Capítulo 1

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Abrí mis ojos y me encontraba sonriendo por el sueño que había tenido mientras dormía. Me llevó unos cuantos minutos darme cuenta en donde me encontraba y al instante la sonrisa desapareció de mi rostro, porque si algo no hacía en la vida era sonreír, definitivamente.

Tenía que levantarme para ir al colegio y así empezar mi primer día de clases de este año, lo único que esperaba era que no haya cambios drásticos que me complicaran aún más la vida porque ya tenía suficiente con tener que soportar a los habitantes de esta casa; los gritos, las discusiones, los golpes, eran un constante de todos los días y no sabía cuánto más podría soportarlo.

No quería levantarme, no quería salir de mi cuarto, no quería verle la cara, no tenía ganas de pasar otro día horrible y mucho menos hoy, siendo el primer día de clases, pero bueno debía hacerlo. Sin más vueltas me levanté de la cama y me dirigí al baño a ducharme, y lo bueno de esto era que no tenía que salir de mi cuarto.

El agua caliente de la ducha caía por mi espalda y en el silencio podía escuchar mis propios pensamientos. Agaché mi cabeza y pude notar las marcas que tenía mi cuerpo, esas que en algún momento se curarían y se irían; las que no se van a ir nunca eran las imágenes, los maltratos, los recuerdos, los insultos. Esos eran los que iban a quedarme para toda la vida

Valentina (Zenere) así me llamo, así me pusieron mis papás, creo nunca les pregunté. Tengo 17 años y estoy cursando el último año de la secundaria, y por fin había llegado el último. Me hacía feliz el hecho de saber que en pocos meses iba a cumplir mi mayoría de edad y por fin podría irme de esta casa, lejos, sin nadie. Bueno, si me iría con alguien, con mi hermana, la persona que más amo en este mundo, Victoria. Ella es la que siempre está para mí, la que me cuida, me abraza, me consuela, la que limpia mis heridas, la que siempre tiene un momento para estar conmigo y que si todavía no me pasó nada muy grave es gracias a ella. La mayoría de sus veinticinco años se la pasó cuidándome y me siento un poco culpable por ello, sé que tengo que dejarla ir y cuidarme sola, pero me da terror la idea de vivir sola en esta casa con mis padres.

Salí de la ducha y me puse el uniforme del colegio, agarré mi mochila, tomé aire y salí el cuarto. Bajaba las escaleras cuando ya escuché su voz. Lo único que no quería era empezar el primer día de clases así pero ya lo veía imposible.

- Buen día. - me dijo, a lo que no respondí - ¿Sos sorda? - me preguntó de mala manera - ¡Buen día! - gritó y golpeó con su puño la mesa tan fuerte que hizo que me sobresaltara –

- Buen día - dije en voz baja mientras me preparaba el desayuno –

- Al fin, ya pensaba que te habías quedado muda - rió y siguió comiendo su tostada –

Todos los días era lo mismo, siempre gritos, maltratos y esas risas irónicas que él tenía hacia mí.
Me preparé el desayuno, me senté y la veo entrar a ella por la cocina.

- Buenos días - dijo –

- Hola - él le respondió –

- Hola hija – no la miré pero supe que me estaba observando. No respondí a su saludo. –

- ¡Le respondes a tu madre! - me agarró del cabello muy fuerte - ¿Me escuchaste? - mi cabeza estaba inclinada hacia atrás y sentía como mis ojos se llenaban de lágrimas, asentí con los ojos cerrados - Así me gusta. Todos los días. Maleducada encima. - agarró su taza de café y salió de la cocina –

- Perdón hija. - ella quiso acariciarme el cabello y le corrí la mano –

- No me toques. - me levanté de la silla y salí de mi casa, casi al punto se llorar-

TWO PIECES | MICHAENTINA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora