DANIELA POV.
Vamos a mi habitación, por qué me niego a hacerlo en otro hotel o en su casa. Cuando entramos por la puerta lanzó el iPhone al sofá y me quito los tacones, los cuales me están matando los pies.
-Eres más pequeña de lo que pensaba.-Me dice sonriente desde el marco de la puerta mientras la cierra. Cojo un tacón del suelo y se lo lanzó. Lo esquiva como si nada.
-Pero matona.-Levanta las cejas y se acerca como un león hacia su presa.
-Eso ya lo veremos.-Me muerde el labio inferior y sonríe. Si, ahora lo veo aún más grande que con tacones.
Le quito la chaqueta de su esmoquin negro como puedo. Caemos en la cama como un peso muerto. El encima y yo debajo. Le desabrocho los primeros botones de la camisa y le quito la pajarita. Parece un dios vikingo, griego o sacado de un sueño, de uno de mis mejores sueños. Está mejor de lo que hasta yo pensaba. En lo que me quiero dar cuenta estamos los dos en ropa interior. De fondo suena Photograph de Ed Sheeran, mi lista de reproducción se habrá puesto sola. «Loving can hurt. Loving can hurt sometimes. But it is this that I know».(«El amor puede doler. A veces, el amor puede doler. Pero es lo único que conozco»), dice al principio de la canción. Esto no es amor, ni espero que llegue a serlo.
-Bonito conjunto.- Dice quitándome el tanga negro de lencería con la boca. Es lo único que me queda de ropa.-Tan bonito como tú.- Me estremezco al notar su aliento en mi sexo.
Vuelve a subir y me saquea la boca. Le bajó los calzoncillos ayudada por manos y pies. Pensaba que había visto todo en mis veinticinco años de vida, pero nada como esto. Tiene un miembro extremadamente largo y ancho. Se le acaricio desde el tronco hasta la punta. De su garganta sale un sonido gutural muy sexy.
-No hagas eso o no conseguiré resistirme.- Dice mordiéndome el cuello con fuerza.
Sus labios tienen un ligero tono rojo de mi carmín. Me muerde y succiona el cuello, alzó las caderas hacia su miembro, que cada vez parece ser aún más grande si cabe. Le muerdo el lóbulo de la oreja izquierda. Frota su miembro contra mi sexo y suelto un gemido de placer.
-Si jugamos, yo soy mejor señorita.- Dice mientras juega con mi lóbulo de la oreja izquierda.
Baja hasta mis pezones. Me succiona y chupa el derecho. Y juega con el izquierdo entre los dedos de su mano. Frota su miembro contra mi sexo de nuevo. No aguantaré mucho más yo tampoco si sigue con este ritmo de estimularme todo el cuerpo.
-¿Qué es esto?.- Dice pasando sus dedos por mis labios y dejando mi clítoris hinchando al descubierto.
-El placer de una mujer.- Digo mientras el sigue jugando con mis pezones con su boca.
Baja por todo mi cuerpo dejando a un reguero de besos húmedos desde el cuello hasta mi monte de Venus. Separa mis piernas y mete su cabeza entre ellas. Mordisquea mis muslos. Mi monte de Venus. Y de repente mi sexo se topa con su lengua. Da pequeños golpes con su lengua. Es como un látigo pero que sólo provoca placer.
-¿Tomas la píldora?.- Me pregunta mientras mete dos dedos dentro de mí y todo mi interior se tensa alrededor de ellos.
-Si.- Es una mentira piadosa, hasta hace unas semanas sí. Pero creo que para lo que quiero ahora mismo, va a ser que no. Él nunca se enterará de que tendré un pequeño bebé suyo si todo va bien. Karma no hagas tu aparición estelar en este plan.
Sube por mi cuerpo. Abre mis piernas con sus las suyas. Coloca la punta de su miembro entre ellas.
-¿Preparada?.- Dice mirándome a los ojos.
-Sí.- Digo con la respiración entrecortada. Creo que el corazón se me va a salir por la boca de lo rápido que me late.
La primera vez no llega a meter casi nada. Mi cuerpo está acostumbrado a medidas más normales. La segunda casi. Y la tercera entera. A la tercera va la vencida. Al principio noto algo de dolor. Y luego todo es placer a medida que se mueve con delicadeza dentro de mí.
-¡Ahhhh!.-Grito cuando da una estocada profunda sin avisar.
-Eres tan terriblemente perfecta a mi. - Dice mientras se levanta conmigo encima, sin mover su pene ni un centímetro fuera de mí.
