Emancipation - BadGirlGoesWorse

Capítulo 4.- Visitas

Hermione Granger se encontró repentinamente despierta. Eran las cuatro o cinco de la madrugada si podía adivinarlo al ver la pálida luz que entraba por las ventanas. Estaba tendida de lado en su cama de hospital, reflexionando sobre la alarma persistente que le impedía volver a dormirse, o lo que la despertó en primer lugar, cuando lo vio.

En la pared de cristal de un armario, en la pared opuesta, se veía una sombra con forma humana de pie en una columna a dos camas detrás de ella. Su corazón saltó a su garganta mientras la miraba cuidadosamente acercándose a ella. Su varita estaba al alcance de la mano en la mesita de noche, pero no había forma de que pudiera atraparla sin que nadie lo notara, así que se quedó como estaba y fingió dormir, observando a la figura que se acercaba a través de los párpados medio cerrados.

Parecía ser un chico de su edad a juzgar por su estatura, cabello oscuro, uniforme de Slytherin.

"¿Quién demonios es? ¿Zabini? ¡No! Piel blanca..."

Salió a la luz desde la ventana justo detrás de ella. "Theodore Nott".

Hermione no sabía mucho sobre él, era bastante callado y extremadamente tímido, era fácil de pasar por alto. Y como él no pertenecía a la pandilla de Malfoy, ella no tenía contacto con él más que compartir clases. Además, había tenido la impresión de que no estaba del todo bien de la cabeza. No como si fuera retrasado o algo así, por el contrario, parecía inteligente y capaz como mago, pero no obstante, había algo no del todo normal en él.

Socialmente inepto... bueno, ella no era la indicada para señalar eso, pero a veces se comportaba como un niño, demasiado infantil para un chico de su edad, como si su desarrollo hubiera sido retrasado.

"Dañado..."

Ella era lo suficientemente mayor como para encontrar algunas posibles razones para eso, especialmente en un hijo de un Mortífago, y no pudo evitar sentir pena por él a veces.

Dio un paso más cerca una vez más, deteniéndose a los pies de su cama y ella podía ver el reflejo de su rostro casi con claridad ahora.

La expresión con la que Hermione se encontró fue más allá de lo que ella podría haber imaginado que sería dirigida hacia ella misma. La miraba como si fuera la encarnación de todos sus sueños, sus profundos ojos azules iluminados con un fuego sobrenatural que parpadeaba con admiración, deseo, tristeza, ira, protección y algo siniestro que ella no podía identificar.

—Mi Señora, ¿por qué me castigas con la distancia? —.

Sin poder decidir si debería sentir temor o fascinación, lo vio acercándose a ella, sin tocarla, simplemente pasando la mano por su cuerpo de un lado a otro, a solo unos centímetros de su piel cubierta.

>> ¿No soy digno de que me notes? —.

Ella tuvo que reprimir un estremecimiento, de lo que exactamente no tenía presencia de ánimo para registrar.

>> No soy un León, es cierto, pero ¿significa que no valgo nada? —.

Las yemas de sus dedos se clavaron suavemente en su cabello, peinándolo con sensual lentitud.

>> No creo que seas tan cruel—.

Él se arrodilló y enterró su cara en su cabello desplegado sobre la almohada, susurrando apasionadamente.

>> Déjame mostrarte cuánto te amo—.

>> Déjame vengarte, ¡matar a los que te trajeron dolor! —.

>> No pediré mucho a cambio—.

>>¡Desearía que me vieras! ¡Solo mírame y nótame! ¿Es esto demasiado? —.