IV

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Richard Starkey.

Conectar miradas con el muchacho que estaba sobre la pista de hielo fue algo extraño. Era lindo y la expresión que hizo cuándo dio aquel salto había sido maravillosa, se veía calmado y sin nada que lo perturbara en su cabeza, como si pudiera hacer eso toda su vida y jamás llegaría a cansarse. Lo que ese chico había hecho había sido sin duda fantástico, era del nivel de un patinador profesional no me sorprendería que lo fuera y que en la pared de su cuarto hubieran medallas y trofeos sobre sus paredes. Solté un pesado suspiro, colgué mi bolso  en mi hombro para poder salir del polideportivo pues mi turno de trabajo ya había terminado, y lo que había hecho ese chico me había interrumpido y tenía que ir a ver a Charlie antes de irme a la universidad. No podía perder mucho tiempo.

Bajé las escaleras con rapidez, esperando a que nadie me detuviera por el camino ya que en ese momento el tiempo estaba siendo valioso. Pero no funcionó mucho pedir mentalmente que nadie se atravesara en mi caminar, porque la primera persona que apareció fue mi madre con esa sonrisa tan burlona que la caracterizaba cuándo hablaba conmigo dibujada en su rostro.

─¿A dónde vas?

─A casa.─ Respondí intentando evitarla, pero ella seguía irrumpiendo en mi camino.

─¿A ver a la mocosa?─ Gracias a ese comentario me detuve en seco. Siempre había odiado con que le dijeran de tal manera a Charlotte, y ella siempre lo hacía.─ ¿Qué habrás hecho para que tú padre se fuera?

─Supongo que lo mismo que hice cuándo tu te marchaste.─ Puse mis manos sobre uno de sus brazos y la aparté para así poder salir de una vez por todas de ese lugar. ─Al menos el tuvo la descendencia de dejarme cuándo ya podía cuidarme por mi mismo.

Escuchaba reclamos de Elsie, reclamos que luego se detuvieron y fueron cambiados por John exclamando mi nombre para que yo detuviera mi caminar, pero no lo hice. La conversación obligada que mi madre me había dado había dejado mis ánimos por el suelo y lo único que quería hacer era llegar a casa, pasar tiempo con Charlie y faltar a la universidad en la noche.

[...]

¿Entonces no irás a la escuela hoy, Richie?─ Preguntó Charlie, quién se encontraba sentada sobre mi regazo con sus pequeñas manos en mis mejillas, aplastandolas. Negué un poco con mi cabeza ante su pregunta. ─¿Y por qué no?

─¿Quieres que me vaya?─ Pregunté dispuesto a hacerle una broma.

La levanté de mi regazo para progresivamente levantarme del sofá y comenzar a caminar hacia la puerta intentando aguantar las risas que amenazaban con salir de mi boca. No pasaron muchos segundos cuándo sentí los pequeños brazos de Charlotte envolviendo mis piernas, razón por la que la levanté en mis brazos y la giré un par de veces en el aire.

─No te vayas, Richie. De verdad que me gusta mucho cuando no vas a la escuela.─ Puso sus manitas sobre mis hombros y dejó un sonoro besito sobre mi mejilla. ─Porque así podemos jugar a la princesa y al príncipe.

─Sí... Podremos jugar, pero sólo un rato porque tienes que dormir. Mañana es sábado y...─ No pude terminar mi frase puesto que la puerta fue tocada.

Dejé a Charlie en el suelo y abrí el trozo de madera que separaba el pasillo del interior de la casa. Apenas se abrió la figura de John con una sonrisa burlona apareció en ella.

─¡Johnny!─ Charlotte exclamó con sus brazos sobre su cabeza al momento en que vió a John.

─¿Pero si no es la princesa más hermosa que jamás hayan visto mis ojos?─ Mi mejor amigo se adentró a la casa y tomó en brazos a mi hermana mientras que yo cerraba la puerta.

Cold Dreams [Starrison]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora