No era amor 《BrandonMeza》

49. Explicación y sangre.

Una vez ya en camerinos me senté en el sofá a esperar que Carlos se cambiara, me había invitado a cenar a su casa y claro, ya le habíamos pedido permiso a Arely y había hablado con Adam (si no hablaba con él seguro me sancionarían), él también me dio permiso pero sólo hasta las diez de la noche; retomando el tema, justo cuando el pelirrojo se metió al baño (nunca se cambiaba frente a mi por más confianza que tuviéramos).

"@CarlyTellez: Díganle a mi hermanito aká @ruso_tv que se apure, tengo hambre."

Entraron George y Ruly, el primer chico me sonrió para luego irse a tomar su maleta y cambiarse, y el segundo nombrado se acercó a mí con algo en sus manos, sonreí levemente cuando me tendió lo que traía.

—Le dije a mi mamá que sí podía regalártelo y me dijo que sí, así que ahora es todo tuyo, toma.— me dijo el niño, lo tomé de la palma de su mano y le sonreí levemente.

¿De qué hablamos? De un spinner, sí de un juguete. Les parecerá infantil pero, esas cosas causan adicción, además era el único que me faltaba para completar mi colección de edición especial Marvel, era el de el capitán América.

—Gracias Ruly, en verdad me acabas de hacer la noche...— le dije para luego abrazarlo, él también me abrazó riendo, ya tenía que irse. Pero antes, me pidió que nos tomáramos una foto, accedí, sonreímos a la cámara y tras despedirnos se fue. —¡a ver a qué horas sales, Rafael!— le grité quejándome en broma solo me respondió con un "a como chingas" y me reí.

—Está peor que una mujer con menstruación— dijo en broma Alex, quien iba entrando con Chocolove.

—bebé le pusiste mucho sentimiento a esa canción, ¿no crees?— comenzó a molestarme jugando, Choco. Le saque el dedo del medio.

—No me hagas hablar, Luis Fernando...— amenacé en broma también; Alex, Choco y hasta George se rieron. Pero todo pareció tensarse cuando vi a Manuel y Brandon entrar, se hizo un gran silencio y yo me levanté del sofá. —Alex, dile a ruso que lo espero afuera, en la plazoleta ¿sí?— le pedí al meserito de verde.

—Sí, sí claro yo le digo...— me sonrió y le devolví el gesto.

Y sin esperar nada más, me giré para salir, aunque los dos seguían aún en el umbral de la puerta, Manuel se hizo a un lado y me sonrió con tristeza, aunque he de admitir que no entendí por qué, iba a pasar pero Brandon no se quiso mover.