5. Ruby

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Dos brazos me levantaron bruscamente del piso despertándome de mi sueño profundo, mi pierna derecha terminó debajo de mi cuerpo, en ese instante abrí los ojos sin ninguna resistencia, solté un grito mientras me retorcía de dolor para sacarme de esa posición, pero fue inútil, me arrastraron durante varios pasillos con mi grito de fondo, me pregunte si lo hicieron al propósito o solo fue mala suerte por parte mía.
El dolor punzante cada vez se hacía más y más fuerte, haciendo que mi vista se fuera y regresara, entre manchas negras y blancas. Las cortadas que tenía por todo mi cuerpo habían sido curadas medianamente, mientras que la pierna la habían devuelto a su lugar y colocaron vendaje, pero no intentaron siquiera inmovilizarla y mi cabeza parecía de plomo, me costaba trabajo mantenerla erguida mientras que me palpitaba con una migraña punzante.
Finalmente llegamos a un cuarto pequeño y oscuro, colgaba de en medio una lámpara de la cual abajo había una mesa, mi cuerpo se retorció de desesperación al recordar "el mazmorra de tortura" como lo había llamado Liam, solo que esta vez, yo no estaba parada a lado de la mesa, sino que en mi lugar el presidente se mantenía impasible viéndome con desprecio. Me sentaron en una silla y hasta en ese momento no me había percatado de mis manos libres, hasta que las ataron a la silla, <<¡tonta, tonta! Había tenido la oportunidad y la había dejado escapar>>. Antes de que tuviera la oportunidad de siquiera pensar en mis poderes, una bolsa de plástico cayó sobre mi cabeza. Mi respiración se aceleró ante la posibilidad de ahogarme lentamente, pero no amarraron la bolsa, solamente descansaba sobre mí coronilla.
-tendrás que ser comprensiva sobre la bolsa, no puedo arriesgarme a que manipules a nadie de aquí, sería demasiado peligroso para los dos- la voz del presidente solamente la había escuchado a través de los altavoces, pero no se igualaba al miedo que producía en carne y hueso, mi cuerpo comenzó a temblar sin que pudiera hacer nada para detenerlo-seré claro, hace un día me vi en la penosa necesidad de huir de mi casa, no tuve la oportunidad de asegurar a mi hijo y a mi esposa que estaban en ese momento conmigo, no fue el gobierno como tampoco efue la liga ya destruida, la única opción que queda son tú grupo de amigos que juegan al soldado- pude escuchar el ruido de la silla al levantarse para caminar y colocarse a mi espalda, el cosquilleo en mi nuca emergió, y mis manos invisibles se desplegaron instintivamente, pero no podían ir a ninguna parte, no sabía a dónde dirigirlas, el fuerte tirón de mi cabello a través de la bolsa hizo que desaparecieran, pero el dolor punzante en mis sienes se intensificó, al jalar la bolsa por detrás, hacia que de adelante se pegara a mi cara, evitando que respirara- tú me vas a dar la localización de mi hijo y de mi esposa, sabrás que no eres mi persona favorita, por lo que no me importará hacerte un poco de daño- soltó la bolsa dándome oportunidad de respirar, el aire llegó a mis pulmones trabajosamente mientras intentaba tranquilizarme.
-yo no sé dónde están, estuve en Thurmond todo este tiempo- logré gemir con la esperanza de que me creyera.
-eso lo sé idiota, yo lo que quiero que me des son lugares seguros a donde puedan acudir- mi mente trato de recordar si conocía lugares así, pero se relajó al no encontrar nada, no tendría que esforzarme a cerrar la boca-o nombres de las posibles personas que actuaron, justo antes del ataque del campamento, todos los que te sacaron son posibles candidatos y como me han sacado de mi base de datos, tú serás mi nueva base- temblé al escuchar eso, no podría decir nada tendría que soportar lo que me hicieran, no podía ponerlos en peligro-no tenemos tiempo que perder así que ¿qué tal si empezamos?- se separó de mi, y no pude seguir el sonido de sus pasos.
Mi mente trató de prepararse, recordé todas las cosas buenas por las que debería aguantar, pude ver a Chubs limpiando sus gafas cuarteadas mientras leía un libro de medicina, a Zu brincando en la cama mientras esperaba a que apagara la luz antes de irnos a dormir, a Vida mientras entrenábamos combate y golpeando a propósito, soltando una media sonrisa ante el golpe, a Cate cuando la vi por última vez llorando sobre de mí preocupada, a Jude quien siempre se había colocado a mi lado esperando una orden, pero también apoyándome, a Cole y su voz sureña llamándome Joyita cálidamente cada cinco minutos y por último pude ver a Liam sentado a lado de su moto con manchas de aceite y polvo por toda la cara, cuando volteaba a verme sus labios se curvaban en una sonrisa inconscientemente. <<Sobreviviré para poder tocarlo de nuevo, para poder mirarlo de nuevo, para decirle que no es su culpa>>.
Por más que mi mente hubiera tenido años para preparase no habría sido suficiente para soportar el crujido de un hueso tras una patada en mi pierna, un grito en forma de graznido salió de mi boca mientras yo me retorcía para esconder mi pierna detrás de las patas de la mesa pero era inútil, demasiado dolor, no podía moverla sin soltar otro grito, mis lágrimas ya resbalaban por mis mejillas.
Alguien detrás de mi cerró la bolsa dejándome sin aire mientras gemía y lloraba, mis pulmones ardían por un poco de aire y mi garganta se desgarraba por tratar de darle un poco, estaba a punto de perder el conocimiento hasta que quitaron la presión en la bolsa, mi garganta se quebró al darle todo el aire que necesitaba a los pulmones, lo único que podía escuchar eran mis jadeos y mi corazón palpitar en mis oídos y pecho, tosí varias veces para aclararme la garganta pero era inútil.
-no tiene que ser por este camino, puedes darnos información y te prometo que acabará rápido- <<acabará rápido, me va a matar>> mi cuerpo de nuevo se estremeció ante la idea y me quede callada entre jadeos hasta que encontré mi voz, o una versión de ella.
-véte a la mierda- solté en un gemido.
Alguien me abrió la camisa verde dejando al descubierto las cortadas por todo mi torso, a las cuales les apuntaba en cada golpe que me daba con el puño, mis pulmones de nuevo se quedaron sin aire pero ahora por el impacto de los golpes, el dolor punzante eran como cuchillos que se adentraban por cada herida. Por debajo de la bolsa podía ver solamente mi cuerpo, tenso hasta el punto de quebrarse, estaba manchado de moretones y sangre que resbalaba entre los puntos abiertos manchando todo a su paso.
-tenemos que mantenerla viva, ve a curarla, mañana seguimos- dijo una voz difuminada, no podía concentrarme en nada en específico y las manchas negras aparecían borrando mi visión, sabia que pronto me desmayaría.
Sentí nauseas cuando me di cuenta que apenas era el inicio.

Mentes poderosas 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora