III

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George Harrison.

Maldito día de mierda para ir a trabajar.

¿A qué ser humano se le ocurre comer palomitas saladas con chocolate encima? Dios, qué asco. Qué le está ocurriendo a nuestra humanidad.

Mi trabajo de medio tiempo era en un cine que quedaba bastante lejos de mi casa, lo suficiente para que mis padres no se enteraran de lo que hacía. Ellos siempre fueron muy conservadores, nunca les gustó que fuera alguien muy extrovertido y libre, por lo cual no tengo casi nada de amigos.

Otro de mis sueños es irme de aquí, ir a Londres, lejos en un pequeño departamento donde vivir e ir a mi universidad soñada, y es por eso que trabajaba; Necesitaba juntar el dinero para pagar mis propias cosas, pues mis padres se negaron rotundamente al escuchar mis planes de vida, ellos sólo quieren que me quede ahí por siempre y vaya a una universidad local. Obviamente no pasará. Aunque el trabajo normalmente era una basura, ya que al igualmente que en mi escuela recibo abuso de mis mayores, ya sea bajando mi sueldo por cualquier estupidez, regañarme por respirar o solo burlarse de mí. En días realmente horribles se juntaba todo, porque los matones de mi escuela suelen frecuentar por aquí y como siempre, tratan de dejarme en vergüenza o lastimarme.

─¡Harrison! Pon atención a lo que haces y entrega luego esas malditas palomitas. ─Ese era mi superior que tanto detestaba. Una de mis fantasías más grandes era tirarle un bote de palomitas calientes en toda su cara.

─Ya voy, jefe...─ Y rápidamente le di los dulces y refrescos a la respectiva persona que los pidió. Ya estaba aburrido y apenas eran las seis de la tarde, quería irme y pensar en mi tesis tranquilo, pues aquel suceso tenía toda mi atención en estos momentos.

─¡George! ¿Cómo estás? ¿Ya estás cansado? ─Miré en la dirección que venía esa voz y sonreí ampliamente, era Brian.

─¡Brian! Estoy muy bien, ¿y usted? ¿Qué hace aquí? ─Estaba muy feliz de verlo que ni me importó ocultar mi felicidad, a lo que el mencionado rió. Mi voz se volvía algo aguda en situaciones así.

─Calma, chico. ─Sonrió y se acercó a la puerta que llevaba al almacenamiento más accesible, que era por si se nos acababa la mercancía durante el día. Yo sólo lo seguí sin importarme la mirada que mi superior tenía sobre mí.─ Vine solamente a ver unas cuantas cuentas y chequear que todo esté bien.

─Hace mucho no venías...

─He estado ocupado, Georgie. ─Con una sonrisa en su rostro desordenó mi cabello con su diestra, haciéndome reír.─ No es fácil ser el jefe de algo tan grande como lo es este cine.

─Sí, entiendo. ─Suspiré mientras asentía a lo que él decía, pues estaba en lo cierto.

─¿Y cómo ha ido la escuela? ─Siempre que venía preguntaba eso y lo odiaba mucho, porque debía mentirle.

─Va súper bien, sigo siendo el primero de la clase.

─Me alegra que estés feliz ahí. ─Si tan solo supiera.

La verdad es que si bien Brian sabía mucho de mí, no sabe absolutamente todo. Nunca quise contarle sobre mi acoso escolar o el de mis superiores aquí, con suerte sabe lo de mis padres y sobre la universidad, nada más.

─¿Y qué tal vas con esa chica Pattie? ─Al instante me sonrojé cuando mencionó su nombre, por lo que aparté la mirada y pasé mis dedos entre mi cabello.

─Ella... No, nunca estaría conmigo.

─Si algún día te atreves a invitarla a salir, te dejaré una sala de cine sólo para ti. ─Lo miré con una expresión sorprendida y me negué rotundamente haciendo movimientos con mi cabeza.

Cold Dreams [Starrison]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora