XXVII

931 93 176
                                        

George Harrison.

Un dolor punzante pasó desde mi nariz hasta mi frente en cuestión de segundos y las lágrimas inconscientes no tardaron en aparecer bajando por mis mejillas, tomé aire fuerte y esperé a que el proceso terminara, escuchando las risas de mi amigo en cada rincón de la habitación.

—Te dije que dolía más que las otras.— Murmuró el pelirrojo que tenía como amigo mientras limpiaba la sangre que salía de mi nariz. —Es cartílago, pero hay que admitirlo, debí haber fotografiado tu cara.

—Ya cállate.— Lo aparté de mi y bajé de la camilla que la tienda tenía para dirigirme hacia el espejo que había en una de las paredes. —Se ve increíble.

Mi nueva perforación combinaba a la perfección con las otras dos que hace un par de meses había puesto en mi rostro, hacían una linea diagonal invisible en mi cara que me causaba un poco de gracia, todo había empezado con una perforación en el lado derecho de mi labio inferior, luego otra en mi ceja izquierda y por último en mi nariz, al fin ya tenía mi preciado septum.

Esas perforaciones no fueron los únicos cambios en mí.

Desde que Richard me había abandonado, mi vida había tomado ciertos rumbos de los cuales no estaba muy orgulloso, pero me gustaban. El tono natural de mi cabello había casi desaparecido gracias a los colores que había comenzado a aplicar, ahora por los lados era un verde casi radioactivo y desde mi frente hacia atrás variaba entre negro y castaño.

Me encantaba.

Mis ropas gigantes de nerd habían sido sustituidas por apretados pantalones de cuero o jeans rasgados, camisetas negras de bandas que a veces rompía en las mangas para darles más es estilo, mis usuales Vans, cambiaron por enormes botas al estilo militar, ahora usaba chaquetas de cuero gigantes que yo confeccionaba con tachas y dibujos sin sentido, mi cuello siempre estaba adornado por cintas negras ajustadas a este mismo o pesadas cadenas que terminaban cayendo sobre mi pecho.

Mi rendimiento en la escuela no había bajado, pero yo ya no era al que usualmente golpeaban, yo me buscaba peleas, ya no soportaba que hablaran en mis espaldas o se burlaran de mí, más de una vez terminaba moreteado o mal golpeado por defenderme, pero era mejor eso a quedarme callado, quieto y sumiso.

El patinaje lo seguía practicando, había mejorado e incluso me buscaban de equipos para participar en competencias o concursos amistosos, pero me negaba, a lo único que aceptaba, con suerte, eran las competencias internas del gimnasio en donde practicaba, ahora el patinaje era sólo algo mío que no quería mostrar con casi nadie, no luego de la peor vergüenza que pasé en la última competencia.

—¿Listo para el show de hoy?— El brazo de David pasó por mi hombro y me atrajo hacia él para comenzar a salir de su tienda, él ahora era uno de mis mejores amigos, tal vez no tanto como Paul, pero si de los mejores. —¿Quién no estaría listo si me tienen a mi como vocalista principal?

David Robert, o David Bowie como prefería ser llamado, era la razón del porque yo participara en fiestas a mediados de semana, el porque en mis brazos habían algunos tatuajes sin sentido y el que me enseñó a mezclar mis pastillas para dormir con la marihuana. Él, además de vivir por la industria del tatuaje era conocido en todo Liverpool por saber en qué lugares comprar la mejor droga, por encontrar las mejores fiestas...Y claro, yo podía sacar mucho provecho de aquello.

Era como una especie de oscudo protector, porque nadie se metía con él gracias a su reputación, sus brazos enteramente tatuados que siempre estaban al aire, su cabello entre rojizo y rubio y su pircing en la nariz.

John y Paul lo odiaban, pero ellos no podían hacer nada para que me alejara de él.

[...]

Tenía un par de bolsas con distintos tipos de bebidas alcohólicas en cada mano, David estaba a mi lado y el resto de mi banda también, todos lucían casi como  yo, sólo que algunos más demacrados que otros. Un pequeño ritual nuestro era embriagarnos antes de cada presentación y esta vez era mi turno de invitar, era por esa razón que íbamos camino a la casa de John.

Cold Dreams [Starrison]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora