DANIELA POV.
Estamos a veintisiete de mayo, un precioso sábado entre primavera y verano. Han pasado tres semanas desde que Yarel consiguió encontrarme, pero al fin y al cabo, tenía el tercer plan de huida, el cual tuve que tomar casi antes de tiempo.
Caleb me acompañó hasta a donde ahora mismo estoy, Gedrez, Asturias, mientras Hayden se encargaba de recoger todas mis cosas, ya que como sospechaba el, en cuanto se iría, Yarel volvería a la casa a buscarme, cosa que comprobó durante una semana entera Caleb.
No puedo seguir ocultando a mis padres el pequeño secreto que cada día crece un poco más y se hace mas notable en mi cuerpo, ya estoy en la vigésima primera semana, por el quinto mes, y sé que como se enteren más tarde, se van a enfadar muchísimo más que si se enteran ahora. Aunque no me meten prisa por volver -gracias a dios han comprendido que necesitaba un descanso de todo lo que allí me rodeaba- desean con todo su alma que por fin vuelva. Estos meses se han ocupado de que los números de mi cuenta subieran más que bajaran, aunque por ahora no he gastado más de lo que yo ya tenía previsto.
Mirella por otra parte, dice que se encuentra bien, pero en realidad sé que se está empezando a consumir sin tener a Anker al lado dándola todos los mimos del mundo, profesándole el amor que tanto siente por ella. Minerva -su hermana mayor- cada día la ve más demacrada y quiere ir a Canadá a por ella, pero no puede dejar a sus pequeños solos, aunque sea en un lapso tan corto de tiempo. Y ahora es cuando me pregunto. ¿Dárian querrá el hermanito o hermanita que viene en camino?. Imagino que sí, aunque nunca se lo he preguntado, creo que le encantará, sé que ha pasado toda su infancia jugando solo, pero juro que desde que yo vuelva eso cambiará, todo cambiará radicalmente si, y tengo miedo, mucho miedo.
Salgo de la ducha y mientras me hago el turbante en el pelo para que el agua no resbale por mi piel, escucho la vibración del teléfono, voy hasta el y miro la pantalla, es Mirella. Me seco las manos lo más rápido que puedo y cojo la vídeo llamada.
Al otro lado encuentro a una Mirella demacrada y con ojeras.
-Buenos días pequeña. ¿Que te pasa?.- Me pongo de pies y miro por la ventana del pequeño salón, observo el monte, donde a lo lejos veo a una osa con dos oseznos pardos escalar por un peñasco por el que no van a tener mucha estabilidad.
-He decidido que o aborto o se lo cuento ya mismo. No quiero perderlo Daniela, y no voy ha hacerlo por tener un pequeño antes o después.- Ya no podemos abortar, el tiempo se terminó hace casi más de dos meses, pero no creo que sea la respuesta más correcta que puedo darle a Mirella. Sopeso la respuesta mientras sigo observando al osezno más pequeño, que resbala de el peñasco y cae entre la maleza que hay debajo, que oportuna la escena para este mismo instante.
-No pienso decidir por ti, pero Anker amará a ese bebé al igual que te ama a ti, es una parte de vosotros dos.- La osa busca al osezno desde lo alto del peñasco mientras evita que el otro corra la misma suerte echándolo ladera arriba con sus patas.
-Sabes que ha pasado demasiado tiempo, al igual se enfada por habérselo ocultado todos estos meses, o ya por el simple hecho de haberme ido de su lado para poder encubrirte a ti también.- Dejo de observar la escena y voy a la cocina a por una botella de agua fresquita, hago malabares con el teléfono para que Mirella me siga viendo y yo pueda cogerla del frigorífico. Ella vuelve a hablar.- También tu baja termina ya, ¿no?.- El agua se me va por el lado equivocado cuando escucho eso otra vez, cosa que he ignorado estos meses. Firmé un puñetero despido, no una baja temporal para irme de vacaciones.
-¿Como que mi baja Mirella?.- Toso un poco para sacar el agua del conducto que no es, por el cual se me ha ido.
-Yarel le contó a Anker que habías firmado una baja temporal para relajarte.- ¿¡Relajarme?!. Lo que necesito es que él desaparezca de la faz de la tierra. Esa sería la única manera de relajarme por completo y no pasarme la vida en guardia.
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¡No! Es mio.
RomansaDesde que era pequeña siempre he querido tener unos pequeños pies corriendo por casa, el problema es que jamás he encontrado con quien hacer eso. Hace unos meses decidí que fuera así, pero sin necesidad de tener que hacerlo con alguien, criaría esos...