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La visita consistió en caminar directo a la capital, pasaban a un paso calmado por las zonas, conversando o disfrutando del mismo silencio. Aunque se detuvieron al llegar a la entrada de Hotland. Tal como para Geno era una gran herida recordar su pasado, el laboratorio del Alphys era un balde fresco de culpabilidad para el mayor.

— Podemos transportarnos hasta la capital, si quieres.

— No, no... No me hará daño caminar por acá, de todos modos, debo hacerlo cuando trabajo, caminar contigo será mucho mejor.

Geno rodó su cuenca sonriendo, eligiendo el camino alternativo para no pasar por el laboratorio, aunque en uno de los pasillos en donde no había nadie, ambos terminaron jugueteando, terminando por tomar las manos del menor apegando su cuerpo contra la pared y robarle un beso cariñoso el cual fue correspondido también entre risas. 

Esa dulzura se había distorsionado ligeramente cuando el mayor le mordió su labio tirando un poco de él, había sido un acto que había hecho un lío mental al menor.

— Heh, no pude evitarlo.

Por el silencio, y el rostro rojizo de Geno, Blard miró a los lados antes de posar un brazo en la pared evitando que quien se asomara por ese lado viera, le había encantado su expresión.

— ¿Qué sucede...? —Dijo en voz baja, el menor parecía estar reiniciándose como lo haría su hermano, absorto— ¿Te he pillado por sorpresa?

— Fue... Muy tentador, Blard. 

Rió bajo.

— No... Esto es tentar. —Se acercó a su rostro con lentitud, casi rozando sus labiales contra los impropios, Geno tomó de la ropa ajena por los nervios de tenerlo de ese modo, había sido tan repentino que deseaba apartarlo, pero a la vez no, su boca estaba entreabierta deseando ser besado de una vez por él— Si quieres, bésame, no te detengo.

Esas palabras fueron mágicas, Geno al principio le dio un clank, pero no pudo aguantar más; le abrazó por el cuello casi lanzándose, besándolo apasionadamente, Blard se vio sorprendido pero no se demoró en alcanzarle, tomando de su cintura. Esos juegos eran peligrosos para ambos, tuvieron que separarse ruborizados con tal de relajarse y seguir su camino, debían llegar todavía a la capital.

Tiempo | BlenoWhere stories live. Discover now