Fueron los nueve meses más intensos del mundo.
Bruce había estado como un maniático detrás de Joker para cada cosa que este hacía. Como era de esperarse le había prohibido completamente ir a patrullar, le decía a Alfred que le diese de comer solo cosas que había dicho el doctor, lo estaba llenando a vitaminas y cuidados que podían considerarse exagerados.
Al principio, Joker estaba muy encantado de todos los mimos que recibía. Bruce hacía caso a todos sus pedidos y también le ayudaba con los antojos, por muy extraños que fuesen. Estaba ahí cuando se despertaba con nauseas y los vómitos eran inevitables, además de acompañarlo a cada cita con el médico para estar completamente presente en todo lo que pudiese. Pero luego, cuando Joker deseaba salir a dar un paseo y Bruce no se lo permitía por temor a que algo le pasase, o cuando quería comer algo no muy nutritivo que no estaba en los menús nutritivos le recordaba que debía alimentarse bien por el bebé y le daba muchos vegetales cocidos, los cuales detestaba.
Y, aún así, no importaba los vómitos, los mareos, los antojos extraños, ir al baño a cada segundo, los dolores, que le comenzaba a costar moverse e incluso los cuidados extremos de su novio cuando sentía al bebé en su vientre. Le inundaba la emoción de una manera maravillosa pensar en tener a ese niño en sus brazos.
Cuando Robín se enteró de la noticia, estaba igual de emocionado y precavido que el padre. Prestaba toda su atención a las necesidades del omega y lo acompañaba en los días en los que no le apetecía levantarse.
Uno de los momentos más tiernos fue cuando discutían sobre si el bebé sería niño o niña.
— ¡Será un niño! —anunciaba Robin con la emoción a flor de piel—. Y lo ayudaré a entrenar para que seamos compañeros en la lucha contra el mal.
— Será una niña —en cambio, Bruce defendía fervientemente la idea de que sería una chica—, será fuerte, independiente, de buen carácter como su padre y... también será mi princesa.
Joker se acariciaba el vientre mientras reía por la discusión de ambos hombres, inclusive Alfred estaba del lado de Robín respecto a la idea de que fuese chico. Pensaba para sus adentros que le importaba poco y nada lo que fuese, si no que quería que ya naciese para entregarle todo el amor que tenía para entregar. Quería que estuviese sano y que aquella familia se llenase de risas y alegrías con un pequeño corriendo por la casa.
Cuando la panza se le notaba, Harley llegó acompañada de una Hiedra llena de bolsas y bolsas de compras.
— ¡LLEGAMOS! —gritó, anunciando su llegada con entusiasmo—. ¡Las mejores tías de este planeta están aquí!
Habían traído consigo un montón de regalos (de los cuales habían "pedido prestados" a las tiendas solo unos pocos) para el pequeño. Multitud de ropa, juguetes y pañales eran lo principal, además de una sillita para ponerle al batimovil. Aquello les hacía gracia a todos; el poderoso Batman como padre de familia con un bebé al cargo. La imagen de Bruce vestido con su traje junto a un nene con mascara de murciélago no dejaba el pensamiento de ninguno de los tres.
La charla de aquel día fue armoniosa. Las chicas estaban muy emocionadas por la felicidad de Joker. Después de todo lo que había luchado desde que la bomba explotó e hizo que las castas fueran creadas hasta ahora, les tenía muy contentas que pudiera esperar a su hijo con tanta emoción.
Llegado los siete meses, era inevitable que todos en la casa se volvieran cada vez más locos. Habían ido a comprar las múltiples cosas que necesitaría el bebé; desde la cuna, el cochecito, la ropa por la que Joker se había vuelto loco, múltiples juguetes y muchos artículos de aseo de nene.
ESTÁS LEYENDO
La broma que salió mal |Omegaverse| Batjokes
FanficLa idea, como siempre, fue hacer el crimen perfecto y que la ciudad sucumbiera con esos cambios de mentalidad que liberaba el gas tóxico a los pies del Guasón, el príncipe payaso del crimen. Jugar con químicos es malo, sobretodo si no es lo tuyo. L...