YAREL POV.
Veo como la agarran, como la apuntan con la pistola y me miran a mi antes de apretar el gatillo. En sus labios leo «El culpable eres tú», intento correr hacia ella que se desploma en milésimas de segundo sobre el suelo cuando la bala atraviesa de lado a lado su cabeza. Una pared de cristal me impide pasar, la golpeo con los nudillos pero no se rompe, mi respiración se vuelve muy dolorosa y veo todo oscuro hasta estar cegado.
Abro los ojos con la respiración entrecortada. Otra maldita pesadilla, noto calor sobre mi costado. Y ahí está ella, con su cabeza entre la almohada y mi hombro derecho, una mano apoyada en mi torso y la otra debajo de su cara. Sus labios están ligeramente separados y veo como arruga la nariz. ¿Estará teniendo un mal sueño?. Estiro el brazo y doy un ligero toque con mi dedo índice en su nariz, la que vuelve a su estado normal. Aunque no lo vaya a reconocer nunca en voz alta, esta mujer me está afectando.
Oigo el sonido de mi iPhone. Me levanto con cuidado y la tapo con suma delicadeza para que no note la ausencia de mi cuerpo. Veo un mensaje. El iBook que he pedido estará en una hora, y en hora y media tengo la reunión. Me meto en la ducha, necesito algo que me despierte de este sueño en el que vivo desde hace unos días. Cuando llega el iBook, oigo como el iPhone de Daniela suena en la chaqueta que llevaba ayer, la cual yo tiré en el suelo de su habitación. Lo saco del bolsillo interior, bajo las escaleras y de mientras lo cojo.
-¿Si?.- Digo aceptando la llamada.
-¿Y tú quién eres?.- Me ladran prácticamente al otro lado.
Es la voz de una de las chicas de anoche.
-Un amigo.- Respondo casi enfadado conmigo mismo, no tenemos un apelativo. Quiero que sea mía, pero que lo sea porque ella quiera, no por que solo lo quiera yo.- ¿Qué querías?.- Pregunto casi desinteresadamente.
-A las dos pasamos a por Daniela. Y esta tarde la vamos a dedicar a Paintball y el salón del sexo.- Dice como una metralleta.
Frunzo el ceño. ¿Qué narices es eso del salón del sexo?. Lo preguntaré más tarde.
-Vale. De acuerdo. Cuando despierte se lo digo.- Digo en tono afirmativo.
La chica se despide y yo vuelvo a mis que haceres. Caliento un saco térmico y lo meto en mi lado de la cama para que no tenga frío aunque yo no esté. La doy un pequeño beso en la nariz que ella corresponde tocándosela y volviéndose a dormir. Si podría mantenerla siempre así de relajada y calmada, me encantaría, pero sé que tiene todo ese mal carácter acumulado que todavía no se porqué lo usa tanto. Cojo uno cuaderno que hay en la pequeña mesa de la entrada y escribo una nota.
«Buenos días bella durmiente gruñona. A las dos tus amigas llegarán a por ti, tienes paintball y salón de sexo. Así que ponte algo cómodo, supongo.» Lo dejo encima de la mesa y escribo otro para ponerlo encima del iBook. «Como no puedes conseguir el libro en físico, te compré esto para que lo leas en digital.»
Con una sonrisa salgo por la puerta. Mi chofer tan puntual como siempre llega a la hora exacta para llevarme a la delegación que tenemos en Jerez. La reunión es un sábado por la mañana, pero está todo el personal que yo quería. Se sorprenden al verme a mí y no a mi padre, y les pongo al tanto de que las cosas pronto cambiaran, que yo tendré todo el poder en muy poco tiempo. Veo como algunos no les gusta la idea, mi padre resulta muy bueno, y yo soy muy capullo, podría decirse así.
Mientras me dan todos los balances de cada departamento en mi MacBook Air entra un Email de mi empresa de seguridad. Pedí un informe completo sobre los hombres que intentaron asesinar a Daniela, solo queda uno vivo, el cual me ocuparé personalmente de que se pudra entre rejas. No sé cuán doloroso fue ver a mi hijo con todo su smokin y sus manitas ensangrentadas. Pero mucho más fue cuando veía que la mujer por la que había empezado a latir mi corazón de verdad, su vida se consumía con cada latido que el suyo daba. Niego con la cabeza como si querría eliminarlo todo, aunque sé que no puedo. Eso ahora mismo está grabado en lo más profundo de mi.
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¡No! Es mio.
Storie d'amoreDesde que era pequeña siempre he querido tener unos pequeños pies corriendo por casa, el problema es que jamás he encontrado con quien hacer eso. Hace unos meses decidí que fuera así, pero sin necesidad de tener que hacerlo con alguien, criaría esos...