Me desperté con ganas de vencer al mundo entero. Sentía que una fuerza interior iba creciendo dentro de mí, avanzando por mis venas y destrozando la corteza de mis miedos, haciéndome sentir inmune a todo.Me eché un vistazo al espejo antes de salir, arreglé mi melena con los dedos y ví que tenía una sonrisa de oreja a oreja. Patético.
Sin darme cuenta me encontré silbando mientras caminaba rumbo a los ensayos. Nunca había sido muy educado que digamos, pero ahora tenía ganas de saludar a todo el mundo. Me estaba sintiendo un poco idiota.
Decidí concentrarme en el ensayo, no podía pasarme pensando todo el día en ella, en mi pecosa, que bien se sentía saber que era "mi pecosa", sonreí nuevamente mientras me acercaba al escenario para encontrarme con mi compañera de reparto Susana Malrow, que siempre tenía una sonrisa dibujada en el rostro.
-Hola Terry – me saludó con una sonrisa.
-Hola Susana – le contesté inclinando ligeramente la cabeza
-Hoy estas muy contento - era una afirmación
Me limité a levantar una ceja, no sabía que responderle, me daba la impresión que siempre estaba pendiente de mi, pero no había ninguna razón.
Quise seguir avanzando al escenario pero ella me volvió a interrumpir.
-Sabes, estuve pensando que en esta escena – dijo apuntando al libreto –Podíamos acercarnos un poco más, realzaríamos a la escena.
No entendí como el acercarnos más podía realzar una escena. "Mujeres" repetí resignado en mi fuero interno.
-¿Estás de acuerdo? – me miró ansiosa.
Quise responderle que me daba igual, pero al ver sus ojos con cierto aire de suplica me limité a asentir una sola vez en forma afirmativa.
En ese momento el director nos llamó para ocupar nuestros lugares y empecé a darle vida al Rey de Francia, sabía de memoria mis líneas, casi no necesitaba el libreto, pero me molestaba de sobre manera cuando los otros actores se equivocaban en sus líneas y teníamos que repetir nuevamente la escena, pero lo que más me molestaba, era cuando Susana me quedaba viendo alucinada por unos instantes antes de empezar con sus líneas, era como si su mente se quedara en blanco, pero de pronto empezaba a recitar sus líneas, como si nada hubiera pasado, eso era lo que más me exasperaba. Decidí ignorar sus lapsus, a lo mejor mi mirada la perturbaba, me reí en mi fuero interno por las locuras que se me ocurrían. Ya necesitaba un descanso.
No pasó mucho tiempo cuando el director dio una hora para el almuerzo. Me encaminé a la salida a paso normal. Ahora que los ensayos habían terminado me invadió la nostalgia.
¿Qué estaría haciendo mi pecosa?
Ahora, esta nostalgia venía acompañada de un toque de felicidad porque la había vuelto a encontrar y no dejaría que nada ni nadie se interpusiera entre nosotros.
Mis pensamientos fueron interrumpidos justo el instante que salía del teatro.
-¡Terry, espera! – gritó Susana.
-¿Qué pasa? – me detuve.
A lo mejor el director había decidido continuar con los ensayos.
-No pasa nada, solo me preguntaba si...
-¿Si? - le presioné porque no quería perder el tiempo con ella.
-¿Si ibas a ir a algún lugar especial a comer? – preguntó con cierto brillo en su mirada.
En ese momento se me ocurrió una gran idea. Podía ir a ver a Candy. El hospital no estaba muy lejos y si tenía suerte podría comer con ella, porque de seguro en el hospital deberían comer en algún momento, ¿verdad?
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Rompiendo la Distancia
FanfictionTerry está en Nueva York preparándose para la obra del Rey Lear y Candy, en lugar de ir a Chicago a estudiar enfermería va a Nueva York. Un encuentro temprano dará inicio a un amor incontenible... Basado en los personajes escritos e ilustrados por...