Capítulo 36 - Deseo de cumpleaños I.

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_________'s POV

¡Feliz cumpleaños, cordillera!—entró gritando Sidney a mi habitación, seguida de mi abuela, quien traía consigo un pastel, y Lisa, todas con una gran sonrisa.

De igual manera, sonreí gratamente levantándome de la cama para tomar el pastel. Las tres comenzaron a cantar el feliz cumpleaños mientras yo admiraba la delicia entre mis manos, por lo visto era de chocolate—mi favorito—, con cerezas y dos velas que juntas formaban el número 17, mi edad oficial a partir de hoy.

Cuando terminaron, apagué las velas—sin antes claro pedir mi deseo—y probé el pastel.

—Muchas gracias a todas, está delicioso—dejé el manjar sobre la mesa de noche para abrazarlas.

—Pues el pastel es sólo el comienzo de las sorpresas, querida—mencionó mi abuela.

—Sí, es mejor que te duches y cambies de ropa, saldremos a dar una vuelta—Lisa me giñó el ojo.

La típica excusa de la salida, un clásico para mantenerte fuera de casa todo el día y así cuando vuelvas, te encuentres con una fiesta sorpresa.

Pero no les voy a arruinar sus planes, no sería tan cruel.

Salieron de la habitación con el pastel y entré al baño para hacer tal y como me dijeron. Hice mis necesidades, me duché, vestí y bajé a desayunar.

Me senté en el comedor—¿Y Sidney?—pregunté al observar que sólo ella faltaba en el lugar.

—Está hablando con tus padres—soltó la abuela, bebiendo de su café.

¿ELLA QUÉ?—enseguida me levanté—¿Dónde está?

—Patio trasero—respondió Lisa, trayendo mi desayuno.

No esperé ni un segundo más y salí corriendo hacia dicho lugar, y en efecto, mi hermana estaba con mi laptop en una videollamada con papá y mamá.

—¡¿Por qué no me avisaron que harían esto?!—chillé emocionada, sentándome al lado de Sid.

—Era una sorpresa—dijo mamá—por cierto, feliz cumpleaños linda.

—No puedo creer que mi bebé menor tenga dieciséis—lloriqueó papá.

—En realidad cumplo diecisiete—corregí.

¿Por qué cuando hablaba con mis padres siempre había algo que arruinaba ese momento?

Es decir, ustedes podrán estar diciendo que exagero, que seguro es una broma de mi papá, pero confirmé que no lo era cuando escuchó lo que le dije y su rostro cambió a uno avergonzado.

Evadiendo ese momento incómodo, pregunté:

—¿Vendrán aquí hoy?

Siempre paso mis cumpleaños en la casa de la abuela y mis padres vienen—a veces—para la fiesta, se quedan por unos días y luego vuelven con nosotras a casa.

—Lamentablemente no, cariño—mencionó con un gesto triste, papá.

—Tuvimos ciertos inconvenientes en la empresa, además, para estos próximos días tenemos muchas juntas con personas que buscan asociarse a nosotros, no podemos cancelarles—explicaba mamá.

—No importa, ya estoy acostumbrada a que me dejen de lado—dije molesta, para levantarme y volver adentro.

¿Me van a decir que no se enojarían si les hicieran esto?

Pero en fin, no vamos a centrarnos en mi enojo, sino en lo rápido que pasó el día.

Luego de calmarme desayunando los waffles que Lisa me preparó, salimos como ella había dicho. Doby—quien ya no es un cachorrito, cabe destacar—, la morena y yo pasamos toda la mañana y parte de la tarde paseando por la zona.

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