CAMILA POV:
Ya era de noche y yo necesitaba hacer ejercicio así que decidí ir al gimnasio de la mansión Jauregui para hacer mi rutina de entrenamiento. Mientras me estiraba recordaba todo lo que pasó antes de convertirme en una guardaespaldas, todo lo que viví.
Crecer sin un padre.
Vivir con una madre depresiva.
Perderla a los 19 años.
Su abandono y pérdida.
Eliminé todos los pensamientos y me puse a correr en la caminadora, necesitaba sacar toda la ansiedad acumulada por los recuerdos, no quería llorar pero aún dolía recordar la muerte de mi madre, el enterrarla sin despedirme junto al ser que más amo. Subí la velocidad y pase de un suave caminar a un trote continuo, mientras corría pude ver como mi electrocardiograma portátil sonaba indicando que había alcanzado el límite pero no me importo.
Estaba tan centrada en el trote que no me percaté del sonido de mi celular, eran mensajes. No quería cortar mi trote pero puede ser importante o del señor Downey así que apagué la caminadora y tomé el dispositivo.
-Hola bebé
¿Qué demonios? Ese mensaje era de un número desconocido, no podía ver el número ya que también era privado. Dudé en responder pero quería saber quién era, quizás me querían asustar pero no lo conseguirían. Yo nunca comparto mi vida con alguien, nunca desde ese día.
-¿Quién eres?
Envíe el mensaje y revisé fuera de la casa para verificar que no había nadie espiando. Todo estaba libre alrededor y dudo mucho que se hayan metido a la mansión pues había demasiada seguridad en esta.
-Alguien que está interesada en ti, guapa.
Al menos sé que es mujer. Fruncí el ceño al no saber quién era, esto era irritante.
-¿Cómo obtuviste mi número?
Esperé a que me respondiera pero nunca llego la respuesta. Estuve casi 1 hora esperando pero no obtuve nada, abrí el contacto y llamé al número dándome con la sorpresa de que estaba ocupada la línea. Intenté 5 veces pero la línea seguía ocupada, me rendí y bufé de la irritación. Odiaba jugar al gato y al ratón, no me gustaba estar a ciegas.
Bloqueé el dispositivo y me retiré a la habitación donde estaba Dellisola dormido, pensé que podría ser él pero tenía su número guardado y me aparecería así que lo descarté. Tomé una ducha rápida y me acosté a la cama pensando en quién podría ser.
LAUREN POV:
Me levanté junto a Keana para luego vestirnos y bajar a desayunar. Todo ya estaba listo así que solo nos sentamos e intercambios algunas palabras con mi padre para luego retirarnos.
-Buenos días Cabello –saludé sonriente-
-Buenos días señorita –contestó sin expresión-
Subí al auto de mal humor, seguía sin sonreírme, ¿Qué necesitaba hacer para que al menos me dignará a mirar? De verdad quería que notara mi presencia pero para ella era invisible. El trayecto fue silencioso ya que Keana tenía que terminar su amado libro y cuando ella leía no había nadie capaz de sacarla de su pequeño mundo de letras.
Me gustaba leer pero no era una obsesiva encerrada en su mundo cada vez que tocaba un libro, borré los pensamientos al sentir el carro detenerse y la puerta abrirse.
-Síguenos de cerca Cabello –dije al bajar- no quiero que Iglesias se acerqué a mi o a ti, ¿entendido? –dije mirando sus lentes de aviador-
-Si señorita –dijo ella en tono formal-
Seguimos nuestro camino hasta el salón de clases con Camila detrás nuestros y Keana a mi lado leyendo su bendito libro. Al llegar pude ver a Iglesias dentro del salón con su sombra mirando a Camila de forma descarada. Deje a Camila en la puerta y entré hacía mi escritorio en frente con Keana al lado que dejo de leer.
-Terminé de leer –dijo sonriente- Me encanta este libro y me recuerda a ti –dijo entre risas para luego guardarlo en su bolso-
-¿A mí? –pregunte confundida-
-La protagonista es una celosa empedernida –dijo con una sonrisa- yo diría que hasta posesiva
-No soy posesiva –respondí calmada-
-Con Camila lo eres –insistió-
Antes de poder responderle sentí como una presencia se situaba delante de mí, fijé mi vista y era Verónica Iglesias.
-¿Ahora que rayos quieres? –pregunte molesta-
-El número de tu hermosa guardaespaldas estaría bien –dijo coqueta-
-Vete a la mierda –respondí molesta-
-Señorita Iglesias por favor le pediré que no moleste a la señorita Jauregui –dijo Camila con voz profesional pero jodidamente sexy-
No sé cuándo había llegado pero ya quería que se vaya gracias a la mirada tan descarada de la perra frente mío.
-Cierra la boca Iglesias que se caerá la quijada –dijo con burla Keana-
-Con una hermosura como Cabello cualquiera –respondió sin mirarnos-
-Concuerdo con Vero –susurró Lucía-
Vi como Camila se sonrojaba a pesar de su semblante serio y sus gafas negras. Yo no pude lograrlo y ¿ellas si? Mi nivel de frustración estaba al límite.
Salí de mi escritorio tomando mis cosas y sujetando a Camila de la mano sacándola de ahí. Salí y camine hasta los baños cerrando con seguro para luego tirar mi bolso a uno de los lavabos mientras me apoyaba en otros de estos.
-¿Se encuentra bien señorita? –pregunto Camila con esa voz profesional pero con un toqué de preocupación-
Negué con mi rostro molesto, ella ni me miraba pero se sonrojaba con palabras de unas perras baratas.
-¿Quiere que la lleve a casa? –pregunto con un tono cálido-
-Quiero que me mires –respondí con la cabeza gacha pero con molestia en mi voz-
-¿Disculpe?
-¿Qué tengo que hacer para que al menos me mires y no me trates como a tu superior?
-Son códigos del trabajo señorita –respondió en su habitual tono-
-Al menos llámame por mi nombre de pila –susurré cansada-
-Señorita...
-Lauren –corté su oración- Dime Lauren –pedí cansada-
-No puedo señorita, lo siento –respondió con un tono suave-
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Guardaespaldas Cabello | Camren
Hayran Kurgu¿Qué pasa cuando tu pasado vive contigo cada día? Camila Cabello, una joven de 24 años con un pasado oscuro que dañó su corazón hasta convertirlo en un lugar imposible de acceder. Lauren Jauregui, 22 años donde creció con una familia, amor y dinero...