Capítulo 26

2.3K 100 7
                                    

LAUREN POV:

Al llegar a casa junto a Keana, que extrañamente estaba callada, me encontré con la escena más irritante del mundo. Mi padre confesor de ser un convenido estaba tomando café con Felipe el empresario héroe.

-¡Lauren, hija! Que alegría verte tan temprano en casa –saludo mi padre desde su asiento de cuero negro-

-No digo lo mismo padre –respondí fastidiada-

Mi padre me lanzó una mirada mortal pidiendo que me comportará pero no quería fingir delante de un tipo que no me agradaba ni en lo más mínimo.

-Cabello puedes retirarte, tienes la tarde libre hasta que te llame.

Vi a Camila asentir y volver por el mismo camino hacia su motocicleta. Quería salir detrás de ella para no volver jamás pero no podía con la mirada de mi padre puesta en mí y el estúpido de Felipe con su sonrisa de "galán seductor".

-¿Interrumpo algo?

Keana apareció y agradecí al destino por ser tan generoso conmigo en estos momentos.

-No, ya me iba a mi cuarto, ¿me acompañas?

Keana asintió y fue suficiente para desaparecer entre las escaleras hacia mi habitación con una leve irritación.

-Odio que haga eso, no quiero ver a Felipe y no pienso casarme con él. –Hablé molesta al sentarme en mi cama-

Keana seguí muy callada como si estuviera pensando en cosas muy fuertes, parecía estar en otro planeta. Antes de poder averiguar que le pasaba escuché como tocaban mi puerta, al identificar que se trataba de una de las empleadas del hogar le di el pase.

-Señorita Jauregui su padre la espera en el patio delante, alega que es una salida urgente.

Fruncí el ceño y luego asentí. ¿Salida con mi padre? Bufé con molestia, no podría ver a Camila y la citación estaba hecha.

-Keana necesito que me hagas un favor.

CAMILA POV:

Estacioné la moto en un lugar seguro y enganché el casco al final de la moto con un seguro especial. Me senté en la banca blanca que había en el lugar esperando a Kate, estaba nerviosa pero agradecida porque aceptara verme. Vi la hora y estaba unos 15 minutos antes así que podía practicar como le diría lo que planeaba.

Después de unos 20 minutos pude ver como una chica se acercaba a mi dirección, con mis lentes negros no la reconocí al instante, era Keana.

-¿Keana? –pregunte confundida-

-Kate –susurró con una sonrisa-

Abrí mis ojos como platos, siempre estuvo cerca y nunca me di cuenta. ¿Cómo era posible?

-No sé qué decirte –susurré-

-No hables –pidió- solo demuéstrame que también me amas.

Se lanzó a mis labios con una necesidad única y le seguí el beso, era mi Kate. La chica que comprendía mis miedos, que hacía mi vida mejor y con la cual quería casarme.

-Te amo Camila –susurró contra mis labios-

Mi corazón estaba en frenesí, estaba frente a la chica de mis sueños. Por fin pude besar a la chica que comprendió cada cicatriz de mi alma.

-Te amo –respondí con cariño-

*

-Te comprenderá, yo sé que sí. Es hora de vivir nuestra historia Camila.

Asentí con cariño, esto era irreal. Estaba a punto de irme a México con la chica que amaba, quería mostrarle cada lugar de mi infancia y empezar una nueva vida a su lado.

Dejé la carta con Martha y me despedí de todos mis colegas, el abrazo con Alessandro duró mucho más. Estaba dejando a mi mejor amigo atrás.

-Sé feliz Cami, te lo mereces –susurró para luego besarme la frente-

Sonreí genuinamente a todos agradeciendo su amistad y salí de la mano con Keana, llenamos el taxi de maletas para luego subirnos riendo de felicidad con Rain ladrando a nuestro lado.

Mi nueva vida empezaba hoy.

Guardaespaldas Cabello | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora