Capítulo 33

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Habían pasado varios días, ya era sábado; durante toda ésta semana no había ido al colegio porque realmente el dolor de mi cuerpo era insoportable y las marcas que tenía en mi cara no se habían ido del todo; luego de estos días ya podía moverme un poco más y los moretones de mi cara se podían cubrir con maquillaje.

Como todos los fines de semana mis papás no estaban en casa, se habían ido a Chascomús; lo positivo de esto era que iba a poder salir del cuarto, lo cual no hacía desde que Roberto me había pegado ésta semana.

Estaba bañándome, escuchando música, en este momento sonaba Demi Lovato con Nightingale; tarareaba la canción mientras me lavaba el pelo.

- Can you be my nightingale – cantaba – Sing to.. I know you're there, oh, oh, oh nightingale.

- se abre la puerta del baño – Valu.

- ¿Qué pasó Vicky? – le grité desde la ducha –

- ¿Ya terminas? – me preguntó – Para saber así caliento el almuerzo.

- Me falta un poco, cinco minutos maso. – le respondí –

- Okei.

- ¿Qué vamos a comer? - le pregunté con curiosidad-

- Hice pastel de papas.

- Que rico. Ya salgo.

- Dale, avísame cuando salís así subo a curarte las heridas.

- Okei.

Victoria salió del baño y yo seguí tarareando la canción. Pasados unos minutos terminé, busqué la toalla y aunque todavía no podía secarme con naturalidad, me envolví con la toalla y luego utilicé otra para el pelo.

Mi hermana ya se encontraba en el cuarto colocando la crema sobre las heridas para luego vendarlas; ya nos encontrábamos en la cocina, sentadas, almorzando.

- Está rico. – le dije –

- Soy la mejor cocinando, no te podes quejar.

- Bueno, tampoco te agrandes tanto. – le dije mientras metía en mi boca un bocado del pastel – Dije que estaba rico nada más.

- Y que soy la mejor cocinera.

- Ponele.

- ¿Cómo ponele? – dijo haciéndose la ofendida –

- Bueno sos la mejor.

- Lo sé, lo sé. – dijo ella levantando la palma de su mano –

- Ay, dios. – revoleé los ojo; mi celular comenzó a sonar y el nombre de Mike apareció en la pantalla y colgué –

- ¿No volviste a hablar con él? – me preguntó Vicky–

- No, y no sé que va a pasar cuando vuelva al colegio y tenga que verle la cara.

- Ya sé que no queres que te de consejos sobre esto, pero por qué no hablas con él, aunque sea mentile.

- No puedo. – le dije con pena – No puedo mirarlo a los ojos y decirle una mentira, o que estoy enamorada de otro y ver como sufre. No puedo y no quiero.

- ¿Y lo vas a ignorar para siempre?

- Sabes que no.

- ¿Y entonces qué es lo que vas a hacer?

- No sé Vicky. Necesito tiempo para pensar y saber qué es lo que voy a hablar con él cuando lo vea.

- No me parece la mejor idea pero es tu decisión.

TWO PIECES | MICHAENTINA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora