Capítulo 41

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Y así como si nada ya estaba en el cuarto de mi casa, en esa habitación que volvía a ser mi refugio de siempre. Hacía más o menos dos horas que había llegado  el viaje; me había duchado y cambiado de ropa, tenía puesta una remera, con un buzo y short en las piernas; la valija estaba en el piso del cuarto, abierta de par en par con toda la ropa en su interior, y yo estaba sentada en la cama con las piernas cruzadas charlando con Vicky de lo que había sido este increíble viaje, mientras comíamos algunos chocolates que había traído.

- Sí, fue hermoso. - le dije - La pasé increíble. Desde las excursiones, hasta el hotel, los coordinadores, todo fue fantástico.

- Me alegro que la hayas pasado genial. - dijo - ¿Qué onda los boliches?

- Increíbles, uf. - dije tirando mi cabeza hacia atrás - La pasé súper bien, y obvio que nos tomamos todo.

- Me imagino. - dijo riendo -

- Mía se puso en pedo la primera noche ya.

- Y vos la segunda ¿No?

- Sí. - reímos - Te juro no me acuerdo qué pasó ese día. Las chicas me contaron que quise bañarme con ropa y zapatos incluidos.

- Decime que hay fotos de eso. Por favor. - dijo mientras mordía un chocolate -

- Seguramente, porque estas guachas sacaron foto de todo.

- Las necesito. - dijo ella -

- Sacamos un montón de fotos. - le dije - O sea, no te imaginas la cantidad, entre que usamos los celulares y después Mía tenía su cámara, impresionante. Dijo que después iba a subirla a un drive para que todos las tengamos.

- Genial, por lo menos vas a tener recuerdos hasta de cuando te quisiste bañar vestida.

- O de cuando tuve la cara llenísima de barro. - reí al recordarlo -

- Me encanta que recuerdes todo y sonrías. Te merecías este viaje más que nadie. Estoy feliz de que hayas podido hacerlo.

- Estoy muy feliz. Y es todo gracias a vos, porque sin vos nada de esto hubiera sido posible. - sonreí -

- Lo volvería hacer si supiera que vas a terminar así de contenta.

- Y bueno, la parte más linda de todo el viaje - empecé a decir - fue que estuve con Mike. - sonreí -

- ¿En serio? - dijo ella sorprendida, y luego sonrió- ¡Ay, mi amor! Que lindo, me emociona un montón esto.

- Sí. - dije avergonzada -

- ¿Y cómo fue, cómo te sentiste? - me preguntó con curiosidad -

- Fue maravilloso. - respondí - Me sentí plena, no sé cómo explicarte, sentí que todo lo malo se esfumó en un segundo, lo supe, supe que era él, ese alguien que tanto esperé para poder ser un poquito más feliz. - dije con los ojos cristalinos - Me hizo sentir única, especial, me hizo sentir hermosa, como si de verdad yo valiera la pena.

- Me encanta. - respondió y me abrazó - Me hace feliz verte tan feliz, me hace bien al corazón que después de tanto tiempo vuelvas a sonreír así, tan grande. - sonrió - ¿Y él qué te dijo?

- Al principio, obvio, estaba un poco asustada pero después se me fue todo ese miedo y pude disfrutar por completo. - le conté - Entonces me dijo que cualquier cosa que sienta o cuando quiera parar que se lo diga, que no fue necesario porque él hizo que no tuviera la necesidad de parar. Y cuando estuvimos acostados me preguntó sí me sentía bien y sí me había lastimado, y después me dijo que había sido especial, que fue único. - sonreí al recordarlo - Le pregunté por qué y me dijo que había sido mucho mejor de lo que se había imaginado y que estaba feliz.

TWO PIECES | MICHAENTINA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora