VIII

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Richard Starkey.

Apenas abrí la puerta un George con ropa
casual y una muy pequeña sonrisa en su rostro se apareció frente a mí. Una mochila colgaba de sus hombros y sus manos apretaban las tiras de estas cómo si fuese a escapar, el moretón de su ojo ya estaba casi sano y el corte en su nariz estaba casi cicatrizado.

─Por favor, pasa.─ Dije con una sonrisa, haciéndome a un lado en la puerta para darle espacio y que entrara.

Al cerrar la puerta los rápidos y cortos pasos de Charlie no se hicieron tardar en el pasillo con dirección a la sala, y sin previo aviso al darle la espalda a la puerta George ya se encontraba en cunclillas frente a Charlotte mientras que ella dejaba un besito en su mejilla en forma de saludo.

─George cuidará de ti hoy.─ Mencioné mientras sacaba mi abrigo del perchero para progresivamente colocarlo sobre mis hombros. ─Porque al parecer Maureen tendrá una cita con su novio.─ Susurré haciendo que Charlie me observara con sorpresa y con sus manos tapando su boquita, cosa que me hizo reír a mí y a George.

─Traje unas cosas para divertirnos.─ Dijo George para después susurrar algo en la oreja de Charlie, que por obvias razones no logré escuchar.

Sea lo que sea que George le haya dicho era algo bueno, pues mi pequeña hermana no tardó en comenzar a saltar sobre su lugar con una sonrisa y emoción en sus pequeños ojitos.

─Por favor, no hagan algún tipo de locura que dañe la casa.─ Comenté divertido mientras tomaba mi mochila de uno de los sofás. Ambos me miraron con el entrecejo ligeramente fruncido.

─No serán locuras...─ Comenzó Charlie, observandome ahora con una sonrisa traviesa.

─Es ciencia.─ Completó el chico de grandes colmillos, dejando estos mismos al aire por la sonrisa que apareció en sus labios.

Solté una risa aereada para después negar con mi cabeza. Me puse en cunclillas a un lado de George para así poder acercarme a Charlie y dejar un besito sobre su mejilla, cosa que la hizo soltar una pequeña risa.

─Vuelvo en la noche.─ Dejé otro beso en la mejilla de Charlotte y me incorporé, cosa que George imitó.

─¿A qué hora vuelves?─ Preguntó cuándo sacó su mochila de sus hombros para dejarla sobre el sofá más grande.

─Diez y treinta, tal vez once. La hora de dormir de Charlie es a las nueve.

─A las nueve, entendido

─Puedes sacar cualquier cosa de la cocina, si sientes hambre o si Charlie siente hambre, no dudes en hacerlo.─ Asintió y me dedicó una sonrisa.─ Bien, ya me voy. ─Me incliné hacia él y dejé un beso sobre su mejilla, sintiendo esta con un poco de temperatura.

─Que... Que tengas un buen día de trabajo.

Le agradecí con una sonrisa, para después salir por la puerta principal agradeciéndole antes por aceptar cuidar a Charlie.

[...]

Había decidido caminar hacia el trabajo, pues aún quedaba mucho tiempo como para tomar un autobús. Y también servía para relajarme.

Crazy, de Aerosmith pasaba por mis audífono cuando una llamada arribó a mi teléfono interrumpiendo la voz del vocalista de esa tan aclamada banda. No quedó de otra que responder la llamada sin quitarme los auriculares, para después seguir con mi sesión de música increíblemente buena.

─¿Bueno?

─¿Richard Starkey?

─Soy yo.─ Respondí, casi al instante en que di mi respuesta se escuchó un carraspeo de garganta al otro lado de la línea.

Cold Dreams [Starrison]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora