe, sería tan amable de prestarme su tarjeta para un boleto, se lo pagaré.

La mujer sólo me sonríe, y voltea a buscar en su bolso de mano, y a los poco segundos me entrega una tarjeta. La tomó debolviendole la sonrisa, introduzco la tarjeta en la ranura del lector y me da el "OK"  mostrándome el costo del pasaje.

Suspiro de alivio y camino hacia la mujer.

-Muchas gracias- Le extiendo la tarjeta magnética y el dinero que cubre el costo del pasaje, la mujer me mira con sus ojos verdes y sólo me da una sonrisa complacida. Toma la tarjeta pero rechaza el dinero.

-No hace falta cariño- Dice sonriendome amablemente.

-Tome señora, es el costo del pasaje- Insisto.

-No gracias- Dice negando con la cabeza -Cuando veas que alguiennecesita un pequeña ayuda dasela sin esperar nada a cambio.

-Muchas gracias- Le sonrió dándole las gracias nuevamente. Volteo y persigo con la mirada algún aciento vacío, camino hacia uno que está pegado a un ventanilla.

La venganza de Alex [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora