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Blard bostezó por tercera vez en la noche, Geno no podía dormir, había tenido nuevamente un ataque de hormonas que le hacía desvariar en sus emociones, pero no sólo eso, también se agregaban los Antojos.

— Geno... No creo que sea muy moral querer comer carne de ave... —Dijo somnoliento, podría haber controlado bien a su prometido, pero era despertado varias veces, creyendo que por fin Geno se había dormido.

— ¿Y tortuga?

—... Geno, no te vas a comer al sabio Gerson.

— Aunque carne de cabra no suena tan mal...

—... Geno.

— ¿Por qué me miras así? Será porque estoy gordo con esta panza...

— Cinco meses... Geno, tus hormonas están vueltas locas.

— ¿¡Y ahora me dices loco!? Blard... Nunca te creí así.

Casi en un sollozo había dicho eso, y el mayor se llevó la mano al rostro para despejarse, Esperó un momento cuando el adverso le dio al espalda en la cama y con cuidado besó su cráneo, mimando su pancita de la cual sintió algunas pataditas.

— Amor, sabes que jamás te diría algo así, y a nuestros niños no les gusta que llores, ¿Quieres que te prepare algo de té para dormir cómodo?

— Snif... Bien...

Tras tomar el líquido, minutos después ambos pudieron dormir mejor, sin tener que oír más de los ataques caníbales de su novio.

Tiempo | BlenoWhere stories live. Discover now