21. Ruby

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Podía sentir mi cuerpo pero hubiera preferido no hacerlo, todo me dolía. No sabía dónde estaba, abrí los ojos y lo primero que vi fue el techo azul de una habitación esterilizada. Respire hondo sin saber qué hacer. <<¿en dónde estoy?>>
Traté de mover mis manos, pero la mano izquierda estaba bajo una cabeza rubia pálida, mi corazón dio un vuelco al ver alguien tocándome por lo que saqué mi mano rápidamente de ahí, tratando de alejarme lo más posible del chico.
Él levantó la cabeza sorprendido y en cuanto vi su rostro algo dentro de mi se rompió, mis brazos dejaron de sentir dolor, de hecho dejaron de sentir cualquier cosa y sin justificación alguna un sentimiento extraño brotó en mi pecho sofocándome hasta el punto del dolor físico, tensando cada músculo en mi cuerpo, mi mente se volvió turbia dejándome solamente ver el rostro pálido y preocupado del chico ante mis ojos.
Sin que pudiera entender el motivo y antes de darme cuenta mis brazos se lanzaron a su cuello acercándolo a mi desesperadamente siguiendo el mandato de un instinto carnal e involuntario, todo a mi alrededor se borró por unos segundos mientras lo abrazaba y por otra razón inexplicable su olor me tranquilizó considerablemente mientras me mantenía lo más apegada a su cuerpo que podía, sus brazos me abrigaron en el momento en que subieron por mi torso deslizando sus manos en cada centímetro de mi cadera, cintura hasta llegar a mi espalda, mi cuerpo me dijo que ahí era un lugar seguro, que era lo único que necesitaba, que era suficiente quedarme entre sus brazos para ser plenamente feliz y poder vivir en un manto de tranquilidad, pero a pesar de eso mi mente se mantuvo en blanco.
No tenía nada en mi mente.
Ni una imagen, o escena en donde aparecía el chico.
Al percatarme de ese hecho me alejé bruscamente de él, sacándome de ese hechizo que sentía entre sus brazos, pero en cuanto aleje mis brazos de su cuello, un frío crudo invadió mi cuerpo, un anhelo por sentir su calidez me empujaba a la figura frente a mi, como si el tuviera fuerza de gravedad propia y solamente funcionara en mi. Obligarme a permanecer en mi lugar fue aún más difícil de lo que creí posible. Sus brazos cayeron pesadamente a mis lados, su cara me dijo que no entendía nada <<pues yo tampoco>>
No me había dado cuenta que mis mejillas estaban empapadas de lagrimas, levanté mis manos para limpiármelas pero el chico se había adelantado, sus manos cálidas recorrían mis mejillas suavemente, nuestras miradas se cruzaron y pude ver por primera vez sus ojos azules llenos de tranquilidad.
Y por fin una imagen apareció en mi mente, esos mismos ojos azules llenos de preocupación, los podía ver a través de la mira de una pistola mientras mi dedo acariciaba el gatillo.
La imagen apareció tan rápidamente y desapareció aún más rápido, sin darme tiempo de reaccionar, como si nunca hubiera existido pero dejó detrás de sí solamente un dolor penetrante en mi corazón. Alejé mi mirada de la suya sin poder quitarme el aturdimiento de mi cabeza, pero mis ojos se toparon con una silueta al pie de la cama que daba pasos acercándose al otro lado.
Era sorprendente la similitud de sus facciones tal vez un poco más delgado y marcado, pero la diferencia más patente era la de edades, el chico de pie era máximo unos tres años mayor que el de alado mío.
Nuevamente mi corazón se apoderó de mi cuerpo sin justificación alguna, sorpresa, alegría y tranquilidad aturdieron mi cerebro, prosiguiendo al cuerpo, un sollozo se desbordó de mi pecho nuevamente haciéndome temblar, subí mis manos a mi boca para sofocar el llanto que sorprendentemente salía de mi.
El entusiasmo cubrió al mundo entero y estuve apunto de salir de la cama para acercarme al chico mayor, pero el se cercó para detenerme, yo solamente pude pasar mis brazos a través de su torso y apretar lo más fuerte que me permitieron mis débiles brazos. Su mano me acariciaba delicadamente mi cabello mientras yo lloraba sobre de él.
Por un lado era el anhelo desenfrenado para sentir la calidez del chico sorprendido, mientras que por el otro lado es la inmensa alegría al ver una cara desconocida.
Ese pensamiento nuevamente me despertó de mi aturdimiento, me alejé abruptamente del joven que me acariciaba tiernamente.
<<no lo conozco, nunca he visto esa cara>> mi mente vagaba por ese pensamiento cuando nuevamente una imagen llegó como un relámpago perforándome la cabeza, el mismo cabello, la misma silueta, aunque no lo había visto de frente lo reconocí, el cuerpo semi-consciente sentado en una silla, mientras se retorcía bajo los golpes de alguien más soltando gemidos de dolor después de una larga tortura.
Mi mente se partió ante el dolor, las náuseas aparecieron y mi vista se desenfoco hasta el punto de marearme. Todos mis sentidos se aturdieron, mis manos comenzaron a hormiguear y un pitido comenzó en mis oídos. Un vacío se abrió paso en mi pecho, comenzó como una simple sensación incómoda pero poco a poco se hacía notar un poco más, haciéndose cada vez más y más grande, volviéndose inevitablemente perceptible para después transformarse en una insoportable brecha que partía a mi alma en dos. Un miedo perturbador e íntimo caló cada nervio en mi cuerpo dejándome petrificada.
Quería alejarme de todo, abstraerme a un lugar en donde nadie me hiciera daño, en donde no me sintiera así.
-Joyita- la voz de alguien se abrió camino entre la niebla de mi mente, pero no sabía qué hacer.
-Cariño- la segunda voz tan dulce y gentil logró despejar un poco mi mente.
<<¿Joyita? ¿Cariño?>>
¿A quien le hablaban?
¿Porqué siento este vacío tan profundo al escuchar esas palabras?
¿Porqué duele?
¿Porqué me siento tan vacía?
-por favor hagan que pare-suplique en un susurro agónico, comencé a temblar mientras me abrazaba a mi misma pues tenía la sensación que me rompería en millones de pedazos.
Levanté la mirada buscando una salida, pero lo único que encontré fue un par de miradas tan desorbitadas como la mía.

Mentes poderosas 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora