Capítulo 27

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9 horas de vuelo para poder llegar a Washington DC y 20 minutos para llegar a la central Downey Security.

-Cabello que gusto verte por aquí –saludó mi jefe con una sonrisa-

-Lo mismo digo jefe –respondí con Keana a mi lado- necesito entregarle mi dimisión.

El jefe parecía sorprendido por la escena pero no había rastros de molestia en ella. Tomé la mano de Keana para transmitirle seguridad pues estaba detrás mío como si fueran a regañarnos por romper algo.

-Me sorprende Cabello pero creo saber por qué –dijo con una sonrisa al sentarse en su silla de cuero- nunca perdí comunicación con Dellisola

Sonreí, el jefe ya estaba al tanto de todo y eso aliviaba mi carga de tener que contarle la historia de mi enamoramiento. Quería seguir mi sueño con la mujer que amo.

-Tuve el atrevimiento de hacer tus papeles de pago por honorarios y seguro de vida –sorbió un poco de su café que tenía en su mano izquierda en una taza publicitaria- así que solo tienes que firmar

Frente a mi estaba la carpeta de cuero negra con las letras Downey Security impresas en relieve y dentro de ellas estaban mi contrato con la empresa, mi cheque de pago y mi seguro de vida que la empresa me brindaba.

-Muchas gracias jefe por comprenderme –le entregué la carpeta firmada-

Mi jefe parecía melancólico por mi renuncia, después de entregar la carpeta nos abrazó a ambas susurrando un "Sean felices".

Al salir de las instalaciones de la central nos dirigimos de nuevo al aeropuerto donde compramos 3 boletos de avión con destino a México DC

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Al salir de las instalaciones de la central nos dirigimos de nuevo al aeropuerto donde compramos 3 boletos de avión con destino a México DC. Siendo las 10:45 am y con vuelo a las 11:25am nos dispusimos a entregar las maletas junto con el transportador de Rain, tuve que darle su golosina con un sedante para evitar que se estresase en el viaje otra vez.

Abordamos el avión en los últimos asientos ya que este vuelo era el último sin escalas que se diría a la Ciudad de México.

-¿Lista para tu nueva vida? –pregunte en un susurro-

-Desde que te vi –respondió con una sonrisa-

Sus labios eran tan suaves que derretían mi mundo, quería poder llegar al hotel para demostrarle cuanto la amaba.

365 DÍAS DESPUÉS

-Tranquila amor, estoy aquí contigo y no pienso irme.

-No me dejes, no te vayas...

-No lo haré, jamás.

Me separé de mi esposa al ver como la ingresaban a la sala de partos, el día en que me convertí en madre fue el más feliz de todos pero sin duda el día del parto es el más decisivo. Tenía miedo de que pasara una tragedia.

-¿Familiares de la paciente Issartel?

-Soy su esposa –respondí de inmediato- ¿Puedo pasar a la sala?

La enfermera asintió y me dirigió al cuarto de cuarentena donde desinfecte mis manos y cambie mi ropa por una bata especial junto a los guantes y mascarilla. Solo mis ojos quedaban al descubierto por seguridad del hospital.

-Aquí estoy amor, estamos juntas en esto.

Keana no respondía solo escuchaba sus gemidos de dolor, estaba sudando y su mano aferrada a la camilla de metal. Intente tomarle la mano pero solo pude escuchar un grito por parte de mi esposa y el doctor pidiendo que pujara pues el bebé estaba cerca.

Sabía que había complicaciones por el sexo del bebé, al ser niño era más grande y pesado. Keana tuve un embarazo de riesgo y ahora es donde la prueba de fuego comienza.

-¡PUJE! ¡PUJE!

El medico parecía desesperado por sacar a mi hijo, empezaba a preocuparme.

-Tú puedes amor, hazlo por nosotros, por nuestro hijo.

Escuché un grito desgarrador junto al llanto de un bebé que luchaba por respirar. Mi hijo había nacido, mi pequeño príncipe estaba vivo y lo tenía en mis brazos.

-Bienvenido al mundo Alejandro –susurré con ternura-

Keana estaba cansada pero despierta, le di un beso en la frente a través de la mascarilla y puse a Alejandro en su regazo para que lo contemplara, su mirada era de adoración completa. Tenía mis rasgos faciales pero la nariz era de su madre.

-Lo logramos Camila –susurró mi esposa con tono cansado- Lo hicimos...

-Lo hiciste amor, trajiste a Alejandro con nosotras –respondí tomando su mano-

La enfermera nos pidió retirarlo para los chequeos rutinarios no sin antes colocarle la pulsera de identificación con sus datos completos al igual que Keana.

"Michael Alejandro Cabello Issartel"

4, 300 kg/54 cm.

Dejé a Keana descansar mientras hacía todo el papeleo correspondiente para después visitar a mi hijo en la sala de recién nacidos. Se vea tan indefenso en ese estado, me recordaba mucho a su hermano Joe que ahora era su ángel protector.

Guardaespaldas Cabello | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora