Capítulo 33

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CAMILA POV:

Todo parecía normal, una prometida ayudando a su novia para poder largarse del hospital pero no lo era. Lauren me ayudo con la ropa limpia pero me ignoró en todo momento y en el trayecto hacía el aeropuerto, me sentí triste porque parecía el fin de nuestra efímera historia de amor.

Suspiré de tristeza al ver como Lauren manejaba concentrada en el camino, fije mi vista en la ventana del auto viendo como nos acercábamos al aeropuerto de México donde había unas pequeñas niñas jugando y unos niños trabajando en pequeños changarros. Me permití pensar en Joe, mi pequeño niño, ahora tiene 12 años y muero por saber cómo es. ¿Tendrá algunas características mías? ¿Se parecerá a Shawn? ¿Nos aceptará? ¿Cómo estuvo durante 12 años?

Y esa pregunta estrujo mi corazón.

¿Cómo estuvo mi hijo durante todos estos años? ¿Encontró una familia que lo quisiera? ¿Tendrá una madre y un padre ahora mismo? ¿Cómo vive? ¿Es feliz? Las preguntas invadieron mi mente pensando en que quizás mi hijo no estuvo bien durante todos estos años y que nos odiaría por abandonarlo cuando la verdad es que fue robado de mis brazos, mi pecho empezó a contraerse al pensar en su rechazo.

-¿Estás bien?

La voz de Lauren me trajo al auto de nuevo, mi mano derecha estaba sobre mi pecho estrujando la pequeña sudadera que llevaba mientras que mis lágrimas salían silenciosas dejando un rastro húmedo en mis mejillas. Mi mirada se posó en mi mano izquierda que estaba arañando el asiento hasta que mis nudillos estuvieran blancos.

-Lo estoy.

Mi voz salió más rota que hubiera querido pero me compuse al instante, llegando a los Estados Unidos pediría explicaciones de todo esto.

LAUREN POV:

Estacione el Audi A3  en un aparcamiento cerca de la entrada principal del aeropuerto esperando así fuera más reconfortante el ver como Camila iba tras su sueño, su hijo

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Estacione el Audi A3  en un aparcamiento cerca de la entrada principal del aeropuerto esperando así fuera más reconfortante el ver como Camila iba tras su sueño, su hijo. Seguía molesta por lo que me dijo mi novia que ahora dudaba si lo era, respiré hondo y baje del auto para poder sacar el pequeño bolso deportivo que llevaba Camila ese día. Sonreí internamente ante el recuerdo de esa bolsa, era la misma que llevaba sus típicas camisas blancas y pantalones de vestir en caso de emergencia.

Eliminé los recuerdos cuando escuché a Camila bajar del auto con el celular en la oreja hablando con Marta, ella se encargaría de cuidar de Alejandro mientras ella regresaba. Yo también los cuidaría pero Camila prefirió que Alejandro quedé bajo la supervisión de Marta.

-Te amo hijo y volveré pronto para darte tu beso de buenas noches.

Evitando el contacto visual le di su bolso rojo para luego caminar hacia la entrada y poder despedirme como mi novia que era pero mi mente no podía formular nada coherente. Estaba tan enojada con ella por hablarme así, yo quería tener hijos con ella y me dice que nunca podré sentir lo que ella sintió. Me moleste al recordarlo así que solo pude decir un suave "adiós" para luego correr al auto y encerrarme hasta que su vuelo haya salido.

Luego de unos minutos de tener la cabeza gacha, subí la mirada buscando algún rastro de Camila pero no había ninguno. Se había ido sin más.

*

Al volver al departamento Marta me avisó que había preparado la cena lo cual agradecí infinitamente, Alejandro se sentó en la mesa junto a nosotras con el semblante decaído y eso era raro en el pequeño ojimarrón.

-¿Qué pasa campeón?

Su mirada perdida en la comida y su semblante triste hicieron que me preocupara. Marta parecía notarlo y fue por un pequeño postre mexicano llamado Jericalla, el cual era el favorito del pequeño.

 Marta parecía notarlo y fue por un pequeño postre mexicano llamado Jericalla, el cual era el favorito del pequeño

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-Mira Ale, Marta hizo Jericalla, se ve delicioso...

Alejandro tan solo asintió mientras su mirada seguía perdida en algún lugar del plato de comida que tenía en frente, intercambie miradas con Marta y ella asintió dándome la señal de que era mejor dejar al pequeño comer a su ritmo. Suspire pensando en que podría tener al pequeño así y solo había una opción, su madre.

Luego de cenar ayuda a Marta lavando los servicios usados y degustando el postre para no echarlo a perder fui a ver a Alejandro quién estaba en su cuarto con decoraciones de carritos por todos lados y en especial de Audis. Los Cabello tenían una afición con esos autos y sonreí por ello, madre e hijo eran tan parecidos.

Alejandro tenía entre sus manos un pequeño portarretrato, su marco era de madera oscura y muy lisa, me acerqué con cuidado para poder ver la foto. Me senté a su lado tratando de no fastidiarlo en su momento de ensoñación.

-Extraño sentir que tengo una familia...

Su voz me sorprendió por completo, al sentarme a su lado pude ver que la foto era de la familia Cabello Issartel , me sentí triste al ver como acariciaba la fotografía como si fueran personas reales las que sintieran aquellas caricias.

-Extraño oír a mamá llegar del café con una sonrisa y correr a abrazarla porque por fin podríamos jugar, luego mi mami se unía para jugar en el equipo de carreras, yo era el corredor principal y mis madres hacían de entrenadoras...

Cuando escuché la voz rota del pequeño lo abracé con todas mis fuerzas esperando que toda mi paz se transfiriera a él y pudiera estar bien pero eso no pasó. Lloró hasta dormirse, lo arropé con pequeñas lágrimas brotando de mis ojos verdes y aun así deje un beso largo en su frente sintiendo su tristeza al no tener a su familia.

-Pronto tendrás una familia Ale, te lo prometo.

Guardaespaldas Cabello | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora