Capítulo 50

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El dolor aún podía verse en el rostro de Harley, la confusión entre la realidad y lo que era mentira. El haber visto el cuerpo de su amada sería una imagen que no se borraría en bastante tiempo. 

Cuando la situación con la arlequín había pasado, pudo voltear y ver como Batman luchaba contra una muy poderosa Hiedra. Esta irradiaba furia, irradiaba poder. Sus plantas carnívoras atacaban con fuerza. Batman las golpeaba lo mejor que podía, hasta que una de estas le arañó fuertemente el brazo, dejándolo mal herido. 

— ¡LA MATASTE! ¡MATASTE A MI MUJER! ¡PAGARÁS POR ESO! —gritaba hiedra mientras atacaba a un herido Bruce. Lanzaba plantas por todas partes. 

Harley la miraba con dulzura y con un deje de miedo, un miedo que la hacía parecer más atractiva de lo normal. 

— Está luchando por mí... —susurró mientras sus mejillas se coloreaban—. ¡Hiedra! ¡HIEDRA! —gritaba la arlequín hacia su novia. Tratando de hacerle entrar en razón—. ¡Estoy viva! ¡Estoy aquí mi amor! 

Fue demasiado fácil hacer entrar en razón a Hiedra, con solo oír la voz de su novia reaccionó al instante y dejó de atacar a Bruce, quién respiró tranquilo al darse cuenta que ya no debía pelear contra una muy enojada Hiedra. La cual era muy peligrosa. 

— Los policías, no hay que matarlos, tan solo inmovilizarlos —dijo Batman afirmándose el brazo herido por una de las plantas carnívoras de Ivy.  Harley tomó su mazo y Joker cargó sus armas. Batman no estaba en las mejores condiciones. 

— Que aburrido eres, Batsy —dijo el payaso, bromeando. Aunque a Bruce no le causó demasiada gracia—. Está bien, inmovilizarlos. 

— ¿Puedo romperles las piernas? —dijo Harley, mirando a Batman y Joker con una sonrisa. La mirada que le dieron fueron suficientes para entender que no—. También es inmovilizarlos. 

Se encogió de hombros sin dejar de sonreír. Robín también formaba parte del equipo principal. Estaba decidido a demostrar que no era un inútil que solo servía como carne de cañón o como rehén. Tanto Hiedra como Harley comenzaron a dejar inútiles a los policías (que desde siempre no habían sido excepcionalmente inteligentes), mientras Robín saltaba haciendo acrobacias deteniendo a múltiples secuaces del espantapájaros, rompiéndoles el sistema de evacuación de la toxina, dejándolos inutilizables. 

Entonces, Joker se volvía para ver a Bruce, quién se miraba la herida sangrante y trataba de cubrírsela con el traje para que dejase de sangrar. 

Joker se sacó del bolsillo varios de esos típicos pañuelos que siempre traían los payasos para impresionar al público. Le limpió con suavidad la herida y le ató para que esta dejara de sangrar, al menos lo suficiente para que pasara la pelea y luego pudieran curarle como correspondía. 

— Seguro que con eso el gran Batman aguanta la pelea. 

Este le guiñó un ojo en respuesta y le robó un rápido beso. 

— Con esto, puedo continuar por siempre —volvió a besarle, esta vez con más intensidad y se alejó corriendo para ayudar a las chicas con la tarea que hacían y, por fin, poner tras las rejas a los malditos que no le dejaban tranquilo. 

Joker quedó estático durante unos segundos, analizando el beso. Le hizo sentir como sus fuerzas se renovaban. La adrenalina le recorrió las venas con furia e intensidad, la suficiente para lanzarse a la carga para patear un par de culos, uno verde y el otro de paja. 

La lucha fue incansable, la multitud de policías. El encuentro de Batman con Gordon y tratar de no hacerle daño a este. Bárbara con sus grandes destrezas para las artes marciales fue una buena rival para Joker, quién tuvo que terminar esposándola a un poste para que dejase de molestar. 

Hiedra fue directo por el acertijo. Atrapándole los pies con sus enredaderas y colgándolo de cabeza. Harley luchaba contra el espantapájaros, esquivando sus ataques con el gas, teniendo que dejar de respirar a ratos para no inhalarlo. 

Todos estaban absortos en su misión. Ninguno dejaría que le arrebataran la tranquilidad. Ninguno daría un paso atrás por las personas a quienes aman. Ninguno se dejaría intimidar. 

Joker se puso frente al acertijo, apuntándolo con su arma directamente a la cabeza. 

— Anda, dispara payaso... a ver si sigues siendo lo suficiente valiente. 

El payaso tembló ligeramente mientras comenzaba a apretar el gatillo. El acertijo dejó de respirar, ese cobarde no lo haría... no lo haría, ¿no? 

Y presionó el gatillo con fuerza. 

Saltaron un montón de papeles y un cartel con "BOOM" escrito en él. 

— No me subestimes, imbécil. Podría matarte si quisiera... pero no me vale la pena. 

La broma que salió mal |Omegaverse| BatjokesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora