84

107 21 2
                                    

Blard había ido al laboratorio para conversar con Alphys sobre el fenómeno climático que habían sufrido hace un par de meses atrás, la lluvia había sido demasiado extraña, y pese no haya provocado estragos, podría provocarlo si se repetía la ocasión. Por ello lo mejor era conversar con la monstruo lagarto para poder saber qué hacer, ya que ella tenía acceso a muchas características del núcleo.

Geno cuidaba de los niños esperando que su pareja regresara, estaba nervioso, sabía muy bien que a Blard todavía le costaba hablar con la científica, así que cuando regresaría, su amado estaría evidentemente tenso independiente de la respuesta de la mujer.

Pero no se esperaba que su estrés se notara en su rostro, serio, turbio.

— ¿Blard? —Habló mientras dejaba a los gemelos en la cuna— ¿Cómo te fue?

— Mal. —Respondió en seco, sentándose en la orilla de la cama mientras se llevaba las manos al cráneo; Geno jamás lo había visto así— Esa mujer quiere volver a experimentar con el núcleo, y tuvo el valor de preguntarme si me quería unir a esa locura.

— Blard, sabes que tiene las mejores intenciones al involucrarse en el núcleo, ella también se siente culpable por lo sucedido hace años.

— ¡El problema es que no quiero que vuelva a arruinar todo otra vez! A todos nos costó levantarnos después del incidente, perdimos tanto por la culpa de los dos...

— ¿Y si logran resolverlo, Blard? —Tragó saliva, el mayor había alzado la cabeza con el ceño fruncido, sus manos seguían en su cabeza, con los dedos tensos— No tienes que enojarte con ella, por favor dime que no le hiciste nada...

— Le grité. —Confesó, pero sin culpa— Está loca si quiere arriesgarse a perder todo por sus caprichos.

— No debiste gritarle. —Contestó, algo más firme, no podía creer que él hubiera hecho tal cosa, alzó una mano para llevarla al hombro ajeno— Así no se resuelven los conflictos, debes hablar con él y--

— ¡DEJA DE DEFENDERLA!

Blard gritó, levantándose con una expresión nada común en él, tal subida de tono asustó no solo al de bufanda, sino, también a los mellizos, quienes reaccionaron en romper en llanto.

Geno había quedado con su cuenca completamente abierta de estupor, por un momento pensó que lo iba a golpear, pero no dejaría que hiciera eso, estaba enojándose por su mal comportamiento.

— ¡ES LA VERDAD, BLARD! ¡ESTÁS SIENDO MUY CERRADO!

— ¡NO LO ESTOY SIENDO, NO QUIERO ARRIESGAR LA VIDA DE NADIE POR SUS ESTUPIDECES! ¡NO MERECE ESE CARGO SI PIENSA ESO! ¡NI SIQUIERA DEBERÍA ESTAR AQUÍ! 

El menor soltó un resuello por esas palabras, no se esperaba que los deseos del trabajador del desierto sean esos, tan destructivos. Frunció el ceño, tomando a los niños que seguían llorando por la discusión que estaban teniendo, miró al mayor, quien respiraba ligeramente agitado, con las manos en puño, aunque poco a poco parecía estar relajándose, arrepintiéndose en un procedimiento lento.

— Nunca debiste decir eso... ¡NO TE ACERQUES A MÍ NI A LOS NIÑOS! —Exclamó— ¡TÚ NO ERES BLARD!

Con ello, salió a un paso rápido de la tienda, llevándose consigo su bolso, no sabía dónde iría, pero no quería estar cerca de su pareja después de eso, no entendía esa versión de Blard.


Tiempo | BlenoWhere stories live. Discover now