Capítulo 29 - Te unirás a nuestro grupo.

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—¡Suelta el control, demonio, recuerda lo que dijo papá!—gritó Kenzie al otro lado de la línea.

—Eh, ¿Puedes pelear después con tu hermano? Necesito ayuda—susurré al celular, pues aunque no había nadie más en el baño que pudiera escucharme, debía tener precaución.

—Bien, mi consejo es que dejes de ser cobarde y salgas del sanitario, es antihigiénico—puedo jurar que al decir eso, hizo una mueca de asco—No vas a esconderte ahí de por vida. Habla de otra cosa que no tenga que ver nada con el tema, hazte la tonta, como si nada hubiera pasado.

—Pero yo...—escuché la puerta abrirse—Te hablo luego—colgué enseguida y guardé mi celular en el bolsillo.

Salí del sanitario, cubriendo mi perfil con mi cabello, bueno, mi peluca, y me dirigí al lavamanos, frente al espejo. No veía a la chica que estaba allí, pero no escuchaba que se moviera.

Levanté un poco la cabeza y pude ver por el espejo a quien menos quería ver, de brazos cruzados.

Mi corazón comenzó a latir rápidamente influenciado por el miedo, ¿Cómo me había encontrado?

—Hola, Julie—habló, poniéndome aún más nerviosa. No respondí—Sé que no me conoces, pero yo a ti sí.

—Y-y-yo debo irme—intenté salir, pero se colocó frente mío.

—¿Sabes? He estado investigando, junto a las demás Bradleminators sobre ti, y raramente no hay información alguna que nos diga quién eres en realidad, ni siquiera una foto de Bradley y tú de años anteriores.

Yo seguía con la cabeza gacha, sé que si la subía y miraba mi rostro, me reconocería por lo cerca que estábamos. Tampoco podía hablarle, o reconocería mi voz.

¡Maldición! Estaba atrapada.

—Disculpa, pero en verdad debo irme—insistí, poniendo algo grave mi voz.

—No, debemos hablar—gruñó, tomando mi brazo—¿Por qué no subes la cabeza? ¿Te doy miedo?—preguntó burlonamente.

—En serio, debo irme—intenté zafarme de su agarre, pero fue en vano.

—Te dije que aún no—pronunció detenidamente cada palabra.

¡Rayos! Esto va más lejos de lo que me imaginé.

Tomando toda la fuerza que tengo—es decir, la poca que tengo—empujé a mi hermana con el brazo del que me tenía tomada, provocando que me soltara y casi cayera, aproveché para salir corriendo, pero cuando estaba por tomar el pomo de la puerta, ella jaló de lo que creyó era mi cabello, haciendo que me quedara paralizada justo frente a la puerta.

Sentía el peso menos de la peluca y mi cabello rubio libre, cayendo en mi cara. Sin duda estaba en serios problemas ahora.

¡Maldito gato volador adivino!

—¿________?—preguntó entre furiosa y confusa. Cerré mis ojos, girando sobre mis talones—T-t-tú...

Los abrí lentamente, viendo a mi hermana con la peluca en su mano derecha y su mano izquierda en su frente. Sólo estaba mirándome, como tratando de comprender todo.

—Sid, yo...—acercaba mi mano a su brazo, pero ella lo apartó.

—No me toques.

—Sidney, hermanita, yo puedo expli—me tiró la peluca en la cara, interrumpiéndome.

—¡No soy más tu hermanita! ¡No necesito que me des explicaciones de nada, sólo desaparece!—gritó saliendo del baño.

¡Maldición!

Sigueme La Corriente➡️Bradley Steven Perry y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora