Capítulo 64

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Camila POV:

Otro día más en la empresa. Estaba revisando la orden de compra de municiones para las prácticas de tiro, todo parecía correcto así que decidí firmarlo para que lo mandaran lo antes posible.

-Señora Camila, la señorita Marie Issartel la busca.

¿La hermana de Keana? ¿Qué hacía aquí? Lo que me faltaba, de seguro rechazaría la oferta y me haría otro problema judicial. Mi cabeza empezaba a dolerme.

-Hágala pasar por favor y tráeme un whisky Verónica, te lo agradecería mucho.

Mi secretaria asintió para luego darle pase a una mujer idéntica a mi difunta ex esposa, me tomo un momento recordar y asimilar que era su hermana menor. Se parecían mucho, fue inevitable el sabor amargo en lo boca. Recuerdos felices a su lado y luego la traición.

-Tú debes ser la esposa de Keana.

Su saludo fue burlón. Le dedique una mirada neutral, el dolor de cabeza no me estaba ayudando. Necesitaba un trago. Últimamente he estado tomando más de lo que me gustaría.

-¿Eres muda? Te estoy hablando.

Su voz demandaba mi atención. Muy parecida a Keana, ella también solía hacerlo cuando no le prestaba atención. Se notaba que eran hermanas.

-Lo siento, no sabía que vendrías. Tu abogado no me dijo nada.

¿Debería saludarle de beso o de mano? Era mi ex cuñada, ¿eso la hacía más cercana? Aunque sus padres nunca me dejaron entrar a la familia como tal.

-Señora Camila, su whisky.

Agradecí a Verónica de librarme de ese momento incómodo. Aproveche para invitarla a tomar asiento frente al escritorio. Mi corazonada me decía que tenía que tener cuidado con ella, algo me hacía ponerme alerta y eso me asombro, últimamente mi mente estaba tan rayada que no salía de mis pensamientos pero aquella mujer me había sacado de estos.

-¿En qué puedo ayudarte?

-Collins me informo que no me darías la casa. Aunque la oferta es tentadora, no la aceptare. Quiero el dinero y la casa porque me corresponden.

-Lo siento pero eso debió hablarlo con sus padres, en el testamento dejaron estipulado que esos bienes son de mi hijo.

-No me hables de usted, no soy tan vieja. Y ya sé que hicieron mis padres pero eso fue un error, esos bienes debieron ser míos.

Mi paciencia se estaba agotando, el dolor de cabeza repasando y el alcohol en mi sistema potenciaba mi mal humor. Tenía ya varios tragos de whisky encima, unos 3 mínimo.

-Mira Marie, puedo ser muy paciente pero ahora mismo estoy trabajando y no tengo tiempo para hablar de esto. Haré que mi abogado agendé una cita con el tuyo para hablar de esto, ahora debo seguir trabajando.

Termine mi bebida de un porrazo, ordene algunos papeles y seguí leyendo hasta que sentí sonido de molestia.

-¿Qué vio mi hermana en ti? Admito que estás guapa pero tu humor es un asco.

Me termino de joder el día. ¿Qué sabia ella de mí? Venía a hacerme problemas a mi empresa y ahora hablaba sobre mi ex matrimonio. ¿Qué se ha creído? Respire hondo, me levante de la silla y mirándole fijamente me descargue con ella.

-No sabes nada de mí, ni siquiera sabía de tu existencia hace unos días y mucho menos me apetece seguir aguándote. Así que voy a ser amable por última vez y te pediré que te retires de mi zona de trabajo sino quieres que yo misma te saque.

En sus ojos vi cólera, asombro, confusión pero también deseo. Era la misma mirada de Keana cuando estábamos a punto de tener sexo. ¿Qué demonios pasaba? ¿Acaso le ponía caliente que la botara de mi oficina?

Guardaespaldas Cabello | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora