53. Mi vida ahora.

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DANIELA POV.

Me despierto, estoy sola entre las sábanas, no está ni Zarpas Suaves. En absoluto se han molestado en despertarme. Hoy es lunes, y para mí posiblemente sería día laboral sino fuese por el detalle de que estoy sin trabajo desde hace varios meses. La peor parte es pasarme el día sin hacer nada, me aburre y hasta me cansa. Me pongo ropa deportiva de verano que me haga estar fresca, unos pantalones cortos anchos y una camiseta de manga corta de algodón bastante holgada. Bajo descalza pero cuando llego abajo Enrik me pilla haciendo la fechoría que a Yarel no le gusta, y por lo que sé aún mas desde que Dárian se calló. El mismo se encarga de buscarme unos deportivos.

-Buenos días Señorita Martínez.- Aunque le he rogado para que me llame por mi nombre, Enrik hace caso omiso a lo que le pido, su educación está por encima.- Tienes usted preparado el desayuno. El Señor me ha pedido que la recuerde que hoy tiene cita a las dos con el ginecólogo.- Suspiro. Me han tocado tanto el vientre estas últimas semanas que me siento como la bola mágica de una bruja con mucho trabajo.

Desayuno muchísima fruta, es lo que más como en verano y lo que más me gusta. Cuando por fin me doy por satisfecha me quedan dos horas para ir a recoger a Dárian, me ocupo de buscar un lugar de vacaciones en la costa Mediterránea para irnos los tres juntos, aunque me temo que Enrik irá incluido con nosotros también. Me gusta Grecia, Cerdeña, y más en concreto Santorini, lo hablaré con Yarel. Cuando quiero darme cuenta Enrik entra por la puerta avisándome que tenemos que salir ya para buscar a Dárian.

El taller de esta semana sé que ha sido una suma de dinero bastante alta, lo buscó Mirella y ella misma como madrina de Daniel, pagó el del pequeño. Cuando veo salir a mi pequeño dando literalmente saltos de alegría una felicidad enorme me invade, lleva en la mano cuatro láminas finas en forma de rectangular de cuatro por tres centímetros y uno de grosor. LO que ha elegido Mirella es un taller de altas tecnologías, han creado cada uno cuatro lámina en la cual están escritos los nombres y apellidos, la fecha de nacimiento, el grupo sanguíneo, las alergias, y en la de Dárian, el número de Yarel y el mío.  El ligero grosor de cada una es porque llevan un chip localizador qué se ve con una aplicación que los monitores nos indican antes de marcharnos.

La lámina de Yarel es negra con las letras en blanco, la cojo, ahora puedo descubrir que edad tiene, pero ha sido más listo que yo y no le ha dado su fecha de nacimiento a Dárian. Su grupo sanguíneo es el cero negativo, su nombre completo es Yarel Solberg González y tiene alergia casi mortal a las avispas, cosa que me gustaría haber sabido antes, pero que por lo menos ahora sé.

-Toma Mamá.- Dice el pequeño sosteniendo la que imagino que sea la mía. Es de color dorado y con las letras en negro. Mi nombre completo es Daniela Martínez García, mi grupo sanguíneo es uno de los más extraños del mundo, es ab negativo, nací el veintitres de junio de mil novecientos noventa y dos, y por suerte no tengo alergia a nada, por lo menos que yo sepa. Dárian me da una plateada, es la suya, su nombre completo del pequeño es Dárian Solberg Martínez, su grupo sanguíneo es el cero negativo como Yarel, nació el catorce de octubre de dos mil doce, y no tiene alergias a nada. Por último me entrega otra más pequeña, solo pone el nombre de nuestro felino: Zarpas Suaves.

-Así si algún día se escapa, lo encontraremos.- Dice mirándome como si fuese un ángel. Sonrío, mi karma será un capullo, pero con Dárian, me hizo un gran regalo.

Lo cojo de la mano y Enrik nos lleva al centro. Entre los tres elegimos un collar para Zarpas Suaves de color blanco en terciopelo sintético. Después nos acercamos a una joyería para comprar tres cadenas de plata para cada uno.

Mientras los dependientes hacen la cadena de la largura que yo pido, Dárian está sentado con mi iPhone entre las manos jugando con una aplicación que le he dejado descargarse, es de matemáticas. Estos días he podido observar como le gustan y lo bien que se le dan, para su edad es un genio, no tiene cinco años aún y sabe restar, sumar, multiplicar y dividir. Cuando me entregan las cadenas, me lo devuelve con una sonrisa, ha hecho diez problemas de sumar y restar y no ha fallado ni uno.

¡No! Es mio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora