Capítulo 12

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Mientras que Batman se encargaba junto a Alfred de preparar el desayuno, Joker estaba en el cuarto de Bruce arreglándose el traje. Como era de esperarse, Bruce pudo conseguir en poco tiempo uno de sus trajes morados sin complicación alguna, pero, a pesar de que el traje seguía siendo el mismo, Joker no hallaba la manera de cubrir la marca que lo delataba como un omega unido, como uno marcado.

Se miraba al espejo, intentaba de todas maneras cubrir aquella marca, subiéndose el cuello de la camisa, intentando borrarla con agua, jabón, con lo que sea, pero no conseguía quitarse el rastro de la noche anterior. 

A pesar de todo, no podía evitar recordar lo que habían hecho hace tan solo unas horas, ya que, aun que ahora en el presente había sido el peor error de su vida, en ese momento, deseaba con toda su alma ser marcado por el Alfa. Sacudió su cabeza, negándose a ser presa del sentimiento que nacía en su corazón cada vez que lo recordaba. 

Tomó todo lo que necesitaba de la habitación, luego de haberse borrado la marca temporalmente con maquillaje y lo guardó en una mochila que encontró en el armario de Bruce. Se la colocó al hombro, y simplemente salió por la ventana, se hizo algo de daño en la mano, haciendo que saliera un poco de sangre de allí, pero nada que no pudiera controlar. 

Pasado un tiempo, y habiendo salido de la isla que era la mansión Wayne, llamó a Harley, quien como era de esperarse lo recibió contenta. Se alegraba de que el payaso estuviera bien. 

― Luce algo extraño MR. J, y emana un olor a fresas con menta. ¿Nuevo perfume? —Preguntó la rubia, quien claramente fingía ante lo que suponía le ocurría al payaso. Este asintió sin muchas ganas de responder, miraba la ciudad desde el coche, decidiendo si fue lo mejor haber escapado de la mansión y de la comodidad que le ofrecía su... Alfa. 

El solo recordar como aquellas grandes manos le habían recorrido cada zona del cuerpo le hacía sentirse sucio, pero aunque quería arrepentirse, aquel lado omega que había surgido ante la aparición del virus estaba completamente encantado de estar atado a un hombre como Bruce. 

Cerró los ojos solo un momento, un simple segundo:  "― Te gusta, Joker, estamos destinados... ―Dijo el murciélago, mirando al payaso, agarrando su barbilla― Tu mismo lo dijiste... tú, me completas..." Sin que él lo quisiera, aquellas imágenes volaron en su mente, haciendo que abriera los ojos de inmediato, el frío viento le hizo recordar las sábanas que en la mañana rozaban su piel, en las que había entregado todo su ser a un hombre. 

Al llegar a su guarida solo se retiró a su habitación, dejándola a Harley el trabajo de su próximo plan, pues, la muchacha había demostrado grandes dotes al escapar de Arkham sin su ayuda. Al ver la solitaria cama sintió un vacío en el pecho. Miró aquel espejo que tenía junto a su cama y con uno de sus quitó algo de maquillaje en la zona de su cuello, un ardor se produjo, pero no fue nada. Ya no se sentía suyo, se sentía de alguien más.

― Ay Bruce... ―susurró, mientras se arrodillaba en el suelo y comenzaba a sollozar.    

La broma que salió mal |Omegaverse| BatjokesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora