17.Ojos rojos.

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DANIELA POV.

Cuando me levanto me visto, preparo a Dárian y después lo llevo al colegio. Al llegar me dice quién es Don Diego, le veo, su cara me parece conocida de algo, de alguna parte de mi juventud, y no saber cuál es exactamente. Tengo prisa por asesinar a Yarel y hacerle trocitos, así que le doy el recado a Minerva de que Don Diego me dé hora para reunirme con el.

Al llegar a la oficina me cuesta aparcar muchísimo, definitivamente, hoy no es mi día.

El ascensor para en todas y cada una de las plantas, cosa que solo hace que mi mal humor mañanero, vaya mucho más lejos de lo normal. Por las vistas y sentirme segura, me encanta estar en la última planta, pero juro que por las mañanas odio subir con un montón de cotorras, contándose sus ligues, problemas, y demás chismes, mientras yo intento asimilar que he salido de la cama ya, y que no puedo volver a ella.

Voy hacia el despacho de Yarel como un león buscando a la gacela que tantas veces se le ha escapado. Juanma me intercepta por el camino.

-Buenos días chiquita.-Me coge del brazo y me mete en su despacho.- Mister Ice no está de buen humor. Casi se come a Sabrina por entrar a preguntarle si puede ser ella quien lo acompañe a la delegación de Barcelona.- Pongo los ojos en blanco.

-Eso es por qué solamente lo ha hecho para tenderme la trampa a mí, y tenerme solo para él.- Juanma se ríe y asiente.

-Yo, bautizado como Juan Manuel Rodrigues y últimamente como Don Pluma, gracias a mi enemiga Mirella, doy fe de que ese Iceberg solo busca que tu barco de la mala leche se estrelle contra el.- Me echo a reír según lo escucho.

-Y yo te doy toda la razón. Ahora; ¡me voy!.- Le doy un beso en la mejilla y me dirijo al despacho de Yarel.

Entro por la puerta con mi mayor cara de mala leche. Yarel levanta la cabeza del ordenador y me mira. No se atisba nada en sus ojos.

-Buenos días Daniela.- Me sonríe y yo solo tengo ganas de matarlo.

-De buenos nada.- Yarel me mira y se le borra la sonrisa.- ¿A qué viene una reunión de delegaciones esta semana?.- Pone su cara de Mister Ice. La cual no me gusta nada de nada.

-¿Quieres venirte conmigo este fin de semana a París?.- Levanto las cejas y me da la risa. Pero no la risa que te sale normal, sino la risa foca esta que te sale muy pocas veces en la vida por algo que no te agrada, pero tienes que reírte por no llorar. Cuando recobro la compostura me decido a responderle.

-Ni con todo el vodka de Rusia conseguirías que yo te acompañase a París.- El asiente, y hace una mueca muy rara.

-Entonces, el fin justifica los medios.- Me reta con la mirada.

-Yarel Solberg, no me cites a Maquiavelo.- Se levanta del sillón, y viene hacia a mí. No me muevo ni un solo centímetro de mi sitio.

-Como mi empleada y secretaria, debes de estar cuando yo te necesite.- Dice con la voz grave.

-Cumpliré mis obligaciones mientras no esté de vacaciones. Mientras tanto, Juanma es quien las cumple por mi.- Doy un paso al lado contrario del que el está.

-Pequeña... No me hagas enfadar...- Respira rápido y profundo.

-No soy tu pequeña. Y despierta, a mí ni tú ni nadie, me va a mandar a estas alturas de mi vida.

¡No! Es mio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora