51. Te amaré.

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DANIELA POV.

Hoy es domingo, estoy ayudando a Mirella y Anker a montar las nuevas cosas para su bebé en su nuevo chalet, han vendido el apartamento, y ahora viven en el extraradio. Yo aún no he decidido si seguir en mi apartamento o comprar uno más grande, o quizás un pequeño chalet a las afueras cerca de ellos, con lo cual aún no he comprado nada necesario para el bebé.

-¿Cuando piensa volver Yarel?.- Pregunta Mirella a Anker. Sé que lo ha hecho para que yo la escuche a ella, y para que escuche la respuesta de Anker. Estoy segura de que entre ellos ya han hablado del tema.

-No me lo ha dicho.- Responde Anker con cara de inocente. Mirella siempre juega con las mismas cartas. Llevamos demasiado tiempo juntas para sabernos nuestras barajas a la perfección.

Terminamos de montar la cuna y parte de los muebles de la habitación que será del bebé, es un tono marrón pastel.

-Creo que me voy a ir a casa.- Digo mientras cojo mi chaqueta de encima del sofá, que aún está envuelto en plástico.- Necesito descansar.- Mirella sonríe y asiente.

-Ahora serás más marmota de lo que solías ser.- La intento matar con la mirada pero no me funciona. Ella ríe. ¡Maldita mejor amiga!. Anker nos mira con cara de guasa, le mantenemos entretenido.

Cojo mi BMW y conduzco casi hasta el otro lado de la ciudad, donde está mi apartamento. Mirella vive casi una hora de mi ahora mismo.

Cuando llego a casa oigo maullidos de Zarpas Suaves al otro lado de la puerta. Me doy toda la prisa que puedo en entrar y cerrar la puerta. Está al otro lado del salón tumbado y las cortinas se han caído, la barra lo ha pillado debajo y no se puede levantar. Intento correr hasta el, sin darme cuenta que, las cortinas han tirado su aparato de agua continua y está el suelo totalmente encharcado.

Caigo al suelo de lado golpeándome el vientre y la cabeza. Intento levantarme pero me mareo y finalmente por mucho que lucho contra evitarlo, me desmayo.

No se cuánto tiempo pasa hasta que oigo la puerta abrirse.

-¿Daniela?. ¡Daniela!.- Reconozco la voz, es Yarel. Noto como me coge entre sus brazos y me deja con cuidado en el sofá. Poco a poco consigo abrir los ojos.- ¿Cariño?.- Pone sus labios en mi frente.

-Zarpas...- Noto como mira a las cortinas y en unos segundos tengo a Zarpas Suaves en mis manos. Está algo mojado.

-Aquí está.- Lo miro por todos los lados. Está bien, no le ha pasado nada.

-Me duele muchísimo la cabeza.- Me levanto y poco a poco voy hasta el baño, antes de entrar en el noto como algo me corre por la pierna. ¿Me estoy meando a estas alturas ya?. ¿He roto aguas?. ¡Sino me toca!. Cuando bajo la cabeza veo que no es pis, estoy bañada en sangre. Me toco la cabeza, pero nada, la sangre sale de entre mis piernas.- ¡Llama a una ambulancia!.- Yarel llega corriendo al baño, casi derrapando por el pasillo mientras grita asustado improperios en danés.

-¿¡Que ha pasado?!.- Ve toda la sangre de mis piernas y las ligeras gotas por el suelo que he ido dejando sin darme cuenta.

-El bebé.- Y antes de oír su respuesta me vuelvo a desmayar.

-Nena... despierta... por favor...- Reconozco la voz de Yarel de nuevo. Noto que estoy tumbada, y recuerdo lo último que ha pasado. Siento presión en una mano, la cual está cerca de la cara de Yarel y entre sus manos, es la izquierda. La otra automáticamente me la llevo al vientre.

-¿Qué ha pasado?.- Digo abriendo los ojos rápidamente mientras me incorporo. Mi respiración se empieza a alterar por haberme incorporado tan rápido y uno de los aparatos empieza a pitar frenéticamente.

¡No! Es mio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora