XXVIII

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Richard Starkey.

Observé esa caja que estaba reposando en mi regazo, no quería abrirla, pero sentía que era necesario, lo era si no quería olvidar todo lo bueno que ocurrió con George.

Mis manos recorrían con delicadeza ese pequeño cofre de cartón desgastado, pasando por las esquinas, ensuciando un poco la punta de mis dedos, hace tanto tiempo que estaba guardada debajo de mi cama que ya había adquirido más polvo del que hubiera deseado. Solté un fuerte suspiro, apreté mis labios y al fin tomé el valor necesario para destaparla, sintiendo como mis ojos comenzaban a humedecerse al encontrarme con todos esos buenos recuerdos.

Sonreí sin poder evitarlo cuando divisé que en una de las esquinas de la caja había una foto de él y Charlie haciendo una morisqueta hacia la cámara. Casi en el fondo de la caja había un papel amarillo, un tanto arrugado y doblado en cuatro, lo tomé, desarmé sus pliegues y mis mejillas se entibiaron cuando leí "Canción para Richie" en una esquina y un dibujo mal hecho de un sol con ojos azules a su lado. Era esa canción que había cantado para mi y exclusivamente para mi en el salón de música del instituto de Liverpool, aún podía recordar cuan nervioso él estaba y como era que yo no podía dejar de mirarlo, pero sobretodo no podía olvidar su voz. Es voz que salió desde su corazón sólo para mí, un poco temblorosa, pero magníficamente harmoniosa.

No quería olvidarla nunca.

Lo siguiente que salió a la luz fue esa tira de fotografías que tomamos en nuestra cita, esa donde nuestro primer beso había quedado plasmado en un trozo de papel. Aún podía sentir cuan dulce fue ese beso, por sus labios o tal vez por el algodón de azúcar que él había acabado de comer, en ocasiones seguía soñando con ese momento y se sentía tan real que la tristeza siempre llegaba a mi luego de despertar.

Deslicé mis dedos por la fotografía, sólo en donde George se encontraba, preguntándome como estaría, si se alimentaba de la forma correcta, si es que el muchacho que vi en la vídeo llamada el otro día era verdaderamente él u otro sujeto.

George.

Mi Georgie.

Lo extrañaba tanto.

Escuché la puerta de mi departamento ser abierta, no me importó en lo absoluto, estaba ensimismado en esa fotografía, donde él se veía tan lindo y puro. Sentí unos pasos y una voz que ni siquiera me molesté en reconocer, no quería separarme de esos recuerdos, no aún. La puerta de mi habitación se abrió, pensando que era Tom, no quise tomarle importancia, sabía que él no me diría nada por recordar algunas cosas del pasado.

Pero no era Tom.

—Richard.— La voz de Barbara resonó por toda mi habitación, me congelé, apreté la caja a mis manos, pensando que ella podría hacerle algo malo.

Estaba nervioso, mi cuerpo temblaba y Barbara no hacía nada más que observarme con desprecio y podría decirse que también con asco.

Tomó la tira de fotografías que en mi mano se encontraba, la examinó y antes de que yo pudiera hacer o decir algo ella la devolvió a la caja, sin haberla roto, sin haberle hecho algún tipo de daño.

—Es increíble que estés conmigo mientras aún piensas en ese mocoso.— Se oía molesta, como si estuviera ardiendo en rabia.

No podía perderla a ella también.

—Barbara, espera, déjame expli...

Cold Dreams [Starrison]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora