2. Liam

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Mi sangre dejó mi cara y mis brazos dejándolos adormecidos, pero podía escuchar mis latidos en las orejas y sentirlos empujando mi pecho dolorosamente. Debería haber subido a la ambulancia con ella, haberla cuidado mientras sostenía su mano, debería haberla seguido después de que salió caminando de su peor pesadilla asegurándome de que estaría bien, debí de haberlo sabido habría gente detrás de ella y ella estaba lastimada...está lastimada, está, está, está. Tiene que estar. Esta lastimada, asustada, sola y preguntándose dónde estaremos nosotros después de tantas horas.
-lo siento nosotros no hemos enviado ninguna ambulancia- podía escuchar decir a la recepcionista del hospital, menuda y nerviosa ante nuestra reacción.
-¿Cómo diablos no? ¡Hemos visto a nuestra amiga subir a ella junto con otras dos personas!- Vida gritaba exasperada buscando una explicación a lo absurdo de la situación. Chubs estaba a su lado tratando de contenerla evitando que le diera una bofetada a la mujer que tecleaba temblorosa en su computadora. Zu se había apegado a mi playera detrás de mí buscando algo de lo cual aferrarse, lo único que pude hacer fue poner una mano sobre su cabello tratando de tranquilizarla un poco. Harry trataba de controlar la sorpresa y preocupación que se asomaban en su rostro.
-disculpen el malentendido, pero en nuestros registros no aparece nadie con el Nombre de Ruby- la recepcionista hablaba cada vez más nerviosa hasta el punto de preguntarme si iba a llamar a seguridad.
-¿tampoco ha habido registros de dos hombres? Uno con el brazo roto y el otro con una cortada en el rostro- Harry hablaba entre cortado por el nudo de la garganta, si hubiera estado en mis cinco sentidos me preguntaría porqué se preocupa por Ruby, si no la conocía. Pero mi cabeza solo podía repetir <<está, está, está, está>>.
La mujer tecleó de nuevo unas palabras en la base de datos pero su rostro se volvió blanco como la ceniza al ver los resultados.
-será mejor que me acompañen- dijo después de tragar saliva.
-¡¿A donde diablos quieres que vayamos?!- ahora quien gritaba era Chubs quien se había puesto rojo. Pero la señora ya se había levantado dando traspiés.
-esperen aquí- dijo Harry con una voz autoritaria, Vida estaba a punto de reclamar, pero Zu fue a pegarse a ella, Chubs solo asintió sin una pizca de satisfacción en sus facciones, pero yo no pude aceptarlo, había vivido con esa voz autoritaria durante muchos años, no me espantaba.
-yo voy- mi voz sonó tan fría y segura que mi papá no pudo hacer nada.
Seguimos a la mujer durante distintos pasillos, llevándonos a lo más profundo del hospital, trataba de evitar ver los señalamientos con la palabra morgue para no vomitar en uno de los botes de basura.
Debería haber subido a la ambulancia.
Otro pasillo, otro letrero.
Debería haber sostenido su mano.
Una puerta con un letrero.
Debería haberla cuidado.
Muchas puertas metálicas en la pared.
Debería de estar a su lado.
La señora abrió dos puertas y salieron de ellas dos cuerpos tapados.
Náuseas. Ella no se puede ir también.
La sabana se apartó del cuerpo dejando ver lo que quedaba de la cara de un hombre, no podía quitar la mirada de la masa de carne, pero pude atisbar el brazo doblado de manera antinatural.
Corrí al bote más cercano y vomité bruscamente todo lo que tenía en el estómago, no podía evitar sentir una arcada cada vez que mi mente pensaba en la posibilidad de que Ruby estuviera en una de esas puertas.
-Los encontramos a lado de la carretera, no había nada de evidencias ni señales de tortura, solamente estaba tirado a lado de un par de zapatos verdes- mi cabeza daba vueltas pero pude identificar esas palabras, <<verde>>.
-¿No había una niña con ellos?- preguntó Harry, yo no pude evitar pensar que se había equivocado, ella no es una "niña", ella había sobrevivido y salido del infierno, había salvado a todos los que según la estábamos cuidado sacrificando su libertad y finalmente cambió la vida de todos los niños dentro y fuera de los campamentos sacrificándose de nuevo y cuando era el momento de que nosotros la cuidáramos la entregamos a un desconocido totalmente peligroso. Las arcadas regresaron pero ya no tenía nada que sacar del estómago, así que sólo me inclinaba sobre el bote odiando la impotencia.
-No- la simple y corta palabra se había vuelto una esperanza, pesada y sombría, pero a fin de cuentas esperanza.

Mentes poderosas 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora