Capítulo 40

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SHAWN POV:

La luz del amanecer empezaba a molestarme, estiré mi cuerpo rígido para luego abrir los ojos y encontrar que estaba solo en la cama king que había reservado con esperanza de dormir con Camila. Suspiré con el brazo extendido sobre el lado vacío de la cama, fijé mi vista en la cama más pequeña y ahí estaba ella junto a mi hijo. La imagen era tan tierna que empecé a llorar en silencio, después de tanto tiempo podía reunir a madre e hijo, había logrado mi misión.

Después de la ducha reconfortante y el cambio de ropa fui en busca del desayuno a una cafetería cercana al hotel, grande fue mi sorpresa al encontrar los pastelitos de banana que tanto le gustaban a Camila. No dudé y compré 3 de ellos junto con otros sabores para Joe. Al volver al hotel en silencio para no despertar a mis amores, preparé todo con sumo cuidado en una bandeja que encontré. Al finalizar pude escuchar como Camila despertaba a Joe con un tierno "despierta cariño, ya es de día", mi corazón volvió a saltar por segunda vez en esa mañana.

-Buenos días dormilones –saludé con una sonrisa y la bandeja llena en mis manos- les traje el desayuno como los reyes que son.

-¿Todo eso es para nosotros? –pregunto mi hijo con los ojos brillosos-

-Claro hombrecito, puedes elegir cualquiera –respondí con una súper sonrisa de felicidad-

Joe quedo quieto mirando la comida, su rostro reflejaba confusión pero con alegría. Mi sonrisa se borró.

-¿Qué pasa cariño? –pregunto Camila abrazando de lado al niño-

-Nunca he tenido tanta comida para mí –comentó en pequeños sollozos que salían con dificultad-

Camila lo abrazo más fuerte y dejo un pequeño beso en su cabello castaño. Me estruje al oír eso, mi pequeño había pasado tantas injusticias por un ser que no valía la pena recordar. Respiré hondo y le mostré mi mejor sonrisa.

-Pues desde ahora tendrás comidas solo para ti –dije mirándolo a los ojos- nunca más pasarás penurias... nunca más –lo abracé para esconder mi llanto-



Miraba la ciudad hasta que sentí a Camila rozar mi brazo izquierdo llamando mi atención. Tenía una mirada de cariño y felicidad en ella, quería ilusionarme que era por mí pero sabía que esa mirada no me pertenecía.

-Eres un gran papá Shawn –comentó con una pequeña sonrisa-

-Solo quiero lo mejor para ustedes dos...

Tomé sus delicadas manos entre las mías, estaba dispuesto a dejar mi relación con Maddie para empezar una familia con ella. Iba a proponérselo cuando ella soltó sus manos de las mías.

-Shawn yo... sabes que ya tengo a alguien en mi vida. No puedo y no quiero abandonarlos ahora.

Sentí algo romperse dentro de mí, quizás mi esperanza o mi amor. Pero dolía demasiado en ese momento.

-¿Por qué? –pregunte enojado- Solo quiero a mi familia de regreso.

La ojimarrón tenía la vista puesta en mí, nunca me había enojado con ella pero ahora mi dolor era más poderoso que mi razón.

-Lo que teníamos ya está roto Shawn, amo a Lauren ahora.

Mi enojo creció más, ella sabía todo lo que había hecho para estar con ellos y me rechazaba de nuevo. Quería gritarle pero me controle.

-Me aleje de mi padre, vendí mi riñón, trabaje por años para poder tener una carrera decente y llegué hasta el FBI... todo para que a ustedes nunca les falte nada.

Solté las palabras con rabia y dolor, mis lágrimas quemaban pero no me importaba llorar frente a ella. Quería que entienda mi dolor.

-Sé lo que has hecho Shawn –respondió con un suspiro- pero si te perdone fue por Joe.

Se retiró del lugar dejándome roto por dentro y con una rabia inmensa. Quería clavarme una daga en el pecho y no volver a despertar.

*

Después de lo sucedido en el centro comercial y contárselo a Martha con lujo de detalles decidí llamar a Camila, necesitaba tenerla conmigo. Alejandro estaba viendo sus caricaturas cuando me escabullí hasta mi habitación, marqué el número esperando respuesta pero nadie me contestaba. Intente otra vez y descolgaron la línea.

-¿Hola?

La voz juvenil de un chico me desconcertó, no era la voz de Shawn y mucho menos de Alessandro...

-¿Celular de Camila? –pregunte confundida-

-Sí, este es su celular –respondió aquella voz- ella no se encuentra ahora, ¿quiere dejar un mensaje?

-Dígale que su prometida llamó, gracias...

Colgué la llamada confundida, ¿él que contesto era Joe? No podía ser él, Camila me lo habría contado. Estábamos bien así que si lo hubiera recuperado yo sería la primera en saberlo.

Escribí un texto expresando mi confusión y mis sentimientos, esperé respuesta por unos 20 minutos pero no llegó. Me resigne y guardé el celular en el bolsillo trasero de mi pantalón. Al salir vi como Joe seguía en el sofá mientras que yo fui a la cocina a limpiar para borrar todos los pensamientos que rondaban mi mente.

Estaba tan metida en la labor que no escuché el timbre de la puerta hasta que Alejandro me avisó de ello. Un joven tenía un mensaje para mí, confundida firme el documento y recibí la caja azul con un lazo rojo. Lo examiné por un momento, Alejandro también lo hacía.

-¿De quién es el regalo? –pregunto confundido- ¿Es de mamá? –su voz sonaba feliz-

Leí la tarjeta y negué, conocía la caligrafía de Camila y sin duda esa no era. No había remitente así que opte por abrirla bajo la mirada de Alejandro. En su interior había una memoria USB.

-¿Te mandaron facturas de la cafetería? –pregunto Alejandro con confusión-

-¿Por qué lo dices campeón?

-Mamá suele guardar las facturas en uno igual pero de color negro.

-Quizás sea las facturas de este mes –mentí para evitar preguntas-

Alejandro asintió y se fue del lugar. Dejé la caja a un lado y busqué mi laptop, me demoré en encontrarlo pues no lo había usado desde que me mude. Al conectar el USB pude ver un único archivo, era un vídeo. Dudosa lo abrí y me arrepentí de inmediato.

Guardaespaldas Cabello | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora