Capítulo 11

3.1K 126 0
                                    

Toronto, Canadá

Empecé a meter un par de prendas en aquella maleta negra de viaje, opté solo por polos básicos y algunos jeans. No quería ropa formal, terminé de acomodar todo dentro y cerré la maleta para luego dejarla cerca de la puerta junto a una valija de mano donde llevaba documentos y algunas cosas personales. Al revisar si tenía los boletos de avión conmigo no pude evitar ver una foto de Camila y mía.

Extrañaba tanto su sonrisa, escucharla reír era mi mejor medicina y sus besos mi mayor adicción

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Extrañaba tanto su sonrisa, escucharla reír era mi mejor medicina y sus besos mi mayor adicción. Nunca dejé de amarla y tan solo me dediqué a odiarme por abandonarla tras la muerte de su madre, pensé que si me iba los problemas de mi familia no la alcanzarían pero no fue así...

FLASH BACK

-¡ELLA NO ERA CULPABLE DE NADA!  –grité furioso-  ¡TU PROBLEMA ES CON MI PADRE NO CON MI FAMILIA!

Me sentía impotente, había abandonado mi hogar para evitar que llegasen a él pero se llevaron a mi pedacito de felicidad. Mi felicidad que compartía con Camila...

-Cálmate niñato  –respondió-  tú padre nos debe mucho dinero y si no paga cada familiar desaparece, son las reglas y al no encontrarte, pues...  -sonrió-  le toco a tu hijo se encogió de hombros-

Lo miré iracundo, aquel desgraciado era el responsable del secuestro de mi hijo, era el responsable del dolor de Camila, mi Camila...

-Te daremos el dinero pero quiero a mi hijo devuelta –respondí con las lágrimas en los ojos-

-Primero mi dinero y el niño vuelve con su madre –respondió triunfante-

Sentí como aquellos tipos que me sujetaban para no golpear a ese imbécil me tiraron a otro lado pero no lograron hacerme caer. Limpie mi camiseta negra y fulminé al tipo con la mirada, necesitaba conseguir el dinero.

FIN DEL FLASH BACK

Guardé la foto borrando el rastro de lágrimas y salí de casa camino al aeropuerto. Luego de dejar las maletas en la cinta transportadora me senté esperando que llamaran a abordar, el recuerdo de Camila seguía vivo en mi mente y fue inevitable pensar ¿Qué es de Camila? ¿Estará bien? ¿Me odia? ¿Tiene una familia? ¿Tiene hijos?...

Quería verla de nuevo pero no sabía nada de ella, la última vez que la vi fue hace 5 años cuando ella tenía 19 y vivía en México, ¿seguirá viviendo en México? ¿Se habrá convertido en guardaespaldas como su padre?

Salí de mis pensamientos al sentir como una pelota de fútbol chocaba con mi pierna y un niño de unos 6 años venía para recogerla, al verlo mis ojos se llenaron de lágrimas porque mi hijo tendría esa edad ahora mismo. Mi corazón se estrujo al pensar en mi pequeño pedacito de felicidad como solía llamarlo Camila, por su culpa ya no estaba más con ellos...

Pasajeros del vuelo 24 con destino a Washington – USA, abordar por la puerta 3.

Era mi vuelo, me levanté de la silla con los boletos en la mano y limpie mi rostro para no dejar ningún indicio de lágrimas. Suspiré el pensar en cómo sería la reacción de mi ex prometida al verme, sería algo arriesgado pero mi amor seguía intacto a pesar de todo la seguía amando como la primera vez.

-Bienvenido, disfrute su vuelo.

Miami, EE.UU

-¿Qué encontraste? –pregunté al verla llegar-

-¿Esto no es ilegal? –pregunto Normani al frente mío-

-Cuando es por amor no –respondió la rubia-

Empezamos a revisar el currículo de la chica con la que hablaba Camila, mis celos eran más que yo y quería conocer mi competencia.

-Sara Smith Castillo, 23 años, habla 2 idiomas aparte del español y trabaja desde hace 4 años en la empresa –leí en voz alta-

-Sara es buena chica, no hemos hablado mucho pero me cae bien –respondió Normani-

-Tiene 23, te gana por un año –dijo Dinah- ¿Cuánto tiene Camila?

En ese momento me puse a pensar, ¿Qué edad tenia Camila? Era mi seguridad pero no sabía su edad, en realidad no sabía casi nada de ella aparte de su nombre y apellido.

-No lo sé –susurré-

-¿No sabes qué edad tiene? –pregunto Normani- Aunque es joven supongo que nuestra edad...

-Normani tiene razón, debe tener nuestra edad y sobre Sara, no la conozco así que no podría ayudarte más

Empecé a releer el currículo y por sus apellidos podría deducir que es de padre estadounidense y madre latina. Tiene que tener a alguien, no creo que a esa edad siga soltera...

-Normani, ¿alguna vez la viste con pareja o algo?

-Siempre llega sola o eso es lo que veo –respondió viendo el currículo-

Corrección, si puede estar soltera.

-Tienes buena competencia –se burló Dinah- Es tu mayor, tiene experiencia laboral y ¡habla Francés! –dijo emocionada-

Dediqué una mirada acusadora a Dinah y Normani decidió intervenir.

-Dinah no estas ayudando –susurro mirándome-

-Seamos realistas  –respondió para luego mirarme-  tienes que empezar a conquistarla.

Dinah tenía razón pero no sabía cómo hacerlo sin que se dé cuenta que era yo, si lo descubría estaba segura que me mandaría a volar y mi padre no estaría contento con que este con alguien de seguridad, sin mencionar que no sabe mi orientación sexual.

-Estuve enviándole mensajes –susurré- no dije quién era pero le hice creer que era una admiradora de la universidad...

Las chicas me miraron sorprendidas, Dinah con una sonrisa y Normani con cara de "¿es enserio?"

-Parezco adolescente, lo sé –exclamé cansada-

Sentí las miradas sobre mí y me hundí más en aquella silla color negro tratando de desaparecer por esa confesión.

-Pues sí –respondió Normani con una sonrisa-

-La cosa es saber si te responde los mensajes –intervino Dinah-

Empecé a recordar, a veces me contestaba y otras no pero casi siempre contestaba mis mensajes preguntando quien era pero ignoraba y seguía con las declaraciones. ¿Por qué hablaba con una desconocida si es tan reservada?

-Lo hace –dije confusa-

-Ya la tienes –dijo victoriosa- 

Guardaespaldas Cabello | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora