DANIELA POV.
Cuando llegamos a España estaba bipolar. En cada momento quería una cosa diferente, sentía que me faltaba algo, con lo que discutir, pelear o mirar mal. No me había enamorado. No. Imposible.
Suena mi teléfono mientras leo uno de los libros que me ha regalado "Papa Noel".
-Dime Mirella.- Pongo los ojos en blanco y sonrío a la foto que tengo de ella en el salón.
-Esta noche ponte guapa, que nos vamos de fiesta.- Dice Mirella.
A las nueve la tengo en la puerta de mi casa. Cenamos con mi padre en un restaurante cercano, Ul se fue ayer a Dinamarca. Después de la cena vamos a una discoteca. Hemos quedado con otras cuatro amigas; Diana, Lucia, Marina y Patricia. En un rato llegara la hermana mayor de Mirella, Minerva.
-Buenas noches, chicas. Esta noche a darlo todo preciosas.- Nos saludamos tomamos algo tranquilamente y luego saltamos a la pista.
En menos de una hora todas nos hemos emparejado con alguien. El mío es un muro, Adrian. Moreno de ojos café, pelo negro, sonrisa moja bragas y me saca una cabeza. La hermana de Mirella al final no viene, Paula su niña de tres años está con fiebre y su hijo tiene gastroenteritis.
Cerca de las cuatro de la mañana el chico me invita a irnos, pero por alguna extraña razón no me apetece tener una noche de locura con el. Me despido de las chicas y me voy. Adrian me acompaña, no he logrado convencerlo de que no sea así. Resulta que trabaja en una empresa cercana a la mía, y vamos al mismo gimnasio.
Cuando pasamos por una tienda de mascotas me quedo pasmada viendo un gato negro de ojos azules. Adrian sonríe viéndome hacerle idioteces con el dedo al gato en el cristal.
Cuando llegamos a casa caballerosamente me da un beso en la mejilla y se va.
-¿Qué cojones me pasa?.-Me tiro en el sofá y miro al techo.
Voy hacia mi cama que aún es enana. Llevo varios meses viviendo aquí pero lo único que he amueblado es la cocina y el salón. Esta semana sin falta iré a ver tiendas.
YAREL POV.
Estos días ando bastante ido. He estado con una mujer en la cama ya. Pero dios, me dejó todo el maquillaje en el pecho marcado. Me suplicó que me duchara con ella. Vuelvo a ser yo. Y todas las mujeres vuelven a ser iguales.
Oigo el teléfono y me levanto de la cama.
-¿Yarel?.- Dice la voz de mi secretario.
-Si. Dime.- Cierro algo que estaba mirando en el ordenador.
-Ven a la empresa.- No me gusta la petición, pero acedo.
Son las doce de la mañana. Hoy a las dos salgo hacia España con mi padre.
Cuando llego se me congela la sangre al ver a dos policías con mi hijo. Bueno, no mi hijo en concreto. Es algo difícil de explicar.
-Cuéntenme.- Siento al niño en un sillón, le doy unos bolígrafos y un folio para que pinte.
Los policías me miran y se sientan en las sillas de mi despacho.
-El niño fue encontrado ayer solo en el apartamento de la madre, después de que su niñera volviera para comprobar que seguía solo. El otro tutor es usted. Karina Porsva murió ayer de una sobredosis en una discoteca del centro, cuando intentaron salvar su vida, ya era demasiado tarde.- Maldita descerebrada.
-Según los papeles del niño el padre es usted, así que le corresponde su total custodia. Karina no tenía familia, solo una tía lejana que no quiere hacerse cargo del niño. Usted es el tutor ahora. Usted decidirá lo que quiere hacer.-Asiento.
Me dicen todas las opciones que tengo, ya que, de ninguna manera me lo quiero quedar. No estoy preparado para ser padre de un mocoso. No aguanto los lloros, los gritos, las rabietas, y todo lo que conlleva un niño.
Después de salir de la empresa. Me dirijo al centro. Compro otra maleta y me voy de compras con el pequeño.
-¿Cuál es tu color favorito?.- Le preguntó al entrar en una tienda.
-El azul, papá.- Me le quedo mirando como si no supiera el significado de esa palabra, nunca, de entre todas las veces que me ha visto, me lo había llamado.
-De acuerdo pequeño.- Después de comprarle la ropa necesaria para una semana, voy a mi apartamento cojo mi maleta y vamos al aeropuerto. Le explicó a mi padre lo que ha pasado, y el feliz de tener a su nieto al lado, acepta encantado que venga a España.
-¿Te dan miedo los aviones cariño?.- Le dice embobado mientras el niño se sujeta fuerte al sillón antes de despegar.
-Nunca he volado en uno.- Dice con su dulce voz.- Pero me dan miedo, vuelan muy alto. ¿Y si me caigo?.- Dice poniendo cara triste.
-No te caerás cariño.- Le ajusta el cinturón y empezamos a volar. Es nuestro jet privado, así que en cuanto estamos en el aire cada uno empieza hacer sus cosas. Mi padre se pone a leer un libro, y yo me pongo a escribir cosas que tengo pendientes en el iPad.
-Papá, tengo sueño.- Me dice el pequeño mocoso.
-Pues duérmete.- Le digo serio.
-¡Yarel!.- Me grita mi padre desde el sillón de enfrente.
-¿Qué quieres tú ahora?.- Digo todo cabreado por qué me han interrumpido. Dejo el iPad encima de la mesita.
-Si el niño te dice que tiene sueño, vete a dormir con él.- Me le quedo mirando mal.
-Karina a veces dormía conmigo.- Dice el agachando la cabecita. ¿Porqué no la llama mamá?.
Cojo al pequeño en brazos y me lo llevo a la habitación que hay en el jet. Me quito la corbata y la camisa. Nos quitamos los zapatos y le pongo un pijama que hay en su maleta.
-Y ahora, a dormir pequeño.- Se termina quedado dormido en mi pecho. Es una sensación nueva para mí, y no sé si me encanta o la repelo, es extraña. Pero no quiero sentirla más veces. No tengo espacio para un niño medio huérfano en mi vida. Posiblemente en cuanto termine con todo aquí, le daré en adopción. En España no puedo porque casi no habla el idioma, aunque se defiende bastante. ¿Cuántos años tenía?. Cinco creo que me dijeron los policías esta mañana.
Cuando llegamos a España me quedo a dormir en casa de mi padre. Ya que yo en mi apartamento solo tengo una habitación y no me apetece dormir más con el mocoso.
-Papi. ¿Podemos ir a dar un paseo?.- Dice cuando llegamos a casa de mi padre.
-Es de noche. No quiero pasear.- Miro a mi padre y este me vuelve a reprender con la mirada. Maldita suerte la mía. No vuelvo a follar sin condón. Así me hubiera ahorrado a este. Y lo que conllevó con él.
Al final el niño consigue el paseo. Hacernos cenar en un restaurante y jugar en un parque. No estoy hecho para ser padre. Mañana mi padre me enseñará la empresa de aquí, y cual será mi despacho, secretario y que haceres.
Dije que el pequeño no dormiría conmigo. Pero al final es un si. Porque en mitad de la noche se pone a llorar tras una pesadilla y termina en mi cama de nuevo.
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¡No! Es mio.
RomantizmDesde que era pequeña siempre he querido tener unos pequeños pies corriendo por casa, el problema es que jamás he encontrado con quien hacer eso. Hace unos meses decidí que fuera así, pero sin necesidad de tener que hacerlo con alguien, criaría esos...