Apoya mi espalda en la pared. Le abrazó del cuello para sostenerme. Aunque ya me sostiene el sin necesidad de agarrarme. Le intentó agarrarme a sus costados, pero no me deja. Coge mis manos, y con su mano derecha me las sujeta por encima de la cabeza. Cada vez sus penetraciones son más rápidas. Empiezo a notar como un torbellino de emociones brotan de mi estómago y empiezo a tensarme. Y en menos de un minuto estoy en el paraíso del orgasmo. Dos segundos después noto como Yarel respira entrecortadamente y se deja llevar frenando su ritmo. Me deja sobre la cama y él se hace a un lado, pero con su brazo por debajo de mi cuello.
-Pequeña pero matona.- Dice tocándome la punta de la nariz con la suya y mordiéndome el labio superior.
Después de ese llegan otros cuatro asaltos más, Yarel se queda dormido como un oso en el lado derecho de la cama, no creo que se despierte. Me levanto sigilosa de la cama y me voy a la ducha. Estoy cansada, pero si no me ducho ahora no me dormiré, odio estar tan sudada. ¿Previsiones del tiempo para mañana?. Graves agujetas. ¿Por qué zonas?. Por todo el maldito cuerpo. ¿Cómo se llama el temporal?. Yarel.
Me freno frente al espejo. Tengo carmín por todo el cuerpo de sus besos. Pongo el agua en la bañera que es bastante larga. Me pongo el iPod con los cascos mientras se llena la bañera, fue buena idea dejarlo en el estuche de aseo. In the name of love de Martín Garrix y Bebe Rexha suena a todo volumen en mis cascos. Empiezo a tarareando, pero como siempre, termino a grito pelado.
De repente noto un dedo en mi hombro, y del salto casi me meto de cabeza en la bañera. Me doy la vuelta, veo a Yarel con mi iPhone en la mano y cara de pocos amigos.
-¡¿Qué quieres!?.- Le digo gritando.
-¡Toma tu teléfono y no me grites!.- Me dice con aún más cara de enfado.
-¡A la que casi matas de un susto es a mí!.- Lo miró mal.
Yarel me mira y sonríe. En ese momento me doy cuenta que lo único que llevo, es el iPod y iPhone en la mano y los cascos en la cabeza.
-¡Fueraaaa!.- Le doy la vuelta y le empujó hasta la puerta. Mierda, no tiene tranco.- ¡Y ni se te ocurra entrar!.- Digo gritando.
Miro el teléfono y cuelgo la llamada. Sé que es de Juanma porque en la pantalla pone "Mi Bomboncito", y que conste que lo eligió el.
Me meto en la bañera y cierro los ojos. Un minuto después noto que algo me tapa la luz. Abro los ojos y veo a Yarel.
-¡¿Qué no te quedo claro?!.- Le digo lanzándole la pastilla de jabón.
-Lo de que no entrara, podría ser.-Dice sonriendo.- ¿Puedo?.- Niego con la cabeza.
-Ahora no, te esperas.-Digo señalando la puerta con el dedo.
-Cabezona.- Se pone delante mío, me coge y yo automáticamente le hago el koala rodeándole con mis piernas sus caderas.-¿Lo ves que fácil es?.- Le miro con cara de enfadada, como realmente estoy.
Se mete en el agua conmigo encima. Y yo me doy por vencida, para qué luchar, estoy demasiado cansada.
-Date la vuelta.- Dice mientras me mira.
-¿Para qué?.- Le retó con la mirada.
-¿Siempre eres así de terca?.- Dice con el ceño fruncido.
-¿Y tú siempre así de mandón?.- Le respondo levantando las cejas.
Sonríe y me doy la vuelta. Me echa champú en el pelo y me lo masajea. Es un lujo de hombre, que yo no me voy a permitir. NO HAY PRÍNCIPE AZUL, TODOS TERMINAN DESTIÑENDO.
Después del baño tenemos otro asalto sexual por el cual me replanteo para que me he duchado. Y por fin nos dormimos. Cada uno en una esquina de la cama. En realidad, no sé porque es así, pero me da igual. En personalidad no me gusta. Declaradamente este hombre es un jarrón, bonito por fuera, pero menudo carácter más mandón por dentro.
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¡No! Es mio.
RomanceDesde que era pequeña siempre he querido tener unos pequeños pies corriendo por casa, el problema es que jamás he encontrado con quien hacer eso. Hace unos meses decidí que fuera así, pero sin necesidad de tener que hacerlo con alguien, criaría esos...