Hannah Smith.
~La celebración para mi cumpleaños número 13 ha sido mi favorita hasta ahora.
Amaba el océano; El sol, la arena, el agua, eran cosas que me gustaba disfrutar cada que tenía oportunidad. Ese viaje a Hawai sería algo que jamás olvidaría.
¡Hasta hice una amiga! Aunque solo fue por unas horas su compañía me agradó demasiado. Se llamaba Ella, una inglesa con muchas pecas que me hacía recordar a mí por la característica pigmentación que tenía por todo mi rostro. Fue muy amable conmigo y no me critico por mi pecas como solían hacerlo en la escuela.
—Subiste unos kilos, Hannah.— me dice una una de mis compañeras con una mueca, sacándome por completo de mi feliz recuerdo.
—A ti que te importa. Nadie pidió tu opinión, señorita perfecta.— Vanessa, mi mejor amiga, salta en defensa.—Hann, vámonos. No se porque nos seguimos juntando con la tarada del salón.
—¡Oye!— se queja la chica pero solo recibe un rodamiento de ojos por parte de la rubia. Esta me sujeta del brazo a la vez que cierra su casillero.
—No le prestes atención, solo quiere ocultar su envidia por medio de insultos.— nuestros brazos siguen entrelazados y caminamos en busca de la salida de la escuela. ¿Envidia? No lo creía, pero decido evitar hablar de tema y en respuesta solo asiento y centro la mirada en el suelo.—Hoy saldré con Ben.—levanto mi vista y la miró confundida.—Es el chico caliente de tercero.
No está bien que salga con chicos mayores, pero ella no me escuchara. Vanessa era sin duda un alma demasiado libre y no obedecía ni a sus padres, peor a su tímida amiga que apenas y podía alzar su voz.
—Ten mucho cuidado, Vane. Ben es mayor...
—Tú no te preocupes por nada, que todo irá bien.— me corta de inmediato.
Éramos tan opuestas que me preguntaba como es que seguíamos siendo cercanas. Sin embargo, no la cambiaría por nada pues a pesar de sus decisiones apresuradas para con su crecimiento, era una excelente amiga que me defendía de cualquiera y de lo que sea.
Realmente era tan raro vernos juntas.
Una castaña introvertida que apenas sobresalía entre la multitud con una rubia totalmente extrovertida que se hacía notar con su mera presencia que demostraba seguridad.
Llegamos a la salida, visualizo rápidamente el auto de mis padres en el estacionamiento frente a nosotros. Sonreí.
—No vemos, Vane.— me giro hacia ella.
—Ve por el lado izquierdo porque el intenso de Thomas está al lado opuesto.— me susurra mientras me envuelve en un abrazo.— Adiós, Hanni, nos vemos.— agito mi mano antes de alejarme de su lado.—¡VEN TEMPRANO MAÑANA PARA CONTARTE MI SALIDA CON EL CHICO LINDO!— muero de la vergüenza cuando llama la atención de todos en el estacionamiento.—¡HANN RESPÓNDEME!— dice con una gran sonrisa.
Ella sabía que odiaba ser el centro de atención, y ella al ser lo contrario junto a sus constantes "Hann sal de tu caparazón, amiga" lograba ponerme usualmente en estos momentos que podían ser muy vergonzoso para mí.
—¡TE QUIERO HANN!— me tapo el rostro mientras llego a la puerta del auto de mis padre.
—Te quiero también.— digo para pueda leerme al menos los labios ya que a la distancia que nos encontrábamos podía ser casi inaudible y era un hecho que no iba a gritar como ella lo hacía.
