Capítulo 40

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Y así como si nada ya estábamos en el séptimo y último día de nuestro viaje de egresados; hoy teníamos el día de campo y a la noche la cena de velas.

Luego de mi primera vez con Mike hacía tres días atrás, estuvimos juntos otras dos veces; a la mañana siguiente de haber estado juntos me fui a mi habitación, los chicos ya habían vuelto a la suya y yo me quedé con las chicas, quienes me pidieron detalles hasta de lo más mínimo, estaba feliz y ellas estaban felices por mí. Después de ese día me sentí plena, como si estuviera completa, en paz; mi corazón latía con intensidad, podía sentir que después de tanto tiempo y tantos meses de estar con Mike nos habíamos unido por completo, éramos uno; mi corazón era suyo y el de él era mío; nunca creí sentir tanta felicidad en tan poco tiempo, sin dudas este viaje me había cambiado en todos los sentidos.

Era muy temprano, para ser exacta las ocho de la mañana; estábamos sentadas en una mesa del comedor desayunando, todas tomábamos café con leche y para comer había medialunas y tostadas con mermelada; teníamos puesto el traje de barro ya que era el que utilizaríamos hoy, saldríamos del hotel a las nueve y media ya que debíamos viajar hasta allí y era un viaje bastante largo, pasaríamos todo el día ahí y luego vendríamos a prepararnos para la cena de velas, nuestra última noche en Bariloche.

- Por dios chicas. – empezó a decir Mía, que venía de haber ido a buscar un vaso de jugo – Se dan cuenta que es nuestro último día. Me voy a morir.

- No seas tan dramática, por dios te pido. – dije – Que ya bastante tenemos que asumir que mañana nos vamos.

- Es que no puedo, lloro. – dijo – O sea pagamos, bueno nuestros viejos, bueno tu hermana- dijo mirándome – este viaje durante dos años, hicimos la previa, la cuenta regresiva, la bandera, los buzos y ya se termina todo, es el último día de toda esta locura, real voy a llorar.

- No nos vayas a llorar ahora, por favor te lo pido. – dijo Pilar –

- Porque empezas vos y empezamos todas. – agregué–

- Y ya vamos a llorar bastante hoy a la noche. – dijo Carla –

- Tal cual, porfa.

- ¡Ay! – dijo Mía – Es que voy a extrañarlas todos los días, a pesar de las discusiones y el desorden general del cuarto fueron mi compañía durante estos siete días y en serio las voy a re extrañar.

- ¡Ay Mía! – dijo Carla – Voy a llorar a partir de ya. – y sus ojos se cristalizaron al instante –

- Pipi, por dios te pido. – le dije – No me hagas llorar ahora, plis.

- Me encantó compartir esto con ustedes. – dijo Pilar – Son mi compañía hace muchos años y vivir este viaje juntas me hizo muy feliz. Muy.

- A mí me hace feliz tenerlas en mi vida. – agregué – Este viaje sin ustedes no hubiera sido igual.

- Las quiero con todo mi corazoncito. – dijo Mía –

- Nosotras también, mucho. – respondió Carla –

- Bueno pero ahora a disfrutar. – dije – Que nos queda este último día a pleno.

Terminamos de desayunar y ya estábamos en el hall, estaba sentada en el piso con Mía esperando a que el micro llegue para trasladarnos al lugar. Mike se me acercó por atrás y besó mi cabello.

- Buen día bonita. – sonrió –

- Hola – le sonreí y le di un beso casto en los labios - ¿Cómo estás?

- Muy bien ¿Y tú?

- Bien. Un poco cansada. – le comenté –

- ¿Ah sí? – levantó una ceja y sonrió pícaro –

TWO PIECES | MICHAENTINA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora