Capítulo 20

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- ¿Qué es lo que te ha sucedido hoy? - me preguntó Mike, y se notaba preocupado –

- Nada, solo me sentía un poco mal. - traté de ocultar el llanto –

- ¿Segura?

- Sí, sí. No pasó nada más. Seguramente es por el cambio de clima.

- Estaba preocupado por ti. - dijo - ¿Estas bien?

- Si, no me ha pasado nada. - mentí –

- Pues tu tono de voz no suena igual.

No podía mentirle a Mike, no me salía, sentía como el pecho se me cerraba poco a poco y no podía respirar, en cualquier momento explotaría y todo saldría mal pero no podía esconderle la verdad por mucho tiempo más. Era mi novio y cada vez que ocurriera algo así tendría que inventar una excusa y la bola de mentiras se haría más y más grande y no iba a poder sostenerlo más.
Mi llanto silencioso recobró sonido y Mike lo escuchó a través del celular.

- Hey bonita ¿Qué te ocurre? ¿Por qué lloras?

- No pasa nada - dije, un poco más calmada - tuve un problema en mi casa y por eso no pude ir hoy al colegio.

- ¿Qué ocurrió?

- Nada importante.

- ¿Y por eso nada importante lloras? - me preguntó–

- suspiré - Es complicado de explicar.

- Pues explícame, estoy para escucharte.

- No creo que pueda hacerlo.

- ¿No confías en mí? – y en su tono de voz se podía percibir la preocupación y el dolor –

- No es eso, es solo que es complicado de explicar por teléfono.

- ¿Me lo explicaras cuando nos veamos?

- Sí. - dije no tan segura –

- Bueno. Y ahora deja de llorar por favor que no puedo escucharte así. Me hace mal.

- Está bien, no voy a llorar más.

- ¿Me lo prometes?

- Te lo prometo.

- Está bien. Descansa bonita. Ten unas buenas noches.

- Vos igual. Te quiero mucho - le dije –

- Te quiero también.

Corté la llamada con Mike y no pude evitar volver a romper en llanto. Definitivamente esto sería demasiado complicado, no tenía idea de cómo contarle todo lo que pasaba en mi vida. No estaba lista para hacerlo. No ahora.

En el medio de la oscuridad de mi cuarto me encontraba, llorando y pensando en todo esto, particularmente en lo que había sucedido hoy, cada golpe y cada palabra que mi padre me había dicho daban vueltas por mi mente una y otra vez, sin parar, se repetían a cada rato.

Me sobresalté por una pesadilla que estaba teniendo, me desperté y estaba transpirada y mi respiración era acelerada. Me moví para buscar el celular y fijarme la hora y me encontraba completamente dolorida, me dolían muchísimo las costillas y la parte del abdomen.
Eran las cuatro y media de la mañana, y yo no podía dormir más, tenía demasiado dolor en el cuerpo y por si fuera poco eso, mis ovarios estaban matándome. ¿Justo ahora tenía que indisponerme? Quería morirme.

Me quedé acostada, mirando el techo porque sinceramente no podía hacer otra cosa y no podía dormir por el dolor. Revisé el whatsapp y el grupo del colegio tenía un montón de mensajes así que me dispuse a leerlos. La mayoría eran todos hablando de Bariloche y las camperas de egresados y la bandera, bla, bla, bla.. No era que no me importase, es solo que siempre hablaban de lo mismo, las mismas cosas todo el tiempo. Bariloche era en cuatro semanas después de la competencia de patinaje, por lo que si todo salía bien en cinco semanas estaríamos viajando, aunque no se me notara estaba emocionada por el viaje, porque serían diez días que no le vería la cara a mis papás en ningún momento, me olvidaría de mi vida por un instante y todos los problemas desaparecerían. Sería un viaje increíble, estoy segura.

No sé en qué momento logré dormirme ayer a la madrugada pero lo hice y hoy me desperté cuando la alarma sonó. Me levanté al baño y directamente entré en la ducha. Mis moretones cada vez estaban de peor color, no estaba segura pero tenían verde con tonos marrones, me toqué con las yemas de mis dedos la parte de las costillas y gemí al instante, el dolor que tenía era inmenso.

Salí de bañarme y me cambié para ir al colegio. Estaba muy dolorida pero no podía faltar otra vez y además hoy debería ir a entrenar, el moretón de la cara no era un problema porque lo cubría con maquillaje.

Golpean la puerta de mi cuarto.

- Val, soy yo. - me dijo Vicky - Abrime.

- No puedo. - le dije, no quería que viera el moretón de mi rostro - Me estoy cambiando.

- ¡Valentina! - dijo en un tono más elevado - No me hagas ir a buscar la otra llave.

- suspiré - Esta bien.

Le abrí la puerta, entró y la volví a cerrar.
Sin girarme para mirarla a la cara, dije:

- Antes de que digas algo, no quiero que llores, ni grites porque no te abrí para eso. ¿Okei?

- Okei.- me dijo –

Me giré para verla y su la expresión en su rostro lo decía todo.

- ¿Cómo no voy a gritar? ¡Mira lo que es tu cara Valentina! - me dijo enojada –

- Tranquilizate, por favor.

- No me voy a tranquilizar nada. Estoy harta, no puede ser que te haga esto. No aguanto más.

- No podemos hacer nada.  – le dije apenada -

- Mientras yo este acá, no te va a tocar ni un pelo más.

- Vos no podes estar las veinticuatro horas del día al lado mío, y yo no quiero eso para tu vida - le dije - quiero que seas feliz, que formes una familia con Agustín, que hagas planes para tu futuro. No quiero ser un estorbo.

- No sos un estorbo para mí, sos mi hermana, y no quiero que te pase nada malo.

- No me va a pasar nada, te lo prometo. - le dije mirándola a los ojos –

- Te voy a cuidar siempre, te lo prometo. - me dijo –

- Lo sé, pero quiero que hagas tu vida. No podes vivir siempre en esta casa que es un infierno. Andate Vicky, vos que podes.

- No me voy a ir, no te voy a dejar sola acá. No.

- Nos vamos a ir las dos, algún día, te lo prometo.

- Juntas o nada.

- O nada. - le dije y sonreí –

Me ayudó a cubrir el moretón que tenía en el rostro y me curó las heridas de las costillas. Mi hermana era la persona que más amaba en la vida, siempre fue la única que estuvo para mí, no importa que pase, ella siempre esta, en lo bueno y en lo malo. Siempre.

Agarré mis cosas y salimos para el colegio, ella se ofreció a llevarme, ya que no podía moverme mucho por el dolor que tenía, aunque antes de irnos me tomé una pastilla para el dolor, espero que pronto se pase porque a la tarde tenía que entrenar.

TWO PIECES | MICHAENTINA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora