Richard Starkey.
El señor Stanley me había llamado para ir a la oficina cuando estaba en mis horas libres con Charlie, así que no tuve más remedio que dejarla con Maureen para poder ir antes de que empezara mi turno de trabajo en la pista de hielo de Elsie.
─¿Ruth?─ La secretaria levantó la vista de su computadora para poder verme y progresivamente sonreirme. ─El señor Stanley me dijo que viniera, ¿Está en su oficina?
La muchacha asintió antes de decirme que podía entrar, que él me había estado esperando desde hace unos minutos.
Caminé por el pasillo que conectaba el resto de las oficinas con la suya a paso lento, pues lo único que quería era no entrar ahí. Llegué a la puerta que tenía una placa con el nombre de su cargo en la empresa y la toqué un par de veces, escuché los pasos firmes al otro lado y pronto mi cuerpo comenzó a temblar. Apenas la puerta se abrió se dejó ver el cuerpo del hombre con una sonrisa algo descarada, lo que me puso aún más nervioso.
─¡Richard!─ La voz de Astrid, la hija de Elsie, resonó por todo la planta. Dejándome confundido. ─¿Qué crees que haces aquí? ¡Tú turno de trabajo debió haber empezado hace media hora!
Ahora estaba más que confundido, mis turnos de trabajo en la pista de hielo no empezaban hasta las ocho los lunes y apenas eran las siete quince.
─Pero mis turnos empiezan más tarde los lunes.─ Dije mientras me volteaba para verla, dándole la espalda al señor Stanley. ─Y son las siete aún.
El rostro de Astrid se tiñó de rosa y soltó un suspiro. En el palacio de hielo siempre se rumoreaba que ella sentía cosas por mí, pero a mí siempre se me hacía extraño e imposible, porque ella era mi hermana ─aunque ella no lo supiera─, tenía novio y a cada momento me expresaba cuánto me odiaba.
─Lo... Lo que pasa es que mi madre me envió a buscarte.─ Cruzó sus brazos por sobre su pecho y frunció su ceño. Desde lejos podía verse que estaba nerviosa. ─Dice que necesita la pista lisa para la competencia de infantes mañana.
Solté un suspiro y me volví a voltear hacia mi jefe, este estaba con el ceño fruncido, notablemente enojado.
─¿Le molestaría que me ausente ahora, señor Stanley?─ El hombre sonrió de una manera burlona.
Se inclinó hacia mí de tal manera de que su boca quedara cerca de mi oído para que fuera lo que fuera que me iba a decir solamente lo escuchara yo.
─Puedes irte, pero te quiero aquí mañana a primera hora. No te librarás tan fácil.─ Lo observé con recelo en el momento en el que él se alejó, y el sólo me sonrió. ─Entonces nos vemos mañana, Richard.─ Dijo con una sonrisa, como si no hubiera dicho lo anterior, quedando bien frente a Astrid.
[...]
Apenas llegué a la pista subí a la oficina de Elsie, ella frunció el ceño al verme entrar por la puerta, luego llevó su mirada hacia el reloj que se encontraba en su pared y frunció más el ceño.
─¿Qué haces aquí? Aún es muy temprano.
─Astrid me dijo... Me dijo que tú la habías enviado buscarme a mi otro empleo.─ Se sacó los lentes que llevaba puestos y los arrojó sobre el escritorio, cerró sus ojos y luego comenzó a masajear con sus dedos su tabique.
─No, Richard. No te he mandado a llamar.─ Soltó un suspiro, como si estuviera verdaderamente estresada. ─Si quieres puedes irte y volver más tarde o quedarte merodeando por ahí hasta que tu turno comience.
Apreté mis labios y fruncí ligeramente el ceño, asentí una vez con mi cabeza y cerré la puerta de su oficina para retirarme. No había caso que me fuera a casa de nuevo porque no faltaba más de media hora para comenzar mi turno aquí, así que opté por comenzar a merodear.
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Cold Dreams [Starrison]
Fiksi Penggemar[STARRISON] A pesar de todos esos sueños fríos dentro de mi cabeza, él era el principal.