IX

1.2K 175 350
                                    

George Harrison.

Estaba en el sillón de la casa de Richard haciendo mis tareas, como siempre. Esta vez me habían dejado más de la normal, aunque ya la había hecho y simplemente la estaba haciendo por segunda vez para comprobar.

Había pasado la tarde jugando con Charlotte, ya que le había traído unas cosas que había hecho para Ciencias. Nos divertimos mucho juntos, lo que era raro porque con suerte conocía mi nombre, pero aún así pudimos congeniar bastante bien.

De pronto mi concentración se vio interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose, la cual no miré y seguí haciendo mis cosas, pues sabía de quién se trataba.

─¡Richard! ¿Te fue bien hoy? ─No escuché nada más que su mochila caer al suelo, así que lo miré rápido y lágrimas caían sobre su rostro.─ ¿R-Ringo?

No se movía, su mirada estaba perdida y apagada, sin brillo. 

Me levanté con rapidez y me acerqué a él, estaba preocupado por su extraño actuar y agradecí internamente que su pequeña hermana ya estuviera durmiendo. 

No tenía idea de qué hacer ni decir, pero me decidí a acercar mi mano con lentitud a su cabello, hasta que ahí llegó y repentinamente me miró asustado, con la respiración acelerada.

─N-No...

─¿Qué ocurre?

Le susurré pero otra vez no obtuve respuesta, así que tomé su mano con la mayor delicadeza que tenía y lo guíe hasta su sofá, para dejarlo allí sentado. Corrí hasta su habitación y tomé la primera manta que vi, al volver lo tapé con ella, haciendo que él la tomara y se acurrucara en una esquina del mueble. 

No tenía la menor idea de qué le ocurrió y quizás nunca lo sabría, pero sentía la necesidad de protegerlo en ese momento, tal como él lo hizo.

Puse a hervir un poco de agua y busqué entre los muebles alguna taza, azúcar y el té, claro. Encontré todo en un mueble que estaba junto al lavaplatos, en el que había algunos platos sucios que había ocupado con Charlotte, así que me dispuse a limpiarlos con rapidez. 

Una vez terminado fui hasta donde Richard y estaba en la misma posición que hace cinco minutos atrás. Realmente estaba preocupado, es decir, siempre lo veía con una expresión en su rostro, sea la que sea, pero esta vez estaba en blanco.

Quería preguntar, pero no quería irrumpir en su vida privada, ya que está la posibilidad de que haya terminado con una novia, lo hayan despedido o vio algo indeseable.

─¿Ringo...? 

No había alcanzado ni a formular una pregunta y el hervidor me interrumpió, asustandome y provocando que soltara un pequeño grito. Miré al mencionado y éste me devolvía la mirada algo sorprendido, pero con una mueca en su rostro, quizás burlándose.

Fui hasta donde el artefacto y preparé el dichoso té, llevándoselo a Richard y entregándoselo con sumo cuidado, pues podía quemarse a causa de un mal movimiento. 

─Gracias, George. ─Había hablado por fin, haciendo que lo mirara al instante. 

─¿Oh? ¡Sí, claro! No tienes que agradecer. ─Me senté junto a él y de a poco me fui acercando, hasta quedar a una distancia normal. No quería ahogarlo con mi presencia pero también quería acompañarlo.

─¿Es una molestia para ti el que te quedes un rato más?

─Claro que no. ─Sonreí a la vez que lo miraba y él se dispuso a tomar de su té.─ Cuidado con quemarse.

Cold Dreams [Starrison]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora