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Ambos llegaron a la tienda en el cual Blard se tiró casi de bruces a la cama y Geno se sentó en la orilla para sacar el tejido que hacía de vez en cuando, sonreía enternecido por los múltiples piropos por parte del mayor, terminando por bajar su gorra haciéndole reír.

— Después de la siesta me sigues coqueteando, Tostadito. 

— Bien, bien, será lo primero que haga al despertar.

Geno rodó su cuenca y permitió que su novio vaya al mundo de los sueños. Así debía ser, como era su rutina que no detestaba, estaba cómodo, aunque debido por la tentación de la tarde, su mente estaba muy perturbada por lo siguiente.

Blard solía moverse un poco al dormir, además de suspirar pues su cuerpo necesitaba quitar aquel peso diario de algún modo, pero ahora su cabeza no dejaba de mal pensar cada sonido que salía de su garganta, tragando saliva intentando concentrarse en el tejido. Era imposible si el mayor se rascaba el pecho dejando ver parte de sus costillas.

Miró tragando saliva el cuerpo ajeno, estirado y relajado, no querría despertarlo, no obstante su cuerpo le estaba pidiendo lo contrario, y todo era por la culpa del otro.

— Maldito seas... Es tu culpa. —Se quejó dejando la lana aparte, gruñendo para así, con cuidado, subirse encima, justo sobre su pelvis.

Suspiró algo nervioso, no se creía lo que estaba haciendo, ¿Quién se lo creería? Estar sobre su novio dormido con intenciones nada puras. Se apoyó sin dejar peso sobre sus costillas, acariciando con cuidado, se sorprendía que el otro no reaccionara más allá de tenues movimientos, quizás debido a que junto a él no le costaba dormirse, y aprovechando eso, lentamente movió sus caderas.

Un movimiento pecaminoso, con mucho cuidado de no ser brusco, le producía escalofríos que necesitaba expulsar por suspiros, hasta llegar a ser jadeos junto a su aumento de velocidad, sus manos se fueron a los lados de la cabeza de su amado, debido a que necesitaba usar fuerza en las piernas para no caer ante sus temblores, su placer le hacía estar ciego que Blard se estaba despertando por el roce constante sobre él.

Con sus cuencas cerradas, sintiendo su propio bulto sobre la pelvis ajena, ahogó un suave gemido que fue el único antes de que sus muñecas fueran atrapadas por las manos ajenas, se asustó, deteniéndose de golpe, estaba incrédulo por ser descubierto. 

— Oh... P-Por Asgore, despertaste... Yo... 

— Geno... —Murmuró Blard ronco, el aludido podía escuchar la respiración adversa, también afectada por la estimulación— ¿Por qué haces esto cuando duermo...?

El de bufanda no supo qué decir, había vuelto a la realidad de golpe, Blard se sentó y ante ello el menor notó que también tenía una molestia bajo su pantalón, desvió la mirada pensando que iba a ser regañado, se lo merecía por haberlo técnicamente violado.    

— Mírame... No estoy enojado contigo. —Geno le miró de soslayo, mientras sus brazos estaban siendo acariciados.— No creo que sea común ésto en las parejas pero... ¿Fue mi culpa por lo de Hotland, no?

—...Sí. —Asintió.

El mayor soltó una risa destensando a Geno, le besó con cariño la mejilla volviéndose a recostar con algunas almohadas en la cabeza, se quedaron así por un momento, mientras ambos ordenaban sus ideas, los roces habían provocado conflicto en ambos, Geno sentía una gota de sudor bajar por su sien por el calor que su cuerpo tenía, más si Blard comenzaba a acariciar sus muslos en silencio, ya no pudo evitar comenzar un lento movimiento de caderas otra vez.

— Tú decides si seguir, amor. —Guiñó Blard ya despierto del todo.

No tuvo que esperar más, Geno volvió a seguir en sus movimientos de caderas con velocidad, lanzándose a besar a su pareja, sumergiéndose en placer nuevamente, hasta llegando las dos rondas con palabras sucias entremedio, entre los deseos que ambos querían pero lo decían a viva voz, pero esas palabras tan de la nada quedarían grabadas en sus mentes.

"Quiero hijos contigo, Blard... Una familia y casarme contigo."

Esa segunda ronda fue intentando cumplir al menos su primer deseo.  

Tiempo | BlenoWhere stories live. Discover now