Capítulo 14

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El aroma a Flores y menta que desataba la habitación de su jefe estaba llamando la atención de los dos alfas que cuidaban de la zona. Ambos, sintiendo el aroma, fueron guiados al dormitorio del Joker, quién, aun se hallaba conmocionado por el extravagante y repentino sueño que había experimentado hace algunos minutos. 

Las feromónas se incrustaron en la mente de ambos alfas, y sin dejar pasar otra oportunidad, decididos, entraron a la habitación, hallando al payaso, tan hermoso como siempre, tendido sobre la cama, con su cabello desordenado sobre la almohada, sus labios entre abiertos, la playera con la que había dormido, movida hacia un lado, dejando ver la clavícula pálida del peli verde.  

Las manos de los ayudantes picaban por tocar aquel reclamado cuerpo. A su vez, la idea que se había difamado en Arkham acerca de que el payaso había sido marcado por Batman les aterraba en cierto sentido, pero a su vez, la idea de quitar esa marca del cuerpo del menor era alentadora.

El único problema era lo atento que era batman ante cualquiera que se quisiera acercar al menor, pues, como se había demostrado en Arkham, quien quisiera coquetear con el omega marcado y destinado del murciélago, sufriría graves consecuencias.  

—No creo que nos ocurra nada malo —Susurró Jan, uno de los dos secuaces— Al parecer el murciélago ya se fue, y somos dos, podemos con él. 

—Bien, porque ese aroma me llama demasiado. 

Ambos hombres se acercaron con avidez, en cuanto comenzaron a mover sus manos sobre la piel ajena, un escalofrío recorrió a ambos alfas, los que los incitó a seguir. El cuerpo de Joker era perfecto, mientras que este se dedicaba a moverse en sus sábanas, imaginado que las manos que lo tocaban eran la de su alfa destinado. 

Los pequeños jadeos que soltaba el menor comenzaron a hacer efecto en los pantalones de los alfas, logrando que los simples roces en pecho, pezones, cuello y brazos, comenzaran a bajar por el abdomen y vientre. Gemidos salían entre sueños por parte del Joker, sin que se diera cuenta de lo que en realidad estaba ocurriendo. 

En cuanto uno de los secuaces quiso bajar el pantalón del menor, este abrió sus ojos, dándose cuenta de la situación en la que se encontraba. De manera instintiva, intentó alejar las manos, que se aferraban a mantenerse en su pálida piel. 

— ¡Suéltenme, inútiles! —Gritó el menor de los tres, tomando lo que más cerca de si tenía, que, al mirar, era un bate, los típicos con los que Harley solía entrenar. Al agarrar el arma, con todas las fuerzas que tenía, tomó impulso y golpeó a Mick, quien era el que más cerca estaba de su zona baja, por lo que más probabilidades tenía de... 

Al dejar inconsciente al primero, decidió huir, más la fuerza que tenía el segundo alfa era mucho mayor a la de él, hasta que desde la puerta, unos golpes, seguidos de varios gritos, lograban abrir la puerta y liberarlo de la situación. Desde su punto de vista, solo divisó muchos colores en el traje, por lo que solo golpeó lo mejor que pudo a Mick y corrió hacia la puerta, allí, Harley (como siempre su salvadora) lo agarraba de la mano para dirigirlo hacia un vehículo negro, acompañada de un joven con un traje de muchos colores. 

No tenía mucha idea de lo que sucedía, pero estaba al menos feliz de que esas manos ya no lo recorrieran. 

— Señor J. Que suerte que hemos llegado a tiempo —Dijo la muchacha sonriente, mientras miraba al niño, que había puesto el automático en el batimóvil. 

— Batman tenía asuntos urgentes que atender, por ello nos envió a nosotros, sabía que con esos alfas no estabas seguro. —Explicó Robin, mirando con una sonrisa al payaso.

— Yo, quien estaba preparando un plan, me di cuenta que Jan y Mick no estaban luego de un rato, en ese momento llegó el niño, y pudimos ir a salvarlo... 

— Gracias chicos... — Fue lo último que susurró Joker, antes de perder la mirada en la ventana.  

La broma que salió mal |Omegaverse| BatjokesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